4. "El nuevo sirviente"

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Extrañamente se quedó de más en el lecho. Las sábanas se sentían tan suaves y cálidas... pero cuando abrió los ojos se dió cuenta de que se debía a un rayo de Sol que entraba por la ventana. Era raro, puesto que como el palacio estaba debajo del árbol de Eklipso, se sumia prácticamente en una sombra permanente. Pero ésta vez la pequeña línea dorada logró colarse por entre las hojas y lo hizo sonreír.

Se puso de pie y después de cubrirse con su albornoz, caminó hasta el balcón y cerró los ojos para sentir mejor el calor; luego miró al jardín, más verde y florecido que nunca.

—Hermoso...— murmuró y allí se quedó un rato, contemplando la naturaleza hasta que escuchó suaves toques en la puerta —Adelante— indicó.

Fué Menma quien entró, ya vestido y para su sorpresa, con su desayuno en una bandeja. Lo dejó en una mesa y se acercó. No habían hablado desde su última discusión, él había permanecido enojado y a Sasuke no le interesaba intentar calmarlo.

—¿Dormiste bien? Te ves muy relajado— indicó, empezando una conversación.

—Sí, lo hice— respondió escueto, mirando hacia la ventana —¿Le quitarás el trabajo a los sirvientes ahora?— el rubio sonrió forzado.

—Un "gracias" estaría mejor, pero ya me he acostumbrado a tu actitud fría— Sasuke no volteó por el comentario, pero sí lo hizo cuando Menma tomó su mano y acarició el dorso con el pulgar —Perdóname...— dijo de repente.

—¿Por qué?

—Te he estado presionando y no me he detenido a pensar en lo que puedas sentir. Es obvio que aunque seas Ithil, no tienes porqué actuar como las otras Lunas... Sasuke, yo quiero que me ames, y si tengo que esperar más, lo haré; pero por favor, intenta al menos no apartarme. No puedo ganar tu corazón si me ignoras— suplicó, apretando su mano entre las suyas y mirándolo fijamente.

Volteó un poco para ver el diario que le había dado Obito sobre la mesita. Lo había leído varias veces ya, incluso contenía poemas y canciones que conocía de memoria. Un amor así... lo deseaba, pero... Entonces miró de vuelta a Menma y se mordió un poco el labio inferior con inquietud.

—Está bien...— concedió y cerró los ojos cuando el rubio acarició su mejilla de manera dulce.

Le hannon (Gracias)— murmuró —Te dejaré alistarte y vendré en tu búsqueda para dar un paseo por los jardines, ¿de acuerdo?— Sasuke asintió y lo vió salir de la habitación.

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—Aquí dormirás — indicó Suigetsu a Naruto, después de darle un pequeño recorrido por instalaciones principales del palacio.

Le había costado decidirse, pero al coméntale a Kakashi y éste demostrar su aprobación, al fin regresó a la tarde del día siguiente y aceptó el trabajo. De igual manera no estaba solo como candidato, pero al parecer debido a su físico y fortaleza, no tuvo problemas en ser admitido.

—¿Quién duerme en esa cama?— preguntó, notando que había dos lechos personales en el pequeño cuarto, en lo alto de una torre del ala de los criados.

—Yo— respondió con una sonrisa.

—¿No tenías esposa?— indagó distraído, mientras inspecionaba una muda de ropa sobre su cama.

—Sí, pero debo quedarme aquí durante toda una semana y luego tengo cuatro días de descanso— explicó —Ella no está contenta con eso, pero como el pago es bueno, hace un sacrificio. Además de que le encanta que le platique sobre los dioses— rodó los ojos.

—Me imagino— concedió risueño.

—Esas fueron las prendas más grandes que tenían— señaló la ropa, que resultó ser un uniforme. Toda la servidumbre llevaba túnicas parecidas, menos los soldados —Pruébalas— indicó.

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