Capítulo 12

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La luz del sol se había presentado en la habitación, por lo que Wanda despertó con pereza. Al abrir los ojos se encontró en la cama, por lo que se sintió confundida, pues la noche anterior había estado junto a Bucky en el suelo, sentada mientras intentaba tranquilizarlo lo suficiente. Ni siquiera había notado en qué momento se había quedado dormida, por lo que se sentó en la cama.

Al voltear hacia un lado, se encontró con Bucky, quien aún dormía plácidamente. La respiración acompasada del pelinegro le indicaba que realmente seguía dormido, por lo que volvió a recostarse, intentando no despertarlo al moverse demasiado sobre la cama.

Se movió con lentitud hasta quedar frente a él, viendo cada lugar de su rostro sin impedimento. Sus largas pestañas se movían levemente al respirar, llamando la atención de la castaña. Nunca había estado tan cerca de su rostro, por lo que no se había percatado de los diminutos lunares que decoraban su rostro.

Se sentía tímida ante su presencia, a pesar de que se encontrara dormido, pero no apartó la mirada de su rostro. Recorría su cara con la mirada, apreciando lo que se encontraba delante suyo. Bucky realmente era un hombre de buen parecer, y por primera vez se había detenido a contemplarlo.

Podía entender cómo en su juventud había acaparado la atención de las mujeres de la época, pues incluso para los años en los que se encontraban, él era demasiado atractivo.

Repentinamente comenzó a sentir cómo sus mejillas se ruborizaban levemente, pues nunca había pensado de esa manera de él, pero al tenerlo tan cerca, podía ver lo que antes no había podido apreciar. Su rostro era afilado, como si de un cuchillo se tratara, y su nariz respingada le daba ese toque varonil. La barba de no haberse afeitado en días comenzaba a salir, haciéndolo aún más agradable a la vista. Era la primera vez desde la muerte de Visión que sentía curiosidad por un hombre, y comenzaba a intimidarla.

En el pasado, Visión había sido el primer hombre, o ser, por el que había mostrado un cariño más allá de una amistad, pero ahora tenía a Bucky frente a ella, deleitándola con su simple presencia.

Su mirada instintivamente se detuvo en los labios de él, llamándole la atención. Su consciencia comenzó a nublarse al pensar en lo que sentiría si uniera sus labios a los de él, y como si de un imán se tratara, se acercó levemente más a su rostro.

Sabía que no tendría la valentía para hacerlo, pero al tenerlo tan cerca estaba tentando a la suerte. Su mano acarició el rostro de Bucky, como si quisiera descubrir si realmente era de verdad. Sus dedos lo tocaban muy débilmente, temiendo despertarlo. Estaba demasiado absorta contemplando su rostro que no notó el momento en que su mano de metal se movió.

Bucky había despertado en el momento que ella se había sentado en la cama, pero permaneció impasible, esperando a que saliera de la habitación, mas no esperó a que la castaña se volviera a recostar, ni mucho menos que comenzara a acariciar su rostro.

Llevaba todo ese rato sintiendo cómo la mirada de Wanda recorría su rostro, y cómo se había acercado más a él, haciéndolo sentir desesperado. No quería asustarla, por lo que simplemente dejó que ella siguiera con lo que fuera que estuviera haciendo, mientras hacia uso de todo su autocontrol para no abrir los ojos.

Wanda no era consciente de la batalla interna que estaba teniendo Bucky al dejarlo en esas circunstancias, por lo que se tomó todo el tiempo del mundo para seguir apreciando el rostro tranquilo de él.

Su piel se encontraba erizada por la cercanía, pero no podía alejarse de su presencia. Bucky era un hombre que sin duda haría a cualquier mujer fantasear, y ella no era la excepción.

Aún cuando no quisiera reconocerlo, los días a su lado siempre eran mejores, no se sentía sola en ese mundo al que había llegado después del blip. Él entendía ese sentimiento de soledad que la arropaba desde hacía meses, la entendía demasiado como para poder comportarse como normalmente lo haría, y lo que estaba sucediendo en ese momento era el claro ejemplo de lo que cruzaba por su mente.

Ser valiente es comenzar de ceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora