Un salvador

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Dina flotaba en la nada, sentía su cuerpo liviano ser llevado por una fuerza superior. Pero de pronto el frío le calo hasta los huesos, sintió sus extremidades pesadas, y sintió como era halada hacia abajo con fuerza.

Grito pero no emitió ningún sonido, sin embargo sintió como su boca se lleno de agua y trago una enorme cantidad de agua salada.

Se estaba ahogando...

Nado hacia arriba con todas sus fuerzas hasta lograr sacar su cabeza del agua y tomar una bocanada de aire.

Le dolía el costado y sentía su cabeza perdida debido a la falta de oxígeno pero no podía rendirse.

Nado con todas sus fuerzas hasta que llego a la orilla en donde se desmayo por unos minutos.

Desperto temblando de frío, mojada y herida pero viva.

Se levanto con dificultad y camino unos pasos cuando escucho a un hombre gritar.

-Ey tú, ¿te encuentras bien?

Él hombre se acercó y la sostuvo antes de que Dina se desmayara de nuevo.

Abrió los ojos, vio un techo de madera y sintió el delicioso calor del fuego. Estaba seca y cubierta con una manta de lana.

-Al fin despiertas - soltó el hombre desde el fogón donde revolvía una hoya.

-Hola... - soltó Dina con una voz muy diferente a la suya.

-¿Hola? ¿Es todo lo que se te ocurre decir?

-¿Qué debería de decir?

-No lo sé... pensé que cuando despertarás todo estaría más claro pero... todo sigue igual.

-¿A que te refieres?

-Te vi saltar del acantilado. No deberías estar viva pero lo estás. Y yo... no debi haberte traído conmigo... todos me acusarán de... ser amigo de una bruja.

-¿Una bruja?

-Eres eso... o en realidad... eres un ser de otro mundo, lo que es mucho peor. ¿Eso eres? ¿eres un diablo?

-¿Disculpa? - comenzó a toser con fuerza y escupió algo de agua.

-No debí ayudarte, si alguien lo sabe...

-No... no deben saberlo. Puedes decir que... me encontraste... en otro lugar.

-¿Eres una criada del castillo, cierto?

-¿Qué?

-Tres ropa muy fina. ¿Por qué saltaste?

Dina miro sus ropas secándose en una silla, era el vestido de Mery. 

-Yo... no salte... - fue lo único que se le ocurrió decir aun algo conmocionada, esto quería decir que había vuelto a ser Mery - me caí...

El hombre entrecerro los ojos sin creerle.

-Yo... a veces camino dormida y creo que... eso fue lo que sucedió... caminaba dormida y resbale.

-Dicen que los que caminan dormidos tienen demonios dentro.

-¡Demonios! ¿Es la única respuesta para todo lo que les pasa?

El hombre asintió asiendo una mueca.

-De acuerdo... mira... gracias por ayudarme. Salvaste mi vida. ¿Cual es tu nombre?

-Demian.

-Gracias Demian. Debo irme.

-No, esta aun oscuro. No puedes salir ahora.

-Debo irme, tengo que...

Entonces se dio cuenta. Si estaba en el tiempo antiguo, y era Mery... si había llegado cuando ella había saltado del acantilado... entonces era muy tarde... Alec ya había sido encerrado en ese maldito retrato.

El retrato del Duque.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora