17.

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Abrí lentamente mis ojos, sintiéndome pesada y agotada.
Sentía dolor en casi todo mi cuerpo, cai en conclusión de lo que había sucedido anoche.

Sonreí al verlo, dormía plácidamente, como si no hubiera sucedido nada cansado.

Diablos, quisiera dormir así de profundo.

Me levanté con cuidado, percatandome que solo yacía en ropa interior.
Solté un quejido al querer levantarme, dolía demasiado.

Con cuidado y en silencio me levante, dirigiéndome a paso lento hacia el baño.
Quería ducharme, liberarme de aquella capa de sudor que contemplaba mi cuerpo.

Duchandome en casi media hora, algo muy corto pero válido.
Salí enrollada en una blanca toalla, encontrarme a mi novio dormido.

No se levantaba por nada del mundo, suponía que debía estar cansado.

Hablando de mi, mi cuerpo aun así dolía demasiado. ¿Que había sucedido conmigo? ¿Como haría el live jugando? Carajo, tantas preguntas sin resolver que deberían ser resueltas en menos de una hora.

No siquiera podía hablar bien, me dolía la garganta.
Sabía lo que había sucedido, algo muy lindo y atrevido de hecho.

Sonreí ante el recuerdo.
Fui hacia el armario, sacando una camisa de el.
La camisa es muy larga, casi por mis muslos. Me puse ropa interior, quedando lista.

Me acosté, soltando un suspiro, no quería volver a levantarme justo ahora.

Cerré mis ojos, quería intentar dormir de nuevo.

Cheng se removió, soltando un grave quejido. Diablos, su voz sí que es atrevida.

Su brazo rodeo mi cintura, besando mi mejilla. Sonreí levemente.

—Sé que estas despierta—Dijo en un susurro grave.

Asentí, acariciando su brazo.

—Estoy despierta—Dije en un susurro.

Volvió a asentir, cerrando sus ojos.

—Escuche que te quejabas, ¿fuí muy duro contigo? Si es así te pido disculpas—Dijo, acariciando mi mejilla.

Negué soltando una sonrisa, es tierno a pesar de todo.

—No, sólo tuve una pesadilla es por eso que me quejaba—Dije, mintiendo de nuevo.

Asintió, besando mi mejilla.

—Iré a bañarme, en unas horas vendrán los chicos—Dijo.

Asentí, intentando no pensar en el momento anterior.

—Vístete, nos iremos a un lugar especial—Dijo, besando por último mis labios.

Asentí gustosamente, cerrando mis ojos ante el beso. Al separarnos me fui directo a mi habitación, aún no sabría que ponerme.

No me gustaba como quedaban en mi, siempre me causaban una alta inseguridad en mi. Pero, cuando estoy con el todo se va, pero de nuevo viene esas inseguridades cuando me veo al espejo.

Odiaba esa sensación, solo fingía que me sentía bien conmigo misma. No es así, solo soy yo y mis imperfecciones. Deseaba cambiar eso, porque todo eso me hace ver mal, siento que mi novio merece a alguien de su nivel.

Solo eso, y eso de hacerme sentir un popo conmigo misma. Diablos, estoy tan loca.

Al final opte por un vestido no tan apretado, me llegaba a mis muslos. Unas medias largas casi llegando a mis rodillas, unos zapatos color negro.

Listo, ahora a fingir que me siento una diosa.

Iba a salir de mi habitación, pero al momento me acorde de algo. Maquillaje, cierta inseguridad rondando mi mente, no dejando que salga sin maquillaje.

Mi rostro no era perfecto como las demás, no era ni siquiera la mitad de suave.

Hidraté mi rostro, me puse un poco de maquillaje rosa en mi rostro. Quería que fuera algo natural, pero veo que no saldrá como quiero.

Me puse un poco de brillo rosa en mis labios, sonriendo levemente al verme.
A pesar de estar bien, no me sentía linda. Eso me hacía caer, desanimarme a mi misma.

Negue, intentando que todo esos malos pensamientos se vayan de mi ser.

Por favor, no lágrimas, aun no salgan.
Salí de mi habitación, haciéndome pasar por alguien estable emocionalmente, si claro.

Pude notar que las luces de la habitación de mi novio hacían apagadas, suponía que estaba en la planta baja.

Fui a paso medio rápido, tampoco quería caer rodando por las escaleras.
Al llegar, sonreí al verlo, siempre lucía bien en todo.

—Te vez hermosa, cariño—Dijo en un susurro audible.

Sonrió, acercándose a mi. Me abrazó, dándome un beso en la mejilla. Sonreí ante el tacto, correspondiéndole al instante.

—Vayamos, no quiero que se nos haga tarde—Dijo, besando cortamente mis labios.

Asentí, saliendo.
Cheng abrió la puerta de co-piloto para mi, sonreí ante el caballerismo. Le di un beso en la mejilla, agradecida por esa linda acción. Me adengre, acomodandome.

Cerro la puerta, rodeando el auto hasta llegar a la otra puerta.
Sé adentro, primero acomodándose para luego cerrar.

Comenzó a poner en marcha el auto, estando concentrado en las calles. Su ceño fruncido era tan lindo, mirando las calles con suma concentración.

No quise hablar, no quería molestar o desconcentrarlo.
En unos minutos llegamos, sonrió acariciando mi mano.

Un lindo parque, al centro yacía una laguna. Salí del auto sin esperar, en la laguna habían lindos peces saltando por el agua.

Sin duda este sería un inolvidable momento que pasaría.
Cheng, te amo.

Esa sonrisa tuya       |Lu SiCheng|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora