Bollo Relleno.

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Bollito Rellenito.

El viento sopla con calidez.

El rostro sereno de un joven es acariciado con suavidad con el rose de las hojas que caen de las copas de los árboles.

Su mirada amatista se posa en aquella ofrenda que se encuentra al pie de la fría lápida, pero cálida cuando pegan los rayos del sol.

Levanta su mano la cual sostiene una taza llena de licor...

-... ¡Salud abuelo!

La voz varonil del joven se escuchó entrecortada en aquel valle Sanji donde descansan los restos de su abuelo Ishida.

Reposando debajo del árbol de cerezo, aquel joven recuerda con calidez la enseñanza de su abuelo.

Cuando era tan solo un pedazo de carne viviente su madre le llamó bollo relleno ya que estaba regordete y muy bien cuidado por dos personas amables y bien amadas.

Tenía meses de nacido cuando vio a su madre partir, él se quedó con su abuelo Ishida viviendo en esa acogedora casa en el valle Sanji.

- ¡Realmente amo este lugar!


Un día mientras dormía se escucharon gritos muy aterradores que provenían de afuera de la casa. Era un niño desesperado por qué le abrieran.

- ¡que pasa!, porque esos gritos, pequeño Washi.

-abuelo ande deprisa tome sus cosas y váyase de aquí de inmediato, el reino asido atacado por bárbaros no sabemos cuánto tiempo tarden en llegar aquí.

El anciano Ishida rápido tomó sus cosas al igual que las cosas del pequeño bollo rellenito. Washi le ayudo a empacar lo más que se podía llevar para el viaje.

- ¿adónde iremos?

-el rey Misaki me ordenó llevarlos a un lugar seguro donde solo nube blanca conoce, ahí estarán a salvo.

-bien nube blanca tú nos protegerás.

Nube blanca relincho se quedó quieto para que ataran una pequeña carreta donde echaron algunas cosas de valor del anciano Ishida.

Avanzaron unos cuantos kilómetros de su vieja casa cuando escucharon gritos de gente a lo lejos. Nube blanca apretó el paso conocía bien el sendero ya que cuando podían escaparse del palacio real Misaki junto con nube blanca, cabalgaba por diferentes senderos así que se metió entre los pastizales para perder el rastro.

Llegando a un pequeño pueblo el anciano Ishida vendió sus más sagrados tesoros esos eran los muebles que su madre le dejo cuando murió.

Teniendo dinero en sus manos compro algo de comida para los cuatro.

-nube blanca falta mucho para llegar. El corcel relincho moviendo su cabeza en forma de negación. Washi y el anciano Ishida se miraron sorprendidos no preguntaron más.

Terminaron de comer y de beber agua, sintiéndose más reforzados continuaron su viaje.

Nube blanca movía su cabeza observando a su alrededor. Se detuvo a unos cuantos pasos de un árbol relincho y movió su pata derecha indicando que habían llegado.

Desmontaron a nube blanca para mirar alrededor. No veían nada solo una enorme barda que está sobre un callejón sin salida.

Nube blanca con su pata derecha le indicó a Washi que jalara un montón de ramas secas que hay detrás del árbol de cerezo.

- ¡caballo loco!, ¿estás seguro?

-sino lo estuviera no te hubiera indicado el lugar preciso.

Antiguo Dolor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora