❝ capítulo VII ❞

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0.7:

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『 ☆ 』

31 de marzo.
Versalles, Francia.
1791

Literalmente dos meses. ¡Dos malditos meses! Había estado haciendo un jodido informe durante mes y medio para que después su mentora la mandara a hacer más informes sobre los Assassin's. Desde enero hasta mediados de febrero no había pisado la hermandad y se había quedado en la casa de su tía con un enorme pilar de libros, hojas y un dolor terrible de muñeca al estar escribiendo por horas.

Luego, desde la mitad de febrero hasta finalmente llegar marzo tan solo se dedicó a salir, ir al café y volver para nuevamente seguir con su trabajo. ¡Tenía mucho estrés y el café ya no ayudaba para que estuviera despierta! Sin mencionar el hecho de que no sabía nada de Arno y el maldito platero.

-¿Cuánto puede costar encontrar a una sabandija como lo es ese platero?- se levantó de la silla con brusquedad dejando el libro en la mesa.

A estas alturas de la mañana, con frío y un terrible insomnio que la carcomía de arriba a abajo, no sabía concretamente que sentir. No había dormido y estaba claro por las ojeras violetas debajo de sus ojos, necesitaba acostarse y descansar lo antes posible sí no quería matar a alguien pero, no podía hacerlo. Parpadeó mirando su reflejo en el espejo, se veía horriblemente mal, sobre todo su cabello al estar tan esponjado debido a la humedad del clima invernal.

-Lizzy- oyó desde fuera de su habitación.

-ay, no- suspiró tirándose a la cama boca abajo mientras oía como Faith abría la puerta.

-querida, el monsieur Do...¿Lizzy?

-¿Hmmm?

-¿Te encuentras bien?

-¿Podríamos definir el término bien?- su voz apagada la hacia ver peor.

Los brazos de la adolescente estaban a cada lado de su cuerpo mientras que su rostro estaba siendo, literalmente, ahogado por el colchón. No podía ver nada debido a sus cabellos y Faith se preocupó ante la situación de cansancio de su sobrina, no podía verla completamente pero tenía el presentimiento de que se había sobre exigido demasiado.

-¿Qué necesitas, tía?

-Pues, Monsieur Dorian está aquí, y te está buscando.

-¿El monsieur Dorian, qué?- levantó su cabeza tan rápido como escuchó aquel apellido.

-Esta abajo- señaló con su cabeza viendo cómo se incorporaba de la forma más lenta que hasta ahora había visto.

Assassin's Creed: revolución Donde viven las historias. Descúbrelo ahora