Por varios instantes, no hubo mayor palabra o sonido que pudiese interrumpir la pequeña fragancia de la tranquilidad y el extraño panorama que se cernía sobre Azira y el señor Crowley. Era inquietante y todas las preguntas a la punta de su lengua querían escapar, cortar y perforar cada extremo del señor Crowley. Poder entender qué es lo que se esconde y por qué había tanta necesidad de hacerlo un misterio. ¿Al final, ella no era lo suficientemente de confianza como para que se le pueda relegar cosas como esas? ¿Es que sólo ella fungía como buen pretexto de ayuda por ser callada y de fidelidad a la estima y el trabajo? Un simple mueble que se puede arrastrar de un lado a otro para ser usado pero jamás respetado.
A Azira le dolía en lo profundo de su alma. Le ardía y le carcomía pensar que así era y que no había mejor explicación de su posición. Como si no hubiese mejor presentación que la del fantasma del que todo mundo se olvida. Arrastrado por el viento y siendo enterrado en lo profundo de la oscuridad. Para que sólo sea visto cuando el miedo necesite mayor justificación que una cobardía unidireccional. No podía evitar sentirse tan desplazada y tan menospreciada; sin embargo, ¿qué más le quedaba?
Azira no era más para el señor Crowley que una empleada del montón. Tan inocua y tan fácil de reemplazar. Llegará el día en que el señor Crowley en verdad le pida matrimonio a la señorita Warfare y Eva tendrá que ser enviada a una escuela; y Azira... Azira tendrá que irse de Tadfield. Por el bien del nombre Crowley y por el bien de su pequeña y sensible alma que no puede evitar anhelar con tanta vehemencia ser amada por el alma del hombre que la tiene entre sus manos. Que maniobra con ella como un titiritero, cortando sus alas y manipulándola a su voluntad.
Ella, aún así, se entregaría en cuerpo y alma a él. Al final, era un buen hombre. No puede anteponer derroches de exquisitez o estallidos de furia cuando el señor Crowley era bueno en el fondo. Ignora sus sentimientos y no puede culparlo si ella no tiene intención de confesar. Por eso, el señor Crowley era bueno. De no serlo, no habría buscado al médico para ayudar al señor Eden después del ataque tan inexplicable que sufrió. No habría buscado y velado por la educación de Eva. No tendría su jardín tan hermosamente cuidado. No habría enamorado a Azira si no fuera por esos detalles tan hermosos y bondadosos.
Las palabras del señor Eden seguían en la cabeza de Azira. Sabiendo que no podría decirle al señor Crowley sobre las mismas. Porque se le confió por su silencio y estoicismo. Un desliz de curiosidad no podría arruinar la única fachada de dignidad que le queda frente al hombre. Esperó con la mejor paciencia que le quedaba, sofocando el sueño que poco a poco volvía a picar detrás de sus ojos y hacer pesadas sus pestañas. El señor Crowley también evitó hablar por el suficiente tiempo mientras curioseaba vagamente entre las flores de las enredaderas hasta arrancar un pequeño tallo delicado y hermosamente recién nacido para jugar con él entre sus dedos.
"Ciertamente parece confuso, pero le pido encarecidamente por su discreción, Azira Fell" dijo el señor Crowley mientras caminaba hacia la rubia ". Yo sé que está de más pedirle algo así cuando ha resultado usted tan leal y tan funcional como ningún otro miembro de esta casa. Pero no es el señor Crowley quien le pide esta misericordia, es tu amigo Anthony quien vela por obtener la promesa de tu silencio".
Azira levantó la mirada al darse cuenta de que el señor Crowley estaba muy cerca de ella. Dio un pequeño paso hacia atrás, dándose cuenta de que se encontraba contra el muro que los escondía. La mañana estaba helando y un viento la hizo encogerse de hombros cuando un apabullante escalofrío la recorrió por toda su columna. El aliento del Señor Crowley, aunque aún lejano, era cálido. Recordándole a aquella madrugada en su habitación. Donde, por un mísero instante, pensó que la tomaría ahí y la besaría. Era tan absurdo pero tan hermoso para la imaginación de la infantil Azira Fell.

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Azira Fell
FanfictionGood Omens x Jane Eyre adaptation. Azira Fell es una huérfana que es enviada a Lodwood, un orfanato frío y desolado, donde aprenderá su camino como institutriz y siguiendo las reglas del dogma con estoicismo. Cuando es contratada por la señora Tracy...