Atrapado entre dos infinidades

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Dina no sabía cuánto tiempo había pasado desde que Alec había salido al balcón. Ivy había subido con el té y por las suplicas de Dina los dejo solos de nuevo. Al menos lucia menos pálida.

Tomo aire y salió al balcón, el viento era fresco a pesar de estar en pleno verano aunque él parecía no sentirlo a pesar de ir vestido solo con un kilt. Tenía sus manos sobre la baranda, lucia solemne.

Se paró a su lado tratando de reconfortarlo. Dudaba si hablarle sobre sus sueños, después de todo, sonaba a una locura. ¿Cómo él lo comprendería?

-Toda mi familia... las personas que conocí... se han ido. – soltó de pronto.

Su voz era ronca y profunda. Y en la oscuridad de la noche, a Dina le pareció extrañamente reconfortante.

-¿Co... como sabes que estabas en el retrato? ¿Estuviste consiente todos estos años?

-No. Ella... - suspiro profundamente – se suponía que tenía que casarme con esa mujer. Estábamos comprometidos desde hacía mucho tiempo, pero yo... me enamore de alguien más...

Mary – pensó Dina.

-Iba a huir con ella... no tengo idea de cómo se entero pero... el día en el que debíamos zarpar... vino a mi habitación junto a mi padre, discutimos y... me hechizo... me habían dicho que era una bruja pero yo no creía en esas cosas... fui un necio... debí tener más cuidado.

-Lo lamento... - soltó Dina con el corazón roto.

-Durante un tiempo... si tuve conciencia... era como... como estar atrapado dentro de un frasco, por más que intentaba gritar o moverme, no podía... con el tiempo... comenzó a invadirme... un.. Sueño... un sueño al que no podía oponerme por más que lo intente. Desperté hoy mismo... como si todo... hubiese sido ayer.

-Debes estar muy desconcertado con todo esto...

-¿Sabes que le sucedió a mi familia?

-Yo...

Por primera vez Alec se dio la vuelta y la miro, sus ojos negros traspasaron lo suyos.

-Si sabes algo debes decirme, no puedo vivir con esta incertidumbre.

-Hay un libro en la biblioteca, una especie de diario extraño. Y tiene algunas cosas, fotografías y... anotaciones. Al parecer... la duquesa... murió bastante joven... y el duque... bueno, con el tiempo... lo llevaron a un... asilo para personas dementes... y tu hermana... ella se caso y se fue... jamás volvió.

-¿Qué hay de mi? ¿Qué mentira fue la que le dieron al mundo?

-No lo sé... algunos decían que tu propio padre te había asesinado... otros que habías solo... desaparecido.

Alec suspiro de nuevo.

-Supongo que Mary pensó que la abandone... - cerro los ojos con pena y sus manos apretaron la baranda con fuerza.

Dina decidió no decirle aun lo que sucedió con Mary. Tal vez jamás le diría.

-Lo lamento – dijo de nuevo sin saber que mas decir.

Sabía que debería dejarlo. Que tal vez necesitaba estar solo, que seguramente eso quisiera. Pero simplemente no podía. Había algo en ese enorme hombre vestido solo con un kilt negro que la impulsaba a estar cerca. Sentía su pena y no deseaba nada más que abrazarlo y consolar sus pérdidas.

-¿Ahora tu familia es la dueña del castillo? – pregunto Alec después de un corto silencio.

-Así es... mi abuelo lo compro hace algunos años y al morir... me lo heredo.

Alec asintió.

-Entonces no hay nada aquí para mí... nada...

-No yo... puedes quedarte. Por lo que a mí respecta, eres el verdadero dueño de este lugar. Las personas del pueblo aun hablan de ti... de tu recuerdo... tal vez podrías...

Calló al mirar sus ojos. La veía con una mirada extraña.

-Siento... como si te conociera. Sé que es imposible pero... es como si... hubiese visto tus ojos antes.

Dina tomo aire.

-Yo... sé que esto sonara extraño...

-¿Mas extraño que salir de un cuadro embrujado con magia negra?

Dina rio nerviosa.

-Es que yo... cuando llegue aquí, hace... no mucho en realidad. Comencé a... tener estos sueños... sueños muy extraños.

Alec se cruzo de brazos sobre su pecho desnudo y frunció el ceño prestándole toda su atención.

Dina volvió a tomar aire y lo dejo salir de a poco.

-Yo soñé... soñaba... contigo. Era como si... volviera... me fuera... llegara, a otra época, a tú época. Podía verte, hablarte... y... tocarte. Era tan real.

Omitió el hecho de que con tocarlo se refería a la vez que habían hecho el amor.

Alec se volvió, mirando de nuevo a la noche, cavilando sus palabras.

-No sé por qué pero... creo... que de alguna manera estamos... - ¿conectados? ¿Unidos? ¿Estancados juntos?

-No hay nada de esto que yo comprenda. – Soltó Alec - y por primera vez en mi vida me siento... perdido. Solo... débil.

-No. No estás solo, ni eres débil. Tal vez estas un poco perdido, todos lo estamos en algún momento pero... te prometo que estaré contigo... Alec - Toco su hombro desnudo, era tan cálido, tan real. – Tal vez... si existió tal magia que te trajo aquí... tal vez exista magia que te lleve de regreso.

Alec la miro.

-Podemos intentarlo. Buscaremos una forma... te prometo que te ayudare. No estás solo... estaré contigo...

Alec asintió y miro al horizonte en donde el cielo y el mar se unían a lo lejos. Se pensó justo ahí, en el medio, oprimido, atrapado entre dos infinidades. Pero de alguna manera, la mano de esa mujer sobre su hombro, lo traía de regreso a la tierra y sus palabras le daban esperanza. 

El retrato del Duque.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora