Capítulo 8

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Los pasos apresurados se escuchaban por el cuartel. El soldado buscaba por todas partes al sargento, pues nueva información había llegado y necesitaba entregársela cuanto antes. Al entrar a una de las habitaciones, por fin lo encontró, parecía tranquilo, pero sabía que en el momento en que leyera el informe, todo se saldría de control.

-Señor- lo saludó- hay información importante-

-¿Sobre qué?-preguntó, mientras seguía revisando los resultados del experimento de hacía una horas.

-Es sobre Wanda Maximoff- mencionó, entregándole un sobre.

-¿Qué han encontrado?-preguntó interesado, tomando lo que el soldado le tendía.

-Una cámara la ha captado guardando un objeto misterioso- respondió con seriedad.

El sargento comenzó a recorrer el informe con la mirada, para después detenerse en las imágenes que habían en el sobre. Claramente se podía ver en ellas a Wanda saliendo del departamento de Bucky, pero lo que llamó su atención fue aquello que brillaba levemente en sus manos. Los tubos del suero realmente estaban en su posesión.

-Así que era verdad- espetó con enojo el sargento.

-Realmente parece que se trata del suero del supersoldado- comentó el soldado.

-Bien, tendremos que actuar cuanto antes- respondió el sargento.

-¿Cómo quiere que procedamos?-

-Quiero sigilo absoluto. Traigan esos tubos a nosotros- ordenó con determinación- hagan lo que sea necesario para obtenerlos. No me interesa si ella sale con vida o no-

-Sí señor- respondió el soldado, para después salir de la habitación.

El sargento mantenía la mirada fija en aquella fotografía de la vengadora donde se podía ver cómo portaba consigo los tubos del suero. Por fin estaba cerca de obtener lo que necesitaba para crear el nuevo grupo de superhéroes leales al gobierno.

-Esa perra traidora lo pagará- murmuró para sí mismo, mientras comenzaba a guardar todo en el sobre que le habían entregado.

* * *

Al entrar en su departamento, Wanda comenzó a tomar todo lo que fuera necesario para el viaje, pues estaba decidida a terminar con los sueros de una vez por todas. El pequeño perro la seguía a cada paso que daba, como si supiera que su dueña estaba por meterse en problemas.

Sabía perfectamente que tendría que preparar todo para el viaje hasta Quebec, pero en ese momento solo pensaba en salir de su departamento lo más rápido posible.

Caminó hasta su habitación y tomó una mochila para después comenzar a llenarla con su ropa. Solo tomó unas cuantas prendar, pues no pensaba quedarse en Canadá por mucho tiempo. Su plan era simple, llegar a Quebec mañana por la mañana y tan pronto pudiera contactar a la genetista, iría a entregarle los tubos para que pudiera anular su efecto.

Los minutos pasaban, hasta que tuvo todo listo en su habitación. Pero ahora estaba en una encrucijada, pues no pensaba dejar a su perro solo en el departamento, y la única persona a quien se lo dejaría no le permitiría irse sola.

Realmente se sentía mal por haber atacado a Bucky de aquella manera, pero no pensaba perjudicarlo más de lo que ya lo había hecho. Sabía que él estaba aún en tramites para que el gobierno lo dejara de ver como alguien peligroso por todo lo que había hecho en el pasado, y si se miraba involucrado en su plan, el perdón jamás llegaría.

Ser valiente es comenzar de ceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora