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Luego de que la ceremonia nupcial diera fin, comenzó la fiesta en la mansión Lévesque. Al llegar, los invitados pudieron presenciar la hermosa decoración que los sirvientes de la dueña de casa habrían hecho. Habían rosas decorando los jarrones, hermosas alfombras color azul que decoraban los suelos de mármol y sobretodo, margaritas en el centro de mesa de la sala principal. Por supuesto que esto lo había organizado Stefano, de otra forma habrían puesto Ross blancas otra vez.
Elizabeth parecía idiotizada ante la hermosura que se presentaba ante sus ojos, delante de ella se encontraba el color que tanto amaba, el azul. No recordaba cuando había empezado a ser su color favorito, pero lo amaba tanto que estaba feliz de verlo en las alfombras del decorado. Desde su posición, podía ver a todos los hombres y mujeres que estaban debajo, ya que se encontraba en en el final de la larga escalera que le daría la bienvenida al gran salón junto con Stefano.
—Hay mucha gente— susurró, dándose ánimos al mismo tiempo.
—Sí los ignoras, no parecerán tantos— Stefano se acercó con sus brazos detrás de su espalda, la observó con una sonrisa cálida que logró tranquilizarla.
—¿Podrías ignorarlos?
—Oh, sí quisiera lo haría, pero me veo obligado a verles las caras— se burló.
—Algo me dice que estamos igual— respondió con el mismo tono burlón, haciendo sonreír al muchacho.
—Tranquila, algunos se irán antes de que esto termine y podrás relajarte. Sé que esto es raro para tí y creeme también para mí, pero sí hay algo que te incomoda, solo dímelo.
—Gracias, Stefano— le sonrió y en respuesta, él solo sostuvo su mano y besó el dorso con cariño.
Se miraron de forma cariñosa, se tenían afecto y Stefano realmente estaba enamorado. Por el contrario, Elizabeth aún luchaba con todas sus emociones actuales, pero estaba decidida a dejar algunos sentimientos atrás. Oyeron la voz de cierta mujer totalmente emocionada. Ahí abajo estaba Marie Levesque, abriéndose paso entre los invitados. Rouille iba detrás y La Touché sonreía como sí hubiera encontrado algo terriblemente valioso.
—Mesdames et messieurs¹ me alegra que todos hayan venido a la celebración de un día inolvidable. Hoy, mi familia crece aún más, cómo siempre he querido.
—Hemos, querida— Thomas Lévesque comentó desde atrás, tomando una copa de champagne que estaban ofreciendo los sirvientes.
—Si, hemos. — la mujer rubia se vio ligeramente incomoda antes de tomar su copa. —¡Por favor, todos! Denle la bienvenida a la feliz pareja, Stefano y Elizabeth Lévesque.
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Assassin's Creed: revolución
Fanfiction1791 La revolución francesa estaba a penas un susurro de desencadenarse para cuando Elizabeth llegó al país, un país comenzando un estado de conflicto social y guerra civil. Instalada en Versalles con su tía, no tardaría en encontrarse con la famili...