Poliamor// Fyoyazai

2

Cuando llegó a casa, Fyodor y Osamu ya se habían ido. Lo que le sorprendió a Chuuya fue el hecho de que la cocina estaba intacta. Supuso que habían ido a comprar algo en la tienda, pero le preocupaba de dónde habrían sacado el dinero. Esos dos tenían la manía de sacar plata de la billetera de Nakahara para comprar cosas a menudo innecesarias.

Sacó su teléfono y marcó el número de Fyodor. El ruso le contestó al tercer timbre.

—¿Aló?

—Hola, Fedya. ¿Cómo estás?

—Hola, Chuu. Bien. ¿Cómo te fue con tu hermana?

—Bien. Oye, no vi que hicieran algo con la cocina. ¿Qué desayunaron?

—Oh, no desayunamos.

Chuuya parpadeó un par de veces y respiró profundamente.

—¿Cómo así que no desayunaron?

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—At-su-shi-kuuuun~ —Canturreó Dazai acercándose al albino—. ¡Dame un poco de tu comida!

—Dazai-san, yo no traje comida —Contestó Nakajima apenado.

Osamu lo miró por un momento y luego se arrimó a Kunikida.

—Kunikidaa~

—No. Si no desayunaste, eso no es mi problema. Tienes que aprender a cuidarte tú solito. Es inaceptable que a tu edad no sepas cocinar.

—Yo le puedo dar mi comida a Dazai-san —Dijo Akutagawa esperanzado.

—¡Tanizaki-kun! ¿Me das un poco de tu comida? —Osamu lo ignoro completamente.

Tanizaki, por su lado, alzó la mirada y negó con timidez.

—Lo siento. Es para compartir con Naomi.

El castaño suspiró con frustración y se sentó en su escritorio. Akutagawa se paró al lado suyo y le ofreció su comida.

—Dazai-san, yo puedo darle mi comida.

De nuevo, lo ninguneó olímpicamente. Por suerte, escuchó que alguien lo llamaba desde la puerta.

—¡Oi, maldito Dazai!

Cuando se dio vuelta, una bolsa café le cayó en la cara.

—Auch —Se quejó, y miró a Chuuya—. ¡Hola, Chibi! ¿Como te fue con Kouyou?

El pelirrojo lo miró feo y le señaló la bolsa.

—Ahí está tu desayuno, idiota.

Osamu no cabía de la felicidad. ¡Comida! ¡Y comida poco sana, además! De inmediato, sacó de la bolsa un rollo de canela y se lo metió a la boca.

—¡Shuuia esh el mejhor nofio hel mundho!

Kunikida no estaba tan contento.

—¡No comas en la oficina! —Le chilló—. ¡Estás ensuciando todo!

—Khunifidha ño the enojhesh

—¡NO COMAS CON LA BOCA LLENA!

Chuuya agarró a Dazai de la gabardina y la arrastró afuera de la oficina.