Giselle's Pov :
Cannes, Francia.
Mientras nos dirigíamos a otra mesa de juego, intercambié una mirada cómplice con Pierre. Habíamos estado teniendo una racha increíble de suerte esta noche en el casino. Cada juego parecía estar a nuestro favor, y la emoción de ganar era contagiosa.
Pierre y yo nos acomodamos en la mesa, listos para la siguiente partida. Observamos las cartas sobre el tapete y evaluamos nuestras opciones. En medio de la emoción, me incliné hacia él y le susurré el próximo movimiento que debería hacer. Pierre me miró con una sonrisa y siguió mi consejo.
El juego avanzó, y cada carta que se volteaba parecía estar a nuestro favor. La tensión y la anticipación crecieron mientras las cartas eran repartidas y reveladas. Pierre y yo compartimos miradas cómplices en cada momento crítico, como si estuviéramos conectados por una intuición especial.
Finalmente, llegó el momento de revelar nuestras manos. Las cartas se mostraron una por una, y con cada revelación, la emoción aumentó. Al final, resultó que nuestra racha de suerte no había terminado. Habíamos ganado otra partida.
La atmósfera en el casino estaba llena de emoción y risas, mientras Pierre y yo acumulábamos nuestras fichas ganadoras. Después de un rato, al ver la cantidad que habíamos acumulado, llegué a la conclusión de que había sido suficiente. Decidimos canjear nuestras fichas por dinero real y luego nos miramos, con una pregunta implícita en nuestros ojos: ¿qué sigue ahora?
Parece que hemos tenido bastante suerte por hoy- mencioné con una sonrisa, observando las fichas convertirse en billetes. Pierre asintió, pareciendo estar de acuerdo.
Tienes razón, Elle. Creo que es hora de hacer algo más emocionante - respondió, tomando mi mano con entusiasmo.
Pierre tomó mi mano y antes de que pudiera darme cuenta, estábamos corriendo fuera del casino. La adrenalina del juego aún corría por nuestras venas, y la sensación del viento en mi cabello mientras corríamos a toda velocidad solo aumentaba mi emoción.
Me subí al auto junto a Pierre, estábamos avanzando a una velocidad vertiginosa. No pude evitar reírme mientras el viento golpeaba mi rostro y mi cabello se revolvía en el aire. Pierre manejaba con destreza, llevándonos a través de las calles de la ciudad con una intensidad que igualaba a la que habíamos experimentado en el casino
Después de un emocionante paseo, finalmente llegamos a nuestro destino: el lugar donde el ferry nos esperaba. Miré a Pierre con curiosidad cuando me tomó de la mano y subimos a bordo. La emoción seguía corriendo por mis venas mientras esperábamos para zarpar.
¿A dónde vamos?- pregunté, incapaz de contener mi curiosidad.
A una isla - me miró con una sonrisa enigmática. Mi corazón dio un vuelco ante su respuesta, llena de intriga y anticipación.
El ferry comenzó a moverse, llevándonos hacia la oscuridad de la noche. Me quedé junto a Pierre en la cubierta, observando cómo las luces de la ciudad se desvanecían a medida que nos alejábamos. La brisa marina acariciaba mi piel, y la sensación de estar en ese momento con Pierre era simplemente mágica.
Mientras navegábamos hacia lo desconocido, me sentí llena de emoción y felicidad. No importaba a dónde nos dirigíamos, estaba contenta de estar allí con él. La noche había sido llena de sorpresas y momentos inesperados, y sentía que este viaje a la isla sería igualmente memorable.
No pasó mucho tiempo antes de que llegáramos a nuestro destino. Pierre me ayudó a bajar del ferry y, apenas puse un pie en la isla, quedé completamente impresionada por la vista que se extendía frente a mí. Aunque aún estaba oscuro, podía percibir su belleza única.
