Cap 1

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Me obligué a levantarme, repitiéndome las mismas palabras como un mantra, como si cada paso fuera un desafío. Sentía el peso del cansancio en cada fibra de mi ser, y la idea de quedarme en la cama se aferraba a mí como una tentación seductora. Pero sabía que debía levantarme, que debía enfrentar el día a pesar de mi agotamiento.

Mi habitación parecía un refugio de oscuridad y apatía, un lugar donde me sentía asfixiado por mis propios pensamientos. No tenía ganas de nada, para ser sincero. La semana había sido una montaña rusa emocional, llena de turbulencias que había luchado por manejar. Pero me repetí una vez más que no podía permitirme quedarme en ese estado, que necesitaba levantarme y cuidar de mí mismo.

Suspiré profundamente y me dije a mí mismo que no tenía que desayunar con ellos si no quería, ni verlos si así lo prefería. Solo me pedía levantarme, tenía que darme prisa o llegaría tarde a clases. Aunque mi cuerpo parecía pesar toneladas, me obligué a recordar que necesitaba recuperar mis fuerzas, alimentarme, hidratarme y salir de este letargo.

¿Era esto realmente todo lo que mi vida era? ¿Un ciclo interminable de desánimo y desgaste? Me sentía atrapado en una rutina opresiva, como si estuviera girando en círculos sin un propósito claro. Pero en algún lugar dentro de mí, una pequeña chispa de esperanza se aferraba, susurrando que había más para mí, que este era solo un capítulo difícil.

Aparté las sábanas que me envolvían y me quedé sentado unos minutos, dejando que mi mente se despejara lentamente. Estaba en blanco, sin un pensamiento claro que pudiera sostener. Pero al menos estaba despierto, rompiendo el vínculo con el sueño que me arrastraba hacia la apatía.

Encendí las luces de mi habitación, dejando que la claridad iluminara cada rincón oscuro. Caminé hacia mi armario, eligiendo la ropa de manera aleatoria, como si mi mente estuviera en piloto automático. Luego, me dirigí al baño y tomé una ducha rápida, dejando que el agua cayera sobre mí, arrastrando la somnolencia y la pesadez.

Sin embargo, una gotera en el grifo capturó mi atención. Era como el tic-tac de un reloj, un recordatorio constante de que el tiempo seguía avanzando implacablemente. Miré fijamente la gotera, perdido en mis pensamientos mientras el sonido persistente me invitaba a la reflexión.

¿Qué tenía que hacer hoy?

Enfrentar el día se volvía más desafiante con cada segundo que pasaba, pero me recordé a mí mismo que tenía opciones. Podía dejarme llevar por la apatía y la desmotivación o podía seguir adelante y escapar de este ritmo. Tomé una respiración profunda, dejando que la determinación se filtrara.

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