Capítulo 12.

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Eren había decaído. Cayó muy, pero muy bajo. 

Desde que Levi se alejó de él, lo único que hizo Eren, fue deprimirse. Ahogando sus penas con alcohol, y con algo de sexo que le ofrecían las prostitutas que merodeaban por el bar que él frecuentaba. Por que no podía olvidarlo, y se odiaba por eso. 

¿Por qué no podía olvidar a Levi, como hacía con sus llaves cada puta mañana? Bueno, la verdad, es que hay una gran diferencia entre unas llaves y el amor de su vida; Uno era la cosa más reemplazable del mundo, y no le importaría perderla, por que podría salir y hacerse una copia exacta. Mientras tanto, el amor de tu vida, no es para nada fácil de reemplazar. Mucho menos si esa persona, fue una muy especial. No es como si salieras de tu casa y le dices a un cualquiera que se hagan amigos, para después enamorarse como si nada. Ojalá fuese tan fácil. 

Y sí, Eren ya se había dado cuenta de su horrible y espantoso estado desde que entró a la oficina en su segundo o tercer día trabajando para ese Kenny Ackerman, y varias personas ya se lo habían mencionado; Armin. Ymir. Historia. Annie. Jean. Incluso Kenny. Ni siquiera su gato quería acercársele por el asco que le daba su imagen. 

Claro, también, su cabeza estaba en una nube de pedo. En un cumpleaños. En otro universo. Pensando solo y únicamente en Levi y en las posibles palabras que le pudo haber dicho esa vez que se separaron por completo. 

Eren piensa que todo eso fue solo un sueño. Por lo tanto, "soñó" con Levi: El azabache le dijo algo que, para él, es la cosa más importante que debió haber escuchado, pero no lo hizo. Se arrepiente tanto de haberse emborrachado en su sueño, por que cree que, de no haber hecho eso, podría haber escuchado a Levi con más claridad. 

Por lo menos, le hubiese gustado tener una última imagen mental de él, pero tan solo tiene unas vagas imágenes de Levi medio borrosas. 

Qué idiota se siente.

—¡Jeager!—Gritó Kenny desde la puerta de su oficina, mirando a Eren enojado. El castaño salió de sus pensamientos.—¿Cuántas veces te he dicho que dejes que estar en las nubes? ¡Concéntrate de una maldita vez o te pediré que firmes el papel de despido, maldición!—Amenazó, diciendo una que otra puteada por lo bajo. 

Eren volvió a su trabajo un poco avergonzado cuando escuchó;—No puedo creer que Rivaille aguantó por tanto tiempo a éste inútil bueno para nada.—Eren, quien tenía una mano alzada para llegar hasta su teclado del computador, tragó saliva, y esperó pacientemente a que Kenny entre nuevamente hasta su oficina, para salir con la cabeza gacha hasta el baño; se encerró en el último cubículo, y se sentó en el suelo a llorar.

Así de sensible podía ponerse cada vez que escuchaba el nombre de la persona que lo "abandonó" (como dice Eren). 

EL moreno se había pasado mucho tiempo aguantando el terrible dolor de haber perdido a la persona que más amaba, y se negaba a muerte el contarle a Armin. Por pura vergüenza. Por lo tanto, solo había un día en el que podía descargar toda la ira, tristeza y agonía que tenía escondida en todo su ser; Los viernes. 

El último día hábil que tiene en la semana, al salir del trabajo, siempre va al mismo bar; ese que vio en sus "sueños", y el último lugar donde se encontró con Levi para después despedirse para siempre. 

Siempre se sienta en el mismo lugar; el tercer asiento de la barra, donde lo atiende el mismo barman de todos los viernes;—¿Lo mismo?—Le preguntó el hombre secando un vaso de vidrio con un trapo entre sus manos. Eren asintió.—Ya le traigo.—El barman se alejó de él, y caminó hasta una nevera que estaba detrás de él; sacó una botella pequeña de cerveza, y se la acercó. 

—Gracias.—Se limitó a decir Eren una vez el hombre le quitó la tapa de lata de la botella. 

Eren tomó la cerveza con una de sus manos, y se la llevó a la boca, para después voltear sobre su asiento, dándole la espalda a la barra. Comenzó a observar el lugar; Mujeres con muy poca ropa caminaban por ahí, cobrando por sus servicios. Mientras que lo hombres, pagaban sin quejarse de ello. Solo por una corta noche de sexo pagado.

¿Jefe? || EreriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora