La hora de la cena nos congregó a todos en la mesa, una reunión en la que mi padre y la fugitiva, mi madre recién traída, se encontraban presentes. Los empleados dispusieron los platos y los vasos con una calma típica de todas las noches, mientras la familia Hemlock parecía atrapada en un dilema silencioso.
Un incómodo silencio se cernía sobre nosotros, incluso cuando mi madre se unió a la mesa. Mi padre no pronunció palabra alguna, simplemente nos preparamos para la cena, como si pretendiéramos que nada hubiera sucedido. Pero, ¿realmente podríamos actuar como si no pasara nada?
La comida de esta noche fue servida, dispuesta para ser saboreada, aunque el ambiente resultaba más tenso que de costumbre, dificultando la idea de disfrutarla. Nadie tocó su plato, excepto ella, mientras mi padre y yo la observábamos en silencio.
¿En qué pensaba mi madre? Estoy seguro de que ambos nos hacíamos la misma pregunta.
Y aunque no deseo señalar con dedos acusadores, si tuviera que hacerlo, diría que ¡ambos son culpables! Quieran admitirlo o no, esto debe parar.
Por lo menos, ninguno de nosotros estaba fingiendo ser la familia perfecta que tratábamos de aparentar en cada cena. Apreciaba el hecho de que no estuviéramos intentando ignorar lo que había sucedido, al menos mi padre y yo. Era evidente que algo andaba terriblemente mal, y aunque dudo que alguno de nosotros quiera admitirlo, todos éramos conscientes, en lo profundo de nuestros corazones, de que esta familia se estaba desmoronando.
Le dirigí una mirada a mi padre, y cuando se encontró con mis ojos, asentí sutilmente, indicándole con un gesto que debía hacer algo con respecto a mamá.
Él asintió y volvió a fijar su mirada en ella. Me sentí aliviado al darme cuenta de que a veces los adultos solo necesitan un pequeño empujón para resolver las cosas.
Mi padre carraspeó, reuniendo la suficiente fuerza para hablar. - ¿Cómo estuvo tu aventura, Samantha?
... ¿¡Es en serio!? ¿Así es como empiezas una conversación con la fugitiva de tu esposa? Eres un idiota papá. Por primera vez en mi vida, deseé quedarme sordo y ciego al mismo tiempo para no tener que presenciar ese incómodo momento.
Los cubiertos de mi madre chocaron contra el plato, haciendo que me estremeciera. - Fue una aventura enriquecedora, Jeins.
Mi padre estaba ahora en terreno peligroso; si quería salir ileso, sería mejor que midiera sus palabras esta vez.
Jean esbozó una sonrisa forzada, intentando seguir la corriente. - Sin duda... ¿Estabas pensando en dormir en el parque, cariño?
- Habría preferido eso a dormir bajo el mismo techo contigo.
Mi padre soltó una exclamación de disgusto - ¡Estás mal de la cabeza, Samantha!
- ¡Papá! - Lo reprendí, llamando su atención.
En ese momento, mi padre pareció notar mi existencia como si hubiera despertado de un trance, aunque su mirada en un instante se tiñó de desprecio. Mi madre no fue diferente; ella también me había borrado de su campo de visión.
- Ve a tu habitación, quiero hablar con tu madre a solas - dijo mi padre de manera fría y directa.
Sigo siendo excluido.
- No he terminado - repliqué, mi tono desafiante.
En ese momento, llamó a Annabelle y le ordenó que me llevara la comida a la habitación. ¿Así de simple crees que puedes resolver las cosas? ¿Planeas simplemente deshacerte de mí? Me levanté de la silla con rabia y miré a mi madre, buscando alguna señal de remordimiento en su mirada. Quería que me pidieras que me quedara, mamá, pero no lo hiciste. En lugar de eso, me miraste con frialdad, como si estuvieras guardando rencor por haberme involucrado.
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Myosotis
Teen FictionLa vida de Ash parece desmoronarse a su alrededor. Con su familia enfrentando problemas de convivencia y abuso además de teniendo que lidiar con relaciones conflictivas, se ve obligado a soportar una carga emocional abrumadora. Sus lazos amorosos se...