Naruto observaba con ojos muy abiertos a Ithil, quien permanecía de pie, en silencio y con el ceño fruncido. Cuando se acercó, hizo ademán de ponerse de pie, pero a una señal del dios de Luna, se detuvo.
—Dímelo...— ordenó.
—Alteza, no debería... a éstas horas— balbuceó intentando encontrar las palabras que no quería decir. Y cuando un aroma dulce llegó a su nariz, apretó más las sábanas y jadeó —Maldición...— protestó en baja voz.
Sasuke se detuvo justo a su lado, y lo dejó de piedra cuando repentinamente se subió a su regazo, sentándose en sus muslos y empujando su pecho para obligarlo a acostarse otra vez. Sus ojos negros recorrieron el torso del Mallen y luego se detuvieron en su marcada erección.
—¿No me escuchaste, allá, en el estudio?— preguntó con las mejillas muy rojas —Te declaré mis sentimientos y solo te fuiste ¿Soy poco para tí?
—No...— exclamó y cubrió su rostro con las manos, escondiendo un gruñido —Ithil me honra con su cariño, como nunca nada lo hará, pero yo no soy merecedor... ¡Agh...!— gimió cuando Sasuke sostuvo su miembro y lo presionó un poco. Con rapidez agarró su muñeca y negó —Por favor, deténgase— rogó.
—¿Por qué?— inquirió, comenzando a acariciar la forma, y entreabrió los labios ante la sorpresa de sentirlo palpitar.
—No voy a poder resistir...— bramó con voz muy ronca y cerró los ojos.
—Está caliente— murmuró Sasuke —¿Se siente bien así?— apretó la punta que ya había mojado la tela y sonrió cuando lo vió asentir —¿Vas a decirme entonces?
—¿Para qué expresar con palabras, el amor tan grande que le profeso?— admitió e Ithil sonrió muy satisfecho, colocó ambas manos en el amplio y fuerte pecho del malthelor y se inclinó sobre él, juntando sus erecciones y gimiendo cuando se rozaron.
Acarició con la nariz el rostro de Naruto, pero cuando fué a buscar sus labios, éste sujetó fuerte sus hombros y lo alejó. Su mirada azul y dolida le hizo temblar la barbilla, cuando un nudo en su pecho amenazó con hacerlo llorar.
—Yo no quiero nada de ésto, no quiero ser Ithil, ni a Sunon, no quiero un maldito palacio... solo a tí...— sollozó.
—No cargas solamente con un título y riqueza, la paz de la tierra está sobre tus hombros, la vida de miles... En una situación así, no te puedes permitir ser egoísta, y yo no puedo ser el causante de tus malas decisiones— explicó con seriedad, pero las lágrimas comenzaron a mojar sus cienes.
Sasuke lloró de manera compulsiva mojando su pecho, y luego inclinó su rostro a un lado cuando Naruto se atrevió a acariciar su mejilla.
—Pero yo te amo...— lloriqueó, y en un instante se encontró encerrado en aquellos brazos fuertes que anhelaba. Percibió como Naruto apretó sus ropas y la humedad de su cara cuando la escondió en su cuello.
Era ese el lugar en el que debía estar, ¿cómo siquiera pensar en renunciar a él?
—Goheno nín, Ithil... (Lo siento, Ithil...). Me iré al amanecer...
—¡No!— gritó —Cuando se vaya la caravana. Es... es una orden. No me puedes desobedecer, ¡soy tu dios!
Percibió un suspiro de Naruto y lo apretó más fuerte, sin medirse en dejar salir todo su dolor y la impotencia de no poder tenerlo.
^°^°^°^
La voz dulce de una sirvienta lo despertó en la mañana, Sasuke se incorporó confundido de estar en su habitación. Ni siquiera recordaba cuando había vuelto del cuarto de Naruto.
Sentía ardor en los ojos y los tenía inchados de todo lo que había llorado la noche anterior, así que ni siquiera miró el desayuno que dejaron sobre su cama. Se dejó caer de vuelta en las almohadas y cubrió su rostro con una sábana.
—Por favor, Ithil, le ruego se levante. Casi es mediodía y tenemos mucho que hacer para prepararlo.
—¿Prepararme para qué?— rechistó confundido.
—Sunon ha ordenado adelantar la ceremonia de su compromiso para hoy en la noche.
—¡¿Qué?!— gruñó, saltándose exaltado —¡No puede hacer eso sin mi consentimiento!
—Yo... solo sigo órdenes, alteza. El palacio se está alistando desde primeras horas y hay una gran celebración en toda Síla.
Sasuke apretó los dientes con rabia; el maldito de Menma jugó sucio y le había hecho una encerrona ¿Cómo podía decir que que no, cuando ya toda la capital sabía de la ceremonia? Encolerizado golpeó la bandeja y desparramó la comida por el suelo, sacándole un grito de sorpresa a la sirvienta, quien tras recuperarse comenzó a recogerla.
—Déjame solo— raspó y no la miró cuando la joven elfa hizo una reverencia y se marchó. Encogió sus rodillas y las abrazó, ocultando sus lágrimas —¿Si no puedo amarlo, por qué lo pones en mi camino? No debería ser así, ninguna de las Lunas amó a otro que no fuese Sunon...— balbuceó y entonces tomó el diario sobre su mesita, buscando la página exacta donde estaban los versos que había cantado delante de Naruto —Esa melodía quedaba perfecta para tus palabras. Creo que... ésta vez, el Eklipso eligió al malthelor equivocado.
Fué inevitable que al rato regresaran los criados. Llenaron su bañera con agua perfumada y leche, lavaron su cabello y lo peinaron con aceites de esencias... Todo el día lo dedicaron a prepararlo para una fiesta a la que no quería asistir, siquiera permitiéndole dejar su habitación.
Cuando la luz que entraba por la ventana anunció el atardecer, Ithil se encontraba vestido con unas calzas negras y túnica azúl oscuro; pequeñas piedras preciosas hacían dibujos intrincados en la fina tela, y un cinturón exquisitamente forjado ajustaba la prenda. Por encima otra túnica transparente y larga hasta sus tobillos, tan ligera, que flotaba con cada movimiento de su cuerpo, como si fuese mágica. Un aro adornó su frente y más cadenas de plata se entrelazaron con sus mechones oscuros, como si la misma noche hubiese descendido sobre su cabeza, haciéndola lucir como un cielo estrellado.
Su madre entró en la habitación cuando los criados se fueron, pero la sonrisa que llevaba murió, al ver el semblante de su hijo.
—Eres el ser más hermoso que existe... y el que parece más triste— añadió, alcanzando su mano de dedos fríos e inmóviles —¿No te alegra verme siquiera? Tu padre está en el salón con los demás.
—Lo siento, naneth, pero no hay nada que borre mi dolor ahora.
—Sasuke...— murmuró compungida.
—Podría dar todo por amor, incluso el ser una deidad, pero ese simple mortal es tan benévolo, que me deja ir a cambio de la felicidad de las personas.
—No estoy segura de lo que dices, hijo, pero tal vez cuando pase un tiempo y logres tener una familia con Sunon, tus dudas se aclaren— aconsejó.
—Yo nunca estaré completo sin él— murmuró para sí mismo antes de dirigirse al salón.
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RENACER
FanfictionBajo el árbol mágico de Eklipso, la ciudad de Síla era una urbe élfica llena de magia. Bendecida cada quinientos años con la llegada de dos dioses que protegían la tierra de Ennor, unidos por eternidad con un lazo de amor ¿Pero que pasaría si éstos...