Esa sonrisa tuya |Lu SiCheng|

22

Minho sonreía ante su cometido, había hecho que aquella idiota llorara.

—¿Verdad que lo cumplí?—Dijo viendo el stream, viendola llorar.

Sonreía, apagó la computadora, su cometido había salido a la perfección.

—Te dije que no te podías meter conmigo—Dijo.

Ella lo había rechazado, ella lo había humillado delante de sus amigos.
Según el, lo humilló diciéndole que sólo lo quería como un amigo.

Pero aún así, él se vengaría.

—Te dije que me aceptaras, esto no es mi culpa—Dijo, comenzando a reírse como un manatíco.

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Jia miraba los comentarios, lamentándose ella misma.

—¿¡Que no harán nada!?—Decía Cheng, exaltado mientras hablaba por celular.

—¿¡Crees que haremos algo!? Ya firme ese maldito contrato—Dijo la madre.

Jia se mantenía cabizbaja, incluso la amenazaban, diciendo que la sacarían del equipo hacía sea por las malas. Aquellos que se hacían llamar fans, solo celebraban la derrota de ella.

—No deberías de ponerte así, lo arreglaré—Volvió a decir la madre.

Cheng quería lanzar el celular al suelo, su madre lo estaba sacando de quicio.

—Es mi responsabilidad ver el bienestar de mis compañeros, yo soy el capitán. No debí de haber dejado que hiciera eso, y tu, no debiste firmarlo, piensas como una mocosa—Dijo el.

—Cuida tus palabras, soy la jefa y tu madre, no puedes hablarme de esa manera—Dijo.

—Pusiste en riesgo a mi compañera, ¿que acaso no vez que le dicen? Si no lo resuelves juro que.. - —Dijo, pero la señora Lu, lo interrumpió.

—No me vengas a amenazar, niño malcriado—Dijo ella.

—Adiós, señora Lu—Dijo, colgando.

Su ceño yacía fruncido, quería romper todo, no había protegido el bienestar de su compañera, de su chica.

La abrazó calidamente, sintiendo como ella se relajaba ante él tacto.

—Todo estará bien, yo estaré aquí, no dejaré que te dañen—Dijo el, entre susurro.

Jia se relajó ante los susurro calmados, puso en blanco su mente, solo centrándose en ellos dos.

Sé separaron lentamente, quedando su rostro a centímetros.

—No me dejes—Decía ella en un susurro.

Negó con una media sonrisa, besando la frente de su novia.
—No te dejaría, nunca—Dijo el, dando un pequeño beso.

Ella aceptó gustosamente, se separaron.

Cúando estaba con el todo lo malo se borraba, todo lo que ella sentía se eliminaba. Solo eran ellos, los sentimientos que no cesaban, aquellos que siempre le pertenecieron a su amado.

Quizá al principio no fue tan bueno, pero aún así, ambos se enamoraron lentamente, sintieron sentimientos que no pararon nunca.

Aquellas sonrisas enamoradas por parte de ella era fáciles de descubrir, luego las miradas cómplices que ellos mismos se daban, caricias escondidas.

Sé dieron cuenta, solo fingían que no sabían nada, que lo tenían muy bien encondido.

Claro, al príncipio fue algo sospechoso, pero ellos mismos resolvieron sus dudas.