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Los últimos días, Chuuya había estado muy perezoso.

No se quería levantar de la cama, sus novios tenían que llevarle el desayuno o si no se enfadaba y no les dirigía la palabra en el resto del día, hasta que se sentía culpable y les pedía que lo mimaran.

Entonces le daba vergüenza estar actuando de esa forma y se acostaba a dormir sin decirles nada.

Las hormonas eran algo realmente curioso.

Cuando Fyodor despertó, Chuuya no estaba en la cama, pero Dazai sí, así que lo tiró al suelo de una patada, despertándolo. Dazai se quejó.

—¡Hey! —Protestó— ¿Por qué me lanzas?

—No llores tanto. Igual no necesitas de mi ayuda para caerte de la cama —Se burló el ruso—. ¿Sabes dónde está Chuuya?

—No —Se levantó con mala cara del suelo—. Tal vez fue al baño.

Ambos empezaron a tender las sábanas en silencio. Cuando Dazai dejó de sentirse ofendido por haber sido brutalmente lanzado al suelo, preguntó:

—¿Dormiste bien?

Ese gesto sorprendió a Fyodor. Por lo general, Dazai no le preguntaba mucho sobre cómo fue su día, o cómo durmió, cosas por el estilo. Generalmente no era necesario. Ambos eran unos genios. Podían deducirlo sin necesidad de preguntar.

—Pues, sí, supongo —Contestó, un poco aturdido—. ¿Y tú, qué tal dormiste?

—Bien —Dazai se encogió de hombros—. Chuuya me puso un pie en la cara un momento, pero de resto nada fuera de lo normal.

—¿Yo hice eso, de veras? —Preguntó el pelirrojo, regresando del baño— Lo lamento mucho.

—Está bien, estoy acostumbrado. Recuerda que dormía en la misma habitación junto a mis otros diez hermanos.

Se sonrieron, y Chuuya se inclinó a besar a ambos en la mejilla.

—¿Tuvieron una buena noche?

—Fyodor me tiró de la cama —Acusó el castaño inmediatamente.

—¡Pero eso no fue en la noche, idiota!

A Chuuya le divertía mucho ver discutir a sus novios.

Una vez tendida la cama, fueron a preparar el desayuno. No había gran cosa en la cocina, así que resolvieron pedir pizza (esa fue idea de Chuuya, que estaba muy hambriento). Últimamente, el apetito se los tres había incrementado bastante, sobretodo en el pelirrojo.

—¿Te vas a comer ese pedazo? —Preguntó a Dazai, señalando el trozo de pizza que tenía al frente.

—¿Mhh? No. Cómetela si quieres.

Chuuya se sonrojó por el comentario y tomó la pizza, mordiéndose un labio. Dazai lo notó y se sonrojó al darse cuenta de que eso sonó mal, pues no lo