Capítulo 9

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La carretera se encontraba desolada. Para su suerte, habían llegado a salir de la ciudad sin llamar demasiado la atención, pero ambos estaban conscientes de que tarde o temprano darían con ellos. Tenían que encontrar un lugar donde esconderse por un par de horas, sobre todo porque la noche ya había tomado el cielo, lo que dificultaba el poder ver qué había delante de ellos.

-No siento las piernas- murmuró Wanda, removiéndose en el asiento del copiloto.

-Aún no llegamos- espetó Bucky, impaciente.

-Ni siquiera tenemos a donde ir- se quejó la castaña, mientras miraba por la ventana.

-¿A caso quieres regresar?-preguntó él, alzando la ceja.

-No dije eso- respondió de mala gana.

-Entonces deja de quejarte- espetó Bucky, dando por terminada la corta plática.

Wanda solo podía mirar la oscuridad de la carretera a través de la ventana. Se sentía demasiado ansiosa al verse envuelta en todo ese problema, pero lo que más le preocupaba era que ahora el gobierno estaban al tanto de que ambos sabían de la existencia de los sueros. Era claro que Bucky entraría en la lista negra del gobierno nuevamente, y se sentía realmente mal.

Al pasar unos cuantos kilómetros más, pudieron divisar una pequeña gasolinera en medio de la nada, por lo que se detuvieron y se dedicaron a llenar el tanque de gasolina. Wanda pudo bajar del auto y estirarse, sintiendo cómo sus huesos comenzaban a crujir al encontrarse de pie. Había pasado demasiado tiempo sentada en el asiento del copiloto que todo su cuerpo se sentía entumecido.

Parecía que no había nadie alrededor, por lo que pudieron cargar la gasolina con tranquilidad, sin tener que preocuparse de que alguien los identificara. Ahora tenían que moverse con cautela, pues cualquier movimiento en falso solo atraería al gobierno hacia su camino.

Tras pagar la gasolina, regresaron a la carretera, internándose nuevamente en la oscuridad de la noche. Apenas y había autos transitando por la carretera, por lo que Wanda poco a poco fue siendo arrastrada hacia un sueño profundo sin darse cuenta.

* * *

El sonido de algunos pájaros la terminó despertando. Su mirada apenas y pudo acostumbrarse a la fuerte luz del sol. Al mirar hacia la ventana, se encontró con que el auto estaba completamente detenido, mientras que a su lado yacía el asiento vacío. Se sobresaltó al darse cuenta de que estaba sola en un lugar desconocido y sintió un repentino temor.

Su mente comenzó a imaginar que posiblemente el gobierno los había encontrado por la noche, y se habían llevado a Bucky, pues él era quien traía consigo los sueros. Sin que pudiera evitarlo, su corazón se encontraba demasiado alterado, creía que en cualquier momento se le saldría del pecho.

Con temor, salió del auto, bastante alterada por culpa de lo que su mente comenzaba a imaginar, pero en la lejanía encontró a Bucky sentado, mientras simplemente miraba al horizonte. Caminó hasta llegar a su lado, él parecía estar realmente tranquilo, pero ella aún sentía sus manos temblar por culpa de la angustia.

-Pensé que había huido- mencionó una vez estuvo a su lado.

-¿Creíste que te dejaría en medio de la nada?-preguntó con burla.

-Te creo capaz de hacerlo-

-No tengo intenciones de huir con los sueros, si es lo que te preocupa- respondió con una sonrisa- estabas profundamente dormida, y comenzaba a sentirme cansado, así que me detuve aquí-

-¿Dónde estamos exactamente?-preguntó con curiosidad.

-No lo sé... supongo que en medio de la nada- comentó, levantándose del suelo.

Ser valiente es comenzar de ceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora