Aún con la delicada situación, Naruto no pudo evitar adornar su rostro con una sonrisa, mientras se encaminaba al campamento de la caravana Mallen. Poder abrazar y besar a Sasuke, era simplemente un sueño hecho realidad. Se rascó la nuca cuando pensamientos más íntimos vinieron a su cabeza, y luego negó decidido a concentrarse, pues el peligro de que los descubrieran era latente.
Entonces, tocandose los labios, frunció el ceño; tenía una leve sospecha, un instinto que le decía que no estaba equivocado, pero el saber que la luz había elegido a otro, no lo dejaba convencerse. Cuando besó a Ithil escuchó una voz, tan suya como de alguien más, cargada de sentimiento:
—"¿Cómo fuí capaz de vivir sin tí, tantos siglos?"— repitió, tratando de recordar cada detalle.
A media noche llegó al campamento, se movió entre las sombras para no ser visto, y entró a la yurta de Kakashi esperando que éste estuviese solo, pero la encontró vacía. Sin embargo, no tardó mucho para que el jefe Mallen entrara con una jarra dorada en la mano, llena de aguamiel. Al verlo en una esquina, cerró la solapa de la tienda de manera apresurada y se le acercó, después de dejar su bebida sobre una mesa baja.
—¿Qué hiciste?— preguntó severo. Naruto rió, conociendo de antemano que a Kakashi no se le escapaba nada —Toda Síla está revuelta y tú ahora te apareces repentinamente, después de semanas— explicó su pregunta.
—Necesito provisiones y un caballo rápido— pidió y vió al peliblanco despeinarse con un gesto ansioso.
—Naruto...— llamó y colocó ambas manos en sus hombros, mirando un poco arriba, debido a la altura del joven malthelor —Dime que fué contigo por voluntad propia.
—¡Por supuesto!— exclamó ofendido —No me juzgues por lo que hice, él...
—Es tuyo— completó y luego se alejó, resoplando una risita —Maldita Kushina.
La reacción de Kakashi solo reafirmó su sospecha.
—Yo soy Sunon...— murmuró compungido —¿Tú sabías?— reclamó en un ruego.
—Cuando murió Minato, tu madre dejó la caravana y viajó a la capital, pero no se quedó por mucho tiempo; regresó y se escondió en aquella granja, negándote contacto con el mundo. Intuía que había algo extraño... Naruto, al tú nacer, los sabios de la horda juraban que serías el próximo dios del Sol. Es que... ¡maldición, mírate!— lo señaló con enojo.
—Ya no importa— murmuró con dientes apretados.
—Tienes que reclamar tu derecho, será un gran problema, pero los Mallen te apoyamos, verdadero dios del Sol— hizo una leve reverencia —El palacio, las riquezas...
—No quiero nada de eso, Kakashi— bufó —Lo que deseo ya está en mis manos, exponerlo a una batalla lo pondría en peligro. Solo deseo alejarme y estar con él.
—No puedes huir siempre de tu destino— señaló.
—Sasuke es mi destino— respondió convencido y luego ambos escucharon murmullos afuera de la tienda, poniéndolos en alerta.
—Ya están aquí los soldados— anunció el jefe —Vuelve al bosque, te llevaré las cosas en cuanto se vayan— indicó, dándole un empujón para que saliera por debajo de las lonas de la yurta, en la parte trasera de ésta.
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Pasaron par de horas en las que el desesperado lo hacía maldecir a cada rato, Kakashi estaba demorando más de lo esperado y Sasuke estaba solo en el bosque. La preocupación de que no había comido en más de un día, lo hacía estar enojado consigo mismo; se suponía que tenía que cuidarlo y proveerlo.
Se escondió detrás de un árbol grande cuando sintió las rama crujir, pero al ver a Kakashi tirando de la brida de su caballo, sonrió.
—Cuídalo— rogó. Naruto asintió, sabiendo que era una magnífica montura de la cual el jefe Mallen estaba orgulloso —Los soldados vinieron revisando todo, en busca de Ithil, pero al parecer no han enlazado tu desaparición con la de él... aún— añadió. Naruto subió al caballo después de revisar las provisiones —No vayas directamente a la granja— aconsejó.
—Lo sé, haré un rodeo, aunque me lleve más días— contestó y le tendió la mano en despedida. Kakashi agarró su antebrazo con fuerza y asintió.
—Me quedaré unas semanas más aquí, para evitar sospechas— anunció y luego le dió una palmada al caballo, viéndolo marchar.
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Suspiró otra vez en soledad y abrazó sus rodillas al sentir su estómago gruñir. Nunca había sentido tanta hambre en su vida, pero más allá de eso, odiaba el temor que le causaba estar totalmente a oscuras, pues la Luna no había salido esa noche.
Con ansiedad agarró su coleta, deslizando los dedos por el largo cabello, y ahí se quedó otro rato, hasta que el galope de un caballo le hizo tenzarse.
—Sasuke...— escuchó. La voz de Naruto se sintió como una bendición. Salió y se lo encontró sobre un caballo gris.
Ni siquiera se bajó, solo volvió a tirar de él para subirlo a la silla y emprendió de nuevo la marcha.
—Demoraste...— protestó.
—Perdóname, los soldados llegaron al campamento— anunció, sintiendo como Ithil se tensó —Tranquilo, pronto estaremos muy lejos de aquí— se movió para sacar algo de las aljabas, y Sasuke vió un pedazo de pan con frutos rojos que le hizo agua la boca. Lo tomó en las manos y dió una gran mordida, sacando una risita culpable en Naruto.
—Está muy rico— exclamó volteando un poco para darle un trozo —Abre la boca— ordenó, y le dió de comer, pero sin dejar de mirar sus labios.
Al terminar, Naruto aceleró el galope del caballo y atravesaron el bosque que rodeaba a la capital a gran velocidad. Así fué por gran parte del día siguiente, teniendo incluso que sujetar a Sasuke con un brazo cuando éste cayó rendido del agotamiento. Aunque se habían alejado mucho y seguía intranquilo, debía detenerse para dejar que el caballo descansara; así que descendieron al borde de la muralla de árboles, donde comenzaban a divisarse las amplias llanuras. Caminó otros metros hasta encontrar un arrollo pequeño y amarró el caballo.
—Acampemos aquí, necesitas descansar apropiadamente— indicó, bajando las alforjas de la montura.
Sasuke asintió mirando todo a su alrededor y Naruto volvió a sacar alimentos para comer algo antes de dormir. Se dejó caer en la hierba con la espalda apoyada en un árbol, soltando una exhalación de cansancio, y se quedó esperando que Ithil saciara su curiosidad, sonriendo al ver sus expresiones infantiles. Lo vió inclinarse para tocar el agua de la suave corriente y luego abrió enorme los ojos cuando éste se comenzó a desvestir.
—Buscaré... algo de leña— carraspeó y se puso de pie, solo mordiendo su labio cuando escuchó la risita del doncel —Yo queriendo ser respetuoso y mira lo que hace... Rayos...— espetó nervioso, ya cuando estaba solo.
Recogió varias ramas y regresó cuando consideró que Sasuke había terminado de asearse, encontrándolo ahora cenando sobre una lona de cuero que había puesto en la hierba. Le sonrió de manera explendida y Naruto respondió igual el gesto, comenzando a armar una pila para encender fuego.
—El agua estaba fresca— balbuceó Sasuke con la boca llena —Puedes lavarte, no miraré— rió.
—¿Te burlas de mí?— preguntó algo fastidiado.
—Tu vergüenza es adorable,— respondió Ithil —considerando que pronto me tendrás— Naruto tragó duro ante el pensamiento —Quizás solo eres músculos, y en lo otro...
—No me provoques— advirtió con una media sonrisa, acercándose, tomando uno de sus mechones y llevándolo a su nariz —Tenemos un largo camino a caballo, solo me estoy asegurando de que puedas montar— Ithil enrojeció al percatarse del doble sentido y bajó la cabeza, disimulando mientras comía.
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RENACER
ФанфикBajo el árbol mágico de Eklipso, la ciudad de Síla era una urbe élfica llena de magia. Bendecida cada quinientos años con la llegada de dos dioses que protegían la tierra de Ennor, unidos por eternidad con un lazo de amor ¿Pero que pasaría si éstos...