IV

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Cuando Azira se adentró por el portón, el calor de las velas y la oscuridad hogareña le dio la bienvenida. Un escalofrío hizo temblar su magro cuerpo con cierta coquetería que le provocó varios parpadeos para acostumbrar su vista y su respiración. La señora Tracy parecía haber ignorado su comportamiento completamente mientras caminaba con el ritmo tintineante de las pesadas llaves que colgaban del cinto de su delantal. Su gorro de tela estaba decorado con un discreto encaje bordado sobre la tela que dejaba sombras oscuras que hacían brillar las canas y cabellos casi destellantes que le acompañan. Tenía un color natural en sus labios, que sonreían cándidamente y la luz de la vela pronunciaba las arrugas de su experimentado rostro.

Newton llevó la maleta de Azira caminando a unos pasos detrás de las dos mujeres. Guardando la prudencia necesaria y entregó la maleta a una de las criadas. La llevarían a la que sería la nueva habitación de Azira. La institutriz sólo pudo murmurar un pequeño agradecimiento, puesto que la jovencita caminó a paso veloz por el corredor a su costado, desapareciendo entre la bruma de la oscuridad de la enorme casa. Le recuerda en cierta forma a Lodwood por la piedra y la madera que constituye la estructura de forma robusta y poderosa; además de ser una vieja construcción. Sin embargo, estaba muy limpia y en perfecto estado. Era impresionante la inexistencia de polvo con tanta reliquia de decoración esparcida a través de cada uno de los lugares que los ojos de Azira encontraba. Eso debió dar a entender a la señora Tracy. Quien murmuró una risa.

"Es una casa muy vieja, pero siempre me aseguro de que esté en perfecto orden" explicó mientras caminaban hacia la estancia ". El señor Crowley siempre viene de sorpresa, y detesta ver la casa desordenada. Así que me hago cargo de que siempre esté presentable. Llega a ser un poco solitario, pero ahora que te unes a nosotros, querida, serás un pequeño rayo de sol para nosotros".

Azira dudaba que así fuera. Se consideraba insípida y casi rozando groseramente en lo aburrido. No tenía dones recreativos y ciertamente no era la mujer más entusiasta sobre la tierra. Había adquirido un comportamiento fuertemente estoico, para poder controlar sus sentimientos y sus relaciones. No había experimentado mucho en el exterior como para sentirse cómoda. No estaba segura de cómo era el correcto actuar de sus acciones sin rozar en la indiscreción. Todo lo que le estaba pasando era completamente nuevo. Mucho más ahora que se encuentra en Tadfield. Era nueva y estaba algo preocupada e intimidada. Pero las palabras de la señora Tracy también tuvieron un poder más fuerte en Azira.

Reflexionó sus palabras. Dándose cuenta de que la señora Tracy se refería a sí misma como lacaya.

"¿Usted no es la dueña de la casa, entonces?" Preguntó Azira

"¿Dueña? ¡Qué tonterías dices, niña! ¡Apenas soy el ama de llaves! El señor Crowley es el dueño de esta propiedad y los terrenos aledaños. A quien vas a educar es a su protegida. Eva Young".

Azira sintió sus mejillas arder por la confusión. Ciertamente esa no fue la mejor primera impresión que debió dar, comenzando a sospechar que Tracy la tomaría de boba. No podría culparla después de ese desplante tan poco característico de ella. Azira quería culpar a los nervios; pero eso sería absurdo. Los nervios suelen ser pasajeros. ¿Por qué habría de sentirse tan intimidada por ellos?

Siguieron caminando. La señora Tracy parloteaba y parloteaba sobre que el señor Crowley era un hombre ocupado. Que atendía muchas cuestiones importantes en la capital después de haber tomado posesión de la herencia de la familia Crowley. Era el segundo, y último, en la línea. Su hermano mayor murió hace varios años, cuando aún estudiaban. Así que Anthony J. Crowley pasó a ser el heredero legítimo de todas las tierras y propiedades. No sólo las que le tocaban por derecho, sino del goce de un primigenio. La familia Crowley era antigua y tenía conexiones con la nobleza que permitía darle un estatus y título mucho mayor. Por lo que no era solamente un hombre con mucho dinero y tierras, sino que tenía cierta influencia en el gobierno, compartiendo consanguinidad con el ducado. La señora Tracy, a pesar de la influencia de su familia, aseguraba que el amo Crowley era un hombre sensato y amable. Aunque detestaba ser adjudicado con tales adjetivos. Así que debía tener cuidado cuando se refiera a él en dado caso de que se tope con su presencia.

Azira FellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora