La promesa

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Pasaron algunos días en los que Dina vivió la vida de Mery, la vida de una sirvienta de mil quinientos enamorada de su amo y señor.

Alec no daba indicios de haber vivido una aventura extraordinaria. Parecía estar siempre alegre, montaba su caballo, hacia lo que fuese que hiciera en las tierras de su padre el día entero y de noche, llegaba con ella en la oscuridad y la hacía suya.

Dina no sabia si preguntar... porque... si la respuesta era una que no quería escuchar, la rompería el corazón.

¿Y si no la recordaba? O peor... ¿que pasaría si la recordaba, si la recordaba a la perfección... pero no le importaba... si no le importaba Dina porque al fin había vuelto a Mery?

Mery... era ella quien Alec realmente amaba, a quien siempre amo. Y Dina... solo fue una mujer que conoció en una época que ni siquiera era suya.

Sintió la mano de Alec pasar por su mejilla.

-¿Por qué lloras, amor mio? - pregunto en esa dulce lengua parecida a un cántico.

-Me preguntaba... ¿si alguna vez... amaste a alguien... que no fuese yo?

Alec rio bajo y la abrazo más fuerte.

Estaban en la cama de Alec, entre la oscuridad, como siempre, solo la tenue luz de la luna les permitía ver sus facciones en la penumbra.

La mano de Alec acaricio su mejilla y Dina estuvo segura de ver una tristeza profunda en sus ojos.

-Una vez... pero... no se si fue real... o un sueño.

-¿A quien? Alec... tienes que decirme.

El ceño del hombre se arrugó, tratando de recordar.

-Era... pequeña...y con cabello como la miel... tal vez fue alguien que conocí en otro tiempo... no logro recordar de donde.

Dina comenzó a llorar más fuerte. Alec la recordaba... aunque muy frágilmente y estaba segura de que terminaría por olvidarla.

-No, no mi amor... es solo un sueño... te amo a ti... tú eres la única en mi corazón lo juro.

-Alec... si por alguna razón... El destino nos impidiera estar juntos...

-Eso no pasará, ya te lo dije, he hablado con mi padre y ha accedido...

-No me refiero a tu padre... si no... a... algo más fuerte...

-Sshhh -  solto Alec tranquilizandola - no amor mio, nada nos separara, yo no dejaré que eso suceda.

-Alec... siento que me voy... siento que me alejo con cada día que pasa - soltó entre sollozos.

Era verdad, cada día se sentía mas como un sueño. Era Mery, tratando de recuperar su cuerpo desde dentro de ella.

No quería, quería quedarse con Alec, sin importar el tiempo o el lugar.

Alec tomo su rostro y la beso, para luego susurrarle las palabras que sellarian su destino, el de ambos, entrelazados en las eras.

-Estaré contigo siempre, y si por algún motivo el destino nos separa, iré a buscarte, y en esta vida o en la otra, te encontrare y te amare como el primer día, eso te lo prometo amor mio.

-Siempre, no importa el tiempo...

-No importa el tiempo... te encontrare.

-¿Lo prometes?

-Lo prometo.

El retrato del Duque.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora