Kushina era igual de paciente para enseñar, y mientras lo ayudaba con el huerto, le contó historias de Naruto cuando niño, pero aún con un atisbo de arrepentimiento en sus palabras.
Le hubiese gustado verlo tan feliz corriendo por los campos, lleno de energía, y otra vez recordó lo que la elfa le había dicho ¿Y si en verdad estaba esperando un bebé? Detuvo su hacer y arrodillado en la tierra, se llevó una mano al vientre, siendo notado por ella.
—¿Estás preocupado?— preguntó, cosa que lo obligó a sonreír con vergüenza.
—No sé nada sobre bebés,— admitió —y...— jadeó y de repente se echó a llorar —¿Estás segura que...?
—No completamente, pero tal vez pueda sentirse ya— explicó —Retírate la camisa— Sasuke asintió y rápidamente se puso de pie, descubrió su abdomen y luego la elfa bajó un poco la faja de su pantalón y palpó en su bajo vientre —Ven, dame tu mano— pidió y se la colocó sobre la zona endurecida —¿Lo sientes?
—Sí...— gimoteó.
—Debes tener al menos unos cuatro meses— sonrió, arreglándole su ropa con cuidado.
Sasuke soltó una risita nerviosa y luego cubrió su rostro rojo, al hacer las cuentas y percatarse de que Naruto había le dejado un hijo, desde la primera noche que se amaron bajo las estrellas. Pensó muchas veces en que le gustaría formar una familia con él, pero ahora que estaba sucediendo, se sentía en verdad abrumado.
—¿Crees que se alegre?— preguntó en un murmullo.
—¿Naruto?— resopló Kushina con diversión sarcástica —Estará como loco— señaló y Sasuke limpió sus lágrimas.
Ahora no podía esperar a darle la noticia en cuanto llegara, pero tampoco podía decírselo así como así; quizás preparar algún encuentro más íntimo sería mejor.
Pasaron la tarde sentados en el pórtico mirando el atardecer en el mar, hasta que un galope les avisó que Naruto había llegado. No se sabía entonces quien estaba más nervioso por verlo, pues Kushina, quien hasta ese momento había permanecido tranquila y animada, volvió a mostrar el miedo ante el rechazo de su hijo.
No tuvieron que levantarse, el malthelor sabía que a su Luna le encantaba observar el atardecer y rodeó la casa. Cuando sus pasos pesados se sintieron en la madera del suelo, ambos lo miraron. El Mallen borró su sonrisa cuando vió a su madre, pero luego observó a Sasuke tranquilo y suspiró con pesadez.
—¿Trajiste pan de nuez?— preguntó y la elfa asintió con ojos humedecidos —Bien, porque muero de hambre.
—Yo lo busco— se apresuró Sasuke y después de dejar un beso en sus labios, entró a la casa.
Naruto se sentó entonces al lado de su madre y se quitó la túnica para refrescarse de la larga cabalgata.
—¿Te ha ido bien con la granja?— preguntó.
—Sí, no han habido problemas. Par de gallinas han puesto, así que le dije a Sasuke que le traería unos polluelos. Se puso muy contento— murmuró apenas y Naruto rió.
—Me imagino su cara cuando los vea— resopló divertido y giró cuando la luz de las velas dentro de la casa se encendió.
—Han formado un lindo hogar aquí,— halagó Kushina —y te veo más feliz que nunca.
—Ahora lo soy— confesó y alargó una mano, que ella tomó después de limpiar sus mejillas.
—Perdóname, hijo...
—Está bien, viví junto a mi madre toda mi niñez y eso es algo que agradezco. A Ithil lo separaron de la suya, solo lo dejaban verla una vez a la semana— explicó —Fué realmente duro cuando era pequeño y me alegro de no haber pasado por lo mismo— ella asintió lentamente y luego soltó un suspiró, entrecortado por el llanto.
—Tu padre acababa de morir, y yo no tenía a nadie más. Tú eras mi regalo y mi recuerdo, en tus ojos estaba su mirada y la fuerza que necesitaba para seguir sin Minato— confesó —Cuando esa luz te cubrió, sentí que moría. Me arrebatarían también a mi pequeño, estaría completamente sola... Entré en pánico, te tomé en brazos y coloqué a tu primo en tu lugar.
—¿Menma...? ¿Menma es mi primo?— preguntó Naruto, sorprendido.
—Sí, su madre es hermana de Minato.
—¿Y donde está ella?
—No lo sé. Después de huir de la capital, no volví a tener noticias suyas.
Naruto se quedó pensativo, durante el tiempo que pasó trabajando en el palacio, nunca escuchó nada. Pero de todas formas no es que le interesara saber de Menma.
Sasuke salió de la casa, ahora serio, y le dió un plato a Naruto con el pan que Kushina había traído en la cesta, y una jarra de vino. Se quedó a su lado, colocando una mano en su hombro.
—La madre de Menma enfermó cuando era aún un niño. Murió pocos meses después...— explicó —Y de su padre nunca supe nada— confesó.
—Me apena escuchar eso— admitió Kushina y después de estar un rato en silencio, observó como su hijo tomaba la mano de Sasuke y besaba sus dedos para agradecerle por su atención. Solo entonces, comenzó a comer —Debo irme— anunció y ambos la miraron.
—Espera a que termine y te llevo a caballo— dijo Naruto y ella negó, poniéndose de pie con una sonrisa.
—No hace falta, caminar bajo las estrellas me vendrá bien, ahora que me siento más tranquila— confesó —Además, deben tener cosas de que hablar— miró a Sasuke y éste carraspeó avergonzado, haciéndola reír.
—Ven pronto de visita— ofreció Ithil y le dió un corto abrazo.
Después de besar la frente de su hijo, se marchó, dajándolos solos en el pórtico.
—¿Todo bien?— preguntó Naruto entonces y él asintió nervioso, logrando que frunciera el ceño.
—Prepararé un baño— se apresuró a decir y entró a la casa.
Mientras hacía el agua fluir desde la fuente hasta la tina de madera mediante un hechizo, trataba de mantener a raya los acelerados latidos de su corazón. Tanto el hecho de esperar un hijo, como el de decírselo a Naruto, lo llenaban de emociones nuevas; la alegría y el miedo se fundían en un torbellino difícil de controlar.
Naruto entró un rato después y luego de dejar el plato y la jarra en la mesa, se acercó a él y lo abrazó por detrás.
—¿Por qué tiemblas?— preguntó preocupado e hizo que lo mirara, tomando su barbilla —¿Sasuke...?— inquirió severo al notar sus ojos húmedos.
—¡Estoy esperando un bebé!— gritó entonces, dejando salir su ansiedad y escondió el rostro en el pecho del malthelor.
Naruto no dijo nada, solo soltó una risita ahogada y luego lo abrazó con fuerza. Así estuvo hasta que Sasuke sintió sus sollozos y se alejó un poco para poder mirarlo a la cara.
—¿Estás... feliz?— murmuró, secando delicadamente sus mejillas. Él asintió y volvió a sonreír cuando se inclinó para juntar sus frentes —Seremos padres...— reafirmó, contagiado por la emoción del Mallen.
ESTÁS LEYENDO
RENACER
FanfictionBajo el árbol mágico de Eklipso, la ciudad de Síla era una urbe élfica llena de magia. Bendecida cada quinientos años con la llegada de dos dioses que protegían la tierra de Ennor, unidos por eternidad con un lazo de amor ¿Pero que pasaría si éstos...