Amara
Llego casi corriendo al restaurante en el que papá reservó la cena, me sentía mal por haberlo olvidado pero con la tanda de orgasmos que Alexandre me dió fue casi imposible recordarlo.
Benditos orgasmos...
Veo a papá sentado desprendiendo elegancia a la hora de llevarse la copa de vino a los labios, lleva puesto un traje azul oscuro con su cabello negro algo desordenado y la seriedad cubriendo su rostro, llama la atención femenina en todo momento y hasta señoras con sus esposos se quedan prendidas de su belleza.
Menos mal que mamá no está aquí.
Sonrío al sentir el perfume tan característico que mamá suele regalarle siempre, de alguna forma la lleva consigo a todo lugar al que va.
- Papi...
Me mira e inmediatamente una sonrisa se forma en sus labios, se acerca y me rodea con sus brazos con fuerza, pego mi nariz en su pecho inhalando su aroma que me se siente como casa.
- Mi pequeña- besa mi frente apretujandome aún más- Te extrañé muchísimo.
Suspiro y parpadeo ahuyentando las lágrimas idiotas que emergen de mis ojos.
- Y yo a ti, a los chicos y a mami- confieso mirándolo a los ojos.
Su rostro está completamente suavizado y todo rastro de seriedad se perdió por completo, es uno de los poderes que tenemos sobre él, en especial mamá que nada más con estar presente a unos metros logra hacerlo sonreír.
Nos sentamos y pedimos la comida mientras charlamos de todo el asunto.
- Mar...sabes que no debes quedarte, puedes volver a casa y resolveremos esto desde allá, recuerda que tienes universidad.
Lo miro con seriedad y niego enseguida.
- Comencé con algo e hice una promesa y voy a terminar esto como sea, además si lo que te preocupa es la universidad....la estoy cursando a distancia.
Suspira.
- Me preocupas tú, princesa, nos necesitas cerca amore mío, para darte apoyo, consolarte y darte todo el amor del mundo que te mereces.
Cierro los ojos y asiento dándole a entender que comprendo su punto pero a pesar de hacerlo, no voy a renunciar.
- Terminaré esto y acabaré con quien nos amenaza, ya veras que me tendrás molestando en casa en menos de nada.
Sonríe.
- Ángelo te extraña, más aún durante esta semana.
Mi sonrisa se desvanece en cuanto lo nombra, mis ojos se cristalizan enseguida y debo tragar el inmenso nudo que se forma en mi garganta.
Mi mellizo es esa fibra detonante que logra que mis sentimientos salgan a flote, él es mi alma gemela y no sé cómo estoy sobreviviendo sin su presencia cuando nunca antes nos hemos separado por tanto tiempo.
- Mi pequeña...
Quito la lágrima traicionera que baja por mi mejilla.
- Lo llamé, sé que debí estar ahí pero...él lo entiende y sabe que lo apoyo en su dolor.
Me sonríe con ternura acariciando mi mejilla.
- No dudes ni por un momento que él lo entiende, sabes que te apoya a pesar de saber que eres una loca- se ríe.
Me saca una risa y terminamos cambiando el tema por completo.
- Ahora dime qué hizo el energúmeno de Alex cuando llegó con ustedes.
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Amor prohibido
Novela JuvenilAmara Salvatore era lo prohibido. Amara era aquello que atrae, un peligro latente que causaba curiosidad y que ansiaba descubrir. Alexandre Dubois era lo prohibido. Alexandre era aquello a lo que no podía acercarme, era en quien no podía pensar ni i...