Las luces tenues de la isla iluminaban suavemente el paisaje circundante. Los edificios históricos y las calles empedradas parecían sacados de un cuento de hadas. Sentí como si hubiéramos llegado a un lugar mágico, apartado del bullicio de la ciudad y del resto del mundo.
Bienvenida a Santa Margarita - me susurró, y un escalofrío recorrió mi espalda. Era una sensación que solo él podía provocar en mí, un efecto que perduraba a pesar del tiempo y la distancia.
No puedo creer que me trajiste aquí - le dije con asombro en la voz. Me volví hacia él con una sonrisa que no podía contener, sus ojos encontraron los míos, y pude ver el brillo de la complicidad entre nosotros.
Pierre tomó mi mano y comenzamos a caminar por las calles de la isla. El aire estaba lleno de un aroma fresco y salado, y el sonido de las olas rompiendo en la orilla cercana nos envolvía en una especie de tranquilidad. A pesar de que era de noche, la isla estaba viva con la energía de sus Llegamos a un pequeño restaurante que todavía tenía sus puertas abiertas, y nos acomodamos en una mesa al aire libre. Las luces colgantes sobre nosotros lanzaban destellos dorados sobre la mesa, creando un ambiente íntimo y acogedor. Las risas y conversaciones de las mesas cercanas se mezclaban en el aire, formando una sinfonía suave y relajante.
Pierre solicitó una botella de vino y una tabla de carnes frías para compartir. Mientras esperábamos, nuestros ojos se encontraron en medio de la luz tenue, y compartimos una sonrisa cómplice.
Habíamos compartido tantos momentos a lo largo de los años, y este parecía ser uno de los más especiales.residentes y visitantes.
El vino añadía un toque de calidez a la noche, y alzamos nuestras copas brindando por la memoria de momentos pasados y por el presente que estábamos compartiendo. Nuestra conversación fluía con naturalidad, como si el tiempo se hubiera vuelto más lento para permitirnos disfrutar cada palabra y cada risa.
De repente, el suave murmullo de la conversación se mezcló con notas de música que llenaban el aire. Giré la cabeza hacia el origen del sonido y me encontré con un señor que tocaba tambores, rodeado de personas que se movían al ritmo de la música. La energía y el ambiente festivo eran contagiosos, y en ese momento Pierre se levantó de la mesa y me ofreció su mano con una sonrisa juguetona en los labios.
Sin dudarlo, tomé su mano y me puse de pie. Nos dirigimos hacia donde la multitud estaba bailando, y en cuestión de segundos, estábamos entre ellos, moviéndonos al ritmo de la música. La brisa marina acariciaba nuestra piel mientras nos movíamos juntos, y la sensación de estar en los brazos de Pierre me llenaba de una alegría indescriptible.
Bailamos como si no hubiera un mañana, dejándonos llevar por la música y la conexión que compartíamos en ese momento. Pierre me guiaba con destreza, sus movimientos fluidos y seguros me hacían sentir como si estuviéramos en perfecta sintonía. Nuestras risas se mezclaban con las de los demás, creando una sinfonía de alegría y diversión.
En un momento, Pierre me atrajo hacia él y posé mi cabeza en su pecho mientras continuábamos bailando. La fragancia de su loción, una que había sido mi debilidad desde que éramos adolescentes, llenó mis fosas nasales y despertó recuerdos y emociones. Cerré los ojos por un instante, dejando que el momento y la música me envolvieran por completo.
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LA QUE SE VIENEEEEEEEEEEEEEEEE ¿mini maratón o k?
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ᴀꜰᴛᴇʀɢʟᴏᴡ ❘ ᴘɪᴇʀʀᴇ ɢᴀꜱʟʏ
Fanfictionᴛᴇʟʟ ᴍᴇ ᴛʜᴀᴛ ɪ'ᴍ ᴀʟʟ ʏᴏᴜ ᴡᴀɴᴛ ᴇᴠᴇɴ ᴡʜᴇɴ ɪ ʙʀᴇᴀᴋ ʏᴏᴜʀ ʜᴇᴀʀᴛ