Contemporáneo.

33 2 0
                                        


El aire golpea mi rostro con cada giro que doy, escucho el ruido del piano, la melodía resuena con cada brinco y punta pie, la coreografía esta perfectamente diseñada, no es un solo, pero estoy en el centro del grupo, cientos de personas miran fijamente que no cometa ningún error, desearía poder ver sus rostros y descubrir si mi presentación esta siendo de su agrado, pero la luz del reflector me deja ciego, lo único que puedo hacer es guiarme por mi inculta memoria que me dice que paso es el siguiente y rezar al universo por no tropezarme, mis músculos se extienden con el cambio del ritmo, mis articulaciones están hechas de agua en este instante, no interesa que tan difícil o exigente sea esto, es la oportunidad de mi vida, me he matado estos últimos meses para este baile de unos escasos minutos, es octubre y el ambiente misterioso parece envolverme, una sensación súbita de nerviosismo me recubre una y otra vez, pero lo disfruto tanto, se siente tan bien.

Los últimos segundos y termino junto con mi respiración agitada, todo el mundo vitorea y aplaude, sonrió como nunca y me reúno al centro del escenario para hacer dos reverencias con mis compañeros en agradecimiento, cuando hemos acabado y la gente empieza a salir del teatro regreso tras bastidores, cambio mi ropa por una más cómoda y salgo prácticamente corriendo en espera de ver a mis personas especiales.

Veo a mi madre afuera del teatro esperando con un gran ramo de flores, me acerco para abrazarla de inmediato y da brinquitos conmigo festejando, cuando nos hemos calmado, me mira con ternura y su mano acaricia mi mejilla.

--Estuviste perfecto mi niño, tu padre tenía mucho trabajo, pero dijo que te enviaba saludos.

No me decepciono demasiado, con tener a mi mamá aquí apoyándome me da mil años de energía.

--Ojalá los críticos piensen igual que tu madre, muchas gracias por las flores, no tenías que.

Beso su mejilla, me encuentro verdaderamente agradecido, solo necesito que mi esfuerzo de sus frutos.

--Todo artista necesita sus rosas Jiminnie.

Comentamos unas cosas más pero mi madre me dice que tiene poco tiempo y la despido, se va rápidamente y yo saco mi teléfono móvil.

Había esperado que Yoongi estuviera ahí también, pero no lo había podido vislumbrar, tal vez tuvo que retirarse antes, estoy a punto de marcarle, cuando lo miro a lo lejos, está hablando con una chica, probablemente familiar de otro de los bailarines, ambos estaban sonriendo y Yoon pasaba un mechón de pelo detrás de la oreja de la desconocida, esto me enojó bastante, por lo que camine directo hasta ellos y jale de su hombro con poca delicadeza para retirarlo un poco de ella.

--¡¿Que mierda estás haciendo?!

Yoongi abrió los labios boqueando por aire sin saber que decir, la chica se acerco y sonrió con suficiencia.

--Nada Jimin, es una amiga de la preparatoria, me la encontré aquí y como tardabas mucho en salir me entretuve platicando.

--¿Y por eso tenías que estarle toqueteando?

El intenta no darse a mostrar sorprendido, sabe que he visto su gesto.

--¡El pelo le estaba molestando y solo quería ayudarla!

--¡Pues ella puede hacerlo sola! ¡¿No parece que sea retrasada o sí?!

--¡No tienes derecho a insultarla! ¡deja de crear problemas Jimin!

Siento como una lagrima cae deliberadamente sin mi consentimiento, odio llorar tan fácilmente, la furia comienza a llenar mi sistema, giro la mirada por un momento hasta la chica que me sonríe a sabiendas de que Yoongi esta volteado y eso me hace querer llorar más, ¿Por qué tiene que pasarme esto cuando estaba tan feliz hace unos momentos?, veo su apariencia, ese cabello rubio y largo perfectamente planchado que cae por sus hombros desnudos, ella no tiene marcas de rascaduras en la espalda como yo, la sigo observando y la comparo conmigo, su apariencia cuidada y femenina choca totalmente conmigo, me encuentro sonrojado por el esfuerzo del baile, estoy sudado y con el maquillaje de ojos corrido, me doy asco y presiento que también le doy asco a Yoongi, comprendo el por que prefiere pasar el tiempo con alguien más, pero de verdad quería acabar este día perfectamente.

--Deja de llorar Jimin, tu comenzaste esta discusión, todo es tu culpa, como siempre, no seas ridículo.

Sus palabras son como miles de vidrios rotos atravesando mi cuerpo, me alejo de ahí corriendo hasta la parada de autobuses, veinte minutos más tarde llego a mi casa y no puedo parar de llorar, me tumbo en mi cama importándome poco darme una ducha antes, me interno debajo de mis cobijas como si eso pudiera protegerme de todo el mundo, estoy harto de esto, harto de que mi felicidad se vea frustrada, aferro con fuerza mis sábanas y grito.

Mi voz se raspa de tanto gritar y busco sumergirme en un sueño pesado, extrañando los brazos de mi madre sobre mí, intento descansar, pero no puedo, una y otra vez las palabras de Yoongi me llenan.

No soy suficiente.

Ni siquiera soy bonito.

Por algo mi papá no me soporta.

Es mi culpa que todo termine por salir mal.

Yoongi se merece a un mejor novio.

Yoongi no me dejes por favor.

Intento esconderme del mundo y mi cuerpo se rinde, me duermo sintiendo que no tengo escapatoria, la tensión es mi modus vivendi.

Por un largo tiempo he estado anhelando la sensación de paz, pero tal vez es algo que no va conmigo, desearía cambiar quien soy, ser menos impulsivo, controlar mi mente y mis acciones, ojalá poder odiar el arte, probablemente si no hubiera nacido así ahorita no estaría deseando terminar con todo.

Finalmente, mis parpados pesan, y no me resisto, me dejo dormitar, todo parece gris a estas alturas, espero que mis sueños sean dorados. 

Punto y coma ;Yoonmin/editandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora