Sasuke corrió todo lo rápido que pudo hasta su habitación, al entrar se despojó de sus elaboradas ropas sin cuidado, arrojándolas el suelo junto con sus joyas, y buscó en los baúles las más sencillas que tenía. Se colocó unas botas negras y ató su cabello oscuro en una larguísima coleta. Después de guardar pocas prendas más en una aljaba, también hizo lo mismo con el diario de la anterior Luna y tomó su arco de la pared.
Por muy loco que sonara huir del palacio, no sentía ningún tipo de remordimiento; su pensamiento solo giraba en que estaría con Naruto y lo felices que iban a ser, escondidos en el fin del mundo.
Al dejar su habitación casi tropieza con su madre. Mikoto fué a decirle alguna frase que reafirmara su lenguaje preocupado, pero al ver su aspecto, calló, colocando una mano en su boca.
—Naneth...— murmuró Sasuke en tono de ruego. La elfa lo abrazó con fuerza y luego secó sus mejillas
—Vete, vete, hijo mío... Que solo la Luna sea testigo de tu huída— instó, dándole un pequeño empujón en su espalda. Sasuke asintió con lágrimas en los ojos y siguió su camino.
Agradeciendo no haberse cruzado con nadie más, llegó al establo con la respiración agitada. Naruto había quitado la silla de su caballo y preparado el corcel negro que le pertenecía. No sonrió al verlo, solo tiró de la brida y tomó su mano cuando pasó a su lado.
Antes de llagar a la puerta trasera del palacio, se detuvo tras unos arbustos. Le indicó con un gesto que no se moviera e hiciera silencio, y Sasuke vió como avanzó en las sombras con mucho sigilo, para después dar un golpe contundente en la nuca del guardia y dejarlo en el suelo con suavidad. A otra señal, Ithil se acercó y ambos atravesaron la enorme puerta en silencio, adentrándose en el bosque.
Tras Naruto haberse asegurado de que nadie los había visto, trepó al caballo con agilidad y le tendió una mano. Sasuke retuvo un jadeó cuando el Mallen lo subió a la montura de un fuerte tirón; cruzó una pierna por encima del cuello del animal y se acomodó, pudiendo percibir claramente el enorme cuerpo del malthelor a su espaldas. Naruto tomó las riendas y con un chasqueo de su lengua, instó al caballo para que avanzara, luego golpeó con sus talones y comenzó un galope acelerado en la oscuridad de la noche.
—¿No vives en las llanuras?— preguntó Sasuke, notando que había cambiado de dirección, dirigiéndose hacia el Sur.
—Sí, Ithil, pero hay que ser precavidos y no dejar pistas de a donde vamos. Después de todo, me estoy robando al dios de la Luna— bramó ronco, con un atisbo de diversión en su tono.
—Entiendo, pero llámame por mi nombre— indicó volteado un poco para mirarlo a la cara. Rodó los ojos y luego rió —Sasuke...
—Sasuke— repitió Naruto, pronunciando cada letra con ese acento tosco de los Mallen. Se acercó a él y acarició su mejilla con la nariz —Dime otra cosa que no sepa de tí.
—Mh... además de la música, pues no soy muy interesante— respondió.
—No te puedo creer— murmuró Naruto, sujetándo la brida con una mano y rodeando su cintura con la otra —Habla sobre lo que te gusta o disgusta, adoro escuchar tu voz y será un larguísimo viaje.
—Puedo hacer eso— balbuceó, otra vez pensativo, pero cada idea que le venía a la mente, tenía que ver con lujos o costumbres a las que había acabado de renunciar. Sabía la procedencia humilde de Naruto, así que prefirió no decir nada, en su lugar, exclamó; —Adoro el mar; nunca lo he visto,— se apresuró a decir —pero he admirado hermosas pinturas y escritos de la Luna anterior, que lo describen detalladamente.
—Pronto lo verás— anunció Naruto con satisfacción.
—¿De verdad?— preguntó animado.
—Sí, la granja de mi madre queda cerca de los acantilados y... hay un risco cubierto de hierba muy verde y árboles, donde pensaba hacer un hogar propio cuando encontrara una pareja— confesó en tono bajo y Sasuke escondió su sonrojo estando de espaldas.
—¿Puedo tener vista al océano desde la habitación?— preguntó y percibió como el pecho de Naruto se agrandó con un suspiro.
—Pide lo que quieras y yo lo obtendré para tí, tithen... (pequeño).
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Cuando hubieron perdido de vista a la ciudad, Naruto ayudó a Sasuke a bajar del caballo y luego amarró dos pesadas piedras a la grupa del animal; le dió una palmada y lo ahuyentó en la misma dirección.
—¿Por qué las piedras?— preguntó Sasuke, tras aceptar la mano del Mallen y empezar a caminar.
—Confundirá a los rastreadores, si las huellas de las herraduras se hacen menos profunda de repente, lo notarán. Ven aquí...— pidió y luego se agachó delante de él para que subiera a su espalda.
Sasuke ignoró sus mejillas calientes y rojas cuando se sostuvo fuerte con sus piernas, y rodeó su cuello con los brazos. Vió como Naruto intentaba solo caminar por encima de la hojarasca, sin dejar pisadas en el lodo del camino. Luego se internaron en el bosque profundo, y en cuanto encontró un arroyo, se metió en él y avanzó corriente arriba, en dirección al Noroeste, rodeándo la ciudad de Síla.
Estando lo suficientemente alejados del lugar donde habían soltado al caballo, dejó bajar a Sasuke y siguieron su camino. Así les dió el amanecer, y cada vez el malthelor estaba más pendiente a su alrededor, pues ya con la luz del día era difícil esconderse. Ithil no supo cuanto habían caminado, solo que estaba muy cansado y todavía se veía el gran árbol en la lejanía. De igual manera no se iba a quejar, el dolor de sus pies no era nada en comparación con la felicidad que ahora sentía.
Al atardecer, Naruto buscó en los alrededores algún lugar seguro, y encontrando una pequeña y poco profunda cueva, avanzó hacia ella.
—Quédate aquí— indicó, ayudándolo a entrar y teniendo que mantener la cabeza baja para no golpearse con la piedra, debido a su altura.
—¿Qué? ¿A dónde vas?— preguntó temeroso, mirando la oscuridad del bosque.
—Debo llegar a la caravana para obtener un caballo y provisiones, no podemos hacer el viaje sin ellas— anunció, acariciando su cabello —Están acampando a un par de millas, no demoraré— añadió al ver su semblante de preocupación.
—Te estás tomando todo éste trabajo por mí— murmuró apenado y Naruto rió.
—No estoy haciendo nada relevante, solo debo tener precaución para que no nos descubran— dejó un beso dulce en su frente y luego miró sus labios, pero se detuvo como si pidiera permiso. Sasuke, al notarlo, sostuvo sus mejillas con ambas manos y lo besó.
—Regresa a mí— pidió.
—Siempre...— respondió y después de asegurarse que estaba cómodo y cubrir la entrada con unas ramas, se marchó.
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RENACER
FanficBajo el árbol mágico de Eklipso, la ciudad de Síla era una urbe élfica llena de magia. Bendecida cada quinientos años con la llegada de dos dioses que protegían la tierra de Ennor, unidos por eternidad con un lazo de amor ¿Pero que pasaría si éstos...