Prólogo

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  Blaisdon Gazette, 17 de noviembre de 1990

           

  Un portavoz del hospital informó esta mañana de que dos niños pequeños, aparentemente gemelos, fueron hallados ayer en la escalinata de la iglesia de St. Benedict. Los bebés se encuentran en estado grave, pero su vida no corre peligro. Mientras tanto la policía sigue la pista de la madre, quien podría necesitar atención médica urgente.

           

           

  London Reporter, 17 de noviembre de 1990

           

  El pequeño Sebastian Rey-Defoe de siete años, hijo de la famosa lady Sylvia Defoe y nieto del difunto multimillonario filántropo Sebastian Rey, fue el encargado de colocar la primera piedra de la nueva ala del hospital en sustitución de su padre, ausente de la ceremonia por sus compromisos como capitán de la selección argentina de polo.

  Sebastian, quien solo sufrió heridas leves en el accidente de coche donde murió su abuelo, es el futuro heredero de la inmensa fortuna de la familia Rey y de la mansión Mandeville Hall, en Inglaterra.

           

           

          14 de febrero de 2008

           

  –¿Me podrías explicar por qué tengo que alojarme en un sitio llamado el Unicornio rosa? –preguntó Sebastian con una mueca de disgusto.

  –Lo siento –dijo su secretaria, siempre de irritante buen humor, fingiendo que no se percataba del sarcasmo–. Pero es el día de San Valentín y no quedan habitaciones libres en ningún otro sitio a menos de treinta kilómetros de la escuela de Fleur. Lake District es uno de los destinos más románticos para esta fecha... Pero tranquilo, que no es contagioso. El hotel tiene cinco estrellas y unas vistas estupendas. Su página web está llena de comentarios positivos abalando el toque personal, y tu habitación es... ¿cómo dicen? De un precioso diseño minimalista con vigas al descubierto y...

         –¡Oh, no! –con sus casi dos metros de estatura no encajaría muy bien en una habitación minimalista con vigas. Se preguntó si su menuda secretaria lo estaría castigando por algo.

  –No seas tan negativo. Tienes suerte de que hayan cancelado una reserva en el Unicornio rosa.

  –He despedido a gente por mucho menos. ¿Es que no sabes lo despiadado que puedo llegar a ser? –el artículo dominical del mes pasado sugería que no podría haber amasado una fortuna tan grande si no hubiera mostrado una indiferencia total hacia el prójimo.

  –Ya será menos... ¿Dónde ibas a encontrar a otra persona que soportara tu particular sentido del humor?

  –¿Crees que estoy de broma?

  –¿O alguien tan eficiente como yo que no se ponga a llorar cuando la reprendes o que se enamore de ti sin ser correspondida?

      Sebastian reprimió una sonrisa a duras penas.

  –¿Quién en su sano juicio le pondría el nombre de Unicornio rosa a un hotel?

           

           

  Tuvo la respuesta al llegar: la misma gente que ponía a un pobre chico a tocar la guitarra una tarde de febrero con cero grados y una absurda imitación de vestimenta española que ningún español de verdad se pondría ni muerto, para amenizar con empalagosas canciones de amor a las parejas de enamorados que se hacían carantoñas en el cenador.

La  Mujer PelirrojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora