A la mañana siguiente, el despertador digital de Chuuya no sonó, pero sí su despertador interno, por lo que solo tardó diez minutos más de lo normal para levantarse. Miró a su alrededor. Ni Fyodor ni Dazai estaban allí. Suspiró profundamente y se levantó.
En la cocina, sus dos novios estaban encarnados en una discusión en un idioma desconocido, pero que sonaba a una mezcla entre ruso, tailandés y sueco. Cuando lo vieron entrar a la cocina, callaron y se lo quedaron mirando.
—¿Quién de ustedes dos apagó mi despertador? —Preguntó el pelirrojo. Dostoyevski y Dazai se señalaron entre si. Chuuya rodó los ojos.
—Buenos días a tu también, cariño —Masculló el ruso—. Te preparé el desayuno.
—Te preparamos el desayuno —Puntualizó Osamu mirando feo a Fyodor.
—¿Ah, si? ¿Y qué prepararon?
—Intentamos hacer sándwiches, y... ¡Mierda, Fyodor, los sándwiches!
Algo olía a quemado. Ambos demonios prodigios corrieron a la estufa, que estaba envuelta en llamas.
—¡Apágalo! ¡Apágalo! —Gritaba Dazai.
—¡Apágalo tú!
El castaño tomó un pañuelo y lo agitó frente al fuego mientras Fyodor soplaba con todas sus fuerzas. Chuuya se reía.
—¡Échale agua!
—¡Échasela tú!
—¡¿Cómo se apaga esa cosa del demonio?!
A Nakahara ya le dolía el estómago de tanto reírse. Finalmente, Dostoyevski le echó un vaso de agua a la estufa y el fuego se apagó. Suspiraron.
—Espero que no te importe comer sándwich quemado —Se excusó—... Además de húmedo.
Sirvieron el desayuno, que tenía un aspecto espantoso, y se pusieron a comer.
—¡Mmmh! —Exclamó Chuuya haciendo una mueca—. Esto sabe...
—¿Horripilante? —Sugirió Dazai— ¿Asqueroso?
—¿Quemado? ¿Desastroso?
—... Interesante —Decidió el pelirrojo—. Tiene un sabor peculiar.
Dostoyevski le dió otra mordida a su sandwich.
—A mi me parece que sabe a rana —Comentó. Osamu se mofó.
—¿Cómo sabes cómo sabe la rana?
—No preguntes.
Por consideración con sus novios, Chuuya se comió todo el desayuno, aunque quedó con ganas de vomitar. Se levantó, dio las gracias por la comida, y fue a bañarse.
—¿Y si nos bañamos juntos? —Preguntó el castaño viéndolo alejarse.
—¡Termínate tu desayuno, Osamu!
Chuuya era contador en una joyería. La paga era una miseria, pero debía admitir que se divertía un montón, porque sus compañeros de trabajo eran unos bastardos de menos de veinticinco años que lo único que quería hacer era pereza y desmadre. Para el trabajo vestía un traje y guantes negros, además de la gargantilla que Osamu le había regalado unos años atrás.
Una vez vestido y cepillado, iba a salir, pero Dazai lo detuvo.
—¿Me llevas al trabajo? —Pidió— ¿Porfis?
Chuuya miró su reloj irritado.
—Si no estás listo en diez minutos —advirtió— me iré sin ti.

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Poliamor// Fyoyazai
Fiksi PenggemarNo era necesario que Anne-san le dijera que una relación poliamorosa era complicada, lo que necesitaba era que alguien les explicaba cómo demonios se suponía que tres padres cuidarán de un hijo. -El diseño de los personajes le pertenece a Asagiri Ka...