El día que había soñado desde que era una niña finalmente había llegado, pero las emociones que inundaban mi ser eran una mezcla de alegría, ansiedad y confusión. A pesar de estar rodeada de flores, música y una atmósfera de amor, había un nudo en mi estómago que no me dejaba en paz. Vestida en mi hermoso vestido de novia, me sentía atrapada, como si las capas de tela fueran una prisión que apretaba mi pecho y me dificultaba respirar.
Los minutos previos a la boda eran eternos. Intenté controlar mi respiración, pero la ansiedad me ganaba, haciendo que cada inhalación fuera un esfuerzo. Mi mente estaba abrumada por los recuerdos de nuestro viaje, de los momentos compartidos con Pierre y las palabras que aún resonaban en mi cabeza. Había intentado hablar con Francesco sobre lo que sucedió en la isla, pero cada vez que lo intentaba, mis palabras se atascaban en mi garganta.
En ese momento, Francesco entró a la habitación, una mezcla de ansiedad y anticipación en su rostro. Se acercó con ternura, buscando asegurarse de que todo estuviera bien. Sin embargo, su mirada se encontró con la mía, y su expresión cambió al instante. Vio la angustia en mis ojos y su mano se posó con suavidad en mi brazo.
- Giselle, cariño, ¿estás bien? - preguntó con voz preocupada.
- No, no estoy bien - admití con un tono de voz tembloroso - Necesito hablar contigo. Hay algo que he estado ocultando y no puedo seguir haciéndolo - Su expresión cambió, una mezcla de curiosidad y aprensión en sus ojos.
- Por supuesto, Giselle. Si hay algo en tu mente, siempre estoy aquí para escucharte - Se acercó y tomó mi mano con suavidad. Me senté en el borde de la cama, sintiendo que mi corazón latía con fuerza en mi pecho.
- Francesco, durante el viaje.... Algo pasó entre Pierre y yo - confesé, mi voz apenas un susurro. La tensión en la habitación se hizo palpable.
- ¿Qué... qué quieres decir? - Su rostro se tensó, como si hubiera esperado estas palabras pero no quisiera creerlas. Las lágrimas amenazaban con brotar, pero me obligué a seguir adelante.
- Nos acostamos, Francesco.Sé que es imperdonable, sobre todo en este momento. Pero necesitas no puedo negar que siempre ha habido algo entre Pierre y yo - se tomó un momento para procesar mis palabras. Suspiró profundamente y apartó la mirada, luchando con sus emociones.
-No puedo negar que esto me duele, Giselle. Y una parte de mi lo supuso la mañana que te llame, pero aprecio tu sinceridad - dijo con voz firme, mirándome de nuevo.
- Francesco, eres un hombre increíble y me has dado mucho más de lo que merezco. Pero no puedo mentir sobre lo que siento. Mi corazón pertenece a Pierre, siempre lo ha hecho- Ya no podía ocultar lo evidente por más que quisiera.
- Necesito tiempo para procesar todo esto, Giselle.Lo que más quiero para ti es tu felicidad. Y si esto es lo que realmente deseas, necesitas ser sincera contigo misma, no solo conmigo - suspiró y me atrajo hacía un abrazo cálido. - Vamos a resolver esto juntos, Giselle. Sea cual sea la decisión que tomes, estaré aquí para apoyarte -
Sus palabras resonaron en mi alma, y mientras lloraba en su abrazo, sentí una mezcla de miedo y liberación. Sabía que la decisión que tomará tendría un impacto en todos nosotros, pero también entendía que era esencial ser honesta conmigo misma y con los que amo
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Nunca había sentido un nudo en la garganta tan grande como el que tenía en ese momento. Mi mano temblaba en la de Francesco mientras caminábamos juntos hacia el altar. Los invitados nos miraban con confusión y sorpresa, mientras la música seguía sonando en segundo plano.
Al llegar al altar, Francesco tomó un respiro profundo y comenzó a hablar, su voz firme pero con una leve temblor.
- Queridos amigos y familiares, quiero agradecerles a todos por estar aquí y compartir este día con nosotros. Sin embargo, hoy tenemos un anuncio importante que hacer - Los murmullos comenzaron a extenderse por la multitud - Giselle y yo hemos tomado una decisión. Después de mucha reflexión y conversación, hemos decidido que no vamos a continuar con la boda -
Las expresiones en los rostros de los invitados pasaron de sorpresa a confusión. Francesco tomó una pausa antes de continuar - Nuestro amor es real, pero también hemos comprendido que hay veces en la vida en que no se puede luchar contra lo que el corazón realmente quiere -
- Todos ustedes son testigos de lo que Francesco y yo compartimos, y eso es algo que valoro profundamente. Pero también he llegado a comprender que no sería justo para ninguno de nosotros continuar si no puedo dar mi corazón por completo - Fue mi turno de hablar, y aunque las palabras me pesaban, sabía que debía ser honesta.
Mis ojos buscaban entre la multitud, buscando un par de ojos en particular. Sin embargo, Pierre no estaba a la vista.
- Esperamos que puedan entender y respetar nuestra decisión- concluyó Francesco.
El silencio se apoderó del lugar por un momento, antes de que algunos murmullos y susurros comenzaran a llenar el aire. No sabía cómo reaccionarían todos, pero sabía que habíamos hecho lo correcto al ser honestos sobre nuestros sentimientos.
Baje del altar, con el corazón aún latiendo con fuerza. Mi mirada buscó a Charles entre la multitud y me acerqué rápidamente a él, sintiendo la urgencia de encontrar a Pierre.
- Charles, ¿dónde está él?- pregunté ansiosamente, buscando en sus ojos una respuesta que esperaba.
- Debió haber ido a la playa, Gi - respondió en voz baja - Necesitaba un momento a solas, supongo. Intentó quedarse, pero creo que no podía soportar verte caminando al altar - me miró con una expresión comprensiva.
Mis manos se aferraron a mi vestido mientras el peso de la situación se hacía más fuerte. No podía dejar que Pierre se alejara sin enfrentar lo que estaba sucediendo. Sin pensarlo dos veces, me dirigí apresuradamente fuera del lugar. Mi mente estaba llena de pensamientos y emociones.
Sin pensarlo corrí hacia el auto que decía "recién casados". No me importaba lo que todos pensaran en ese momento, solo sabía que tenía que encontrar a Pierre.
Subí al auto y encendí el motor, conduciendo con urgencia hacia la playa. El camino se sintió interminable, mi mente llenándose de pensamientos sobre todo lo que había pasado entre nosotros, las risas, las lágrimas, los recuerdos compartidos. Pero también estaba la realidad del momento presente: estábamos parados en el umbral de una nueva decisión, una que afectaría el rumbo de nuestras vidas.
Finalmente llegué a la playa, el sonido de las olas y la brisa del mar me rodeaban mientras buscaba con la mirada a Pierre. Lo vi, sentado en la arena, con la mirada fija en el horizonte. Bajé del auto, mi vestido flotando a mi alrededor mientras me acercaba a él. --------------------------------------------------- Yo quede, tú quedaste, todxs quedamos como el Charles
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