¿Es este el hombre que ha viajado en el tiempo?

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-Dijiste que te habían enviado a la habitación de los amos. Que a mi me enviaron a las cocinas - la pelirroja parecia muy molesta.

-¿Y no fue así? - soltó fingiendo inocencia.

-No, no fue así y me han puesto una regañina por no poner atención, cuando eres tú quien no puso atención.

-Lo lamento.

-¿Tú lo lamentas?

-Déjala en paz, ella no está bien hoy... - soltó una mujer entrando a la cocina con una cesta llena de ropa limpia.

-¿Y que le sucede? - pregunto Kate poniendo los brazos en jarras.

La mujer la miró algo preocupada. Dina la reconoció como aquella mujer que consolaba a Mery cuando penso que Alec la había abandonado.

-Me he sentido un poco enferma pero ya estoy mejor - respondió Dina.

-Bien, vayan a servir el desayuno entonces - solto la mujer a ambas y las dos chicas tomaron una bandeja, Dina no tenía idea de cómo servir el desayuno pero siguió a la pelirroja imitando cada uno de sus movimientos.

De pronto el mundo paro, el aire dejó de entrar a su pecho... todo a su alrededor se congelo por un momento.

-Alec... - susurro mientras sus miradas se encontraban.

Él estaba ahí, sentado a la mesa junto a sus padres y su hermana.

Su oscura mirada la siguió mientras como una autónoma conseguía dejar la bandeja sobre la mesa y retirarse de nuevo a la cocina junto a Kate.

Su corazón de pronto comenzó a latir con una rapidez extraordinaria, compensando el tiempo que había dejado de latir hacia un momento.

Estaba aquí, estaba aquí... no encerrado en un retrato... estaba ahí, sentado a la mesa... hablando, comiendo... 

El tiempo transcurrió como una eternidad hasta que el desayuno terminó, los condes se retiraron, también la servidumbre continuo con sus labores del día. Dina esperaba poder encontrarse con él, pero ¿donde?

Entonces Alec entro a la cocina. Las mujeres que aún se encontraban ahi dejaron de hacer lo que fuese que hicieran y lo miraron, esperando alguna indicación.

Alec miro a Dina... Mery, y hablo.

-Necesito que subas a mi habitación... mis sabanas necesitan ser cambiadas y... tengo... algunas cosas que limpiar.

Las mujeres se volvieron rápidamente a sus asuntos, sabiendo que el señor quería algo más que cambiar sus sabanas, dándole a Mery una mirada reprobatoria antes de verla salir.

Cuando al fin, Dina y Alec llegaron a su habitación Alec la atrapo en un fuerte abrazo, para después besarla frenéticamente.

-Mery... - tomo su rostro entre sus manos y la miro con ojos llorosos - Mery... lamento no haber aparecido en el puerto... mi padre... mi padre y Marisa... ellos me tendieron una trampa... pero ya no importa, no pudieron hacerlo... lamento si pensaste que te habandone. Jamás lo haria... sabes que te amo.

Dina asintió sin estar segura si decirle quien era en realidad. ¿Seria este el hombre que había viajado en el tiempo y la había amado? ¿La recordaría? O tal vez, si le hablaba de ser una mujer de otro tiempo pensaría que estaba loca.

Decidió no decirle nada por ahora, no hasta estar segura de que este hombre era el Alec que ella conocía.

Así que solo asintió, asintió y lo beso, lo beso, abrazo y dejo que la llevara a la enorme cama que él poseía. Y lo amo. De nuevo.




El retrato del Duque.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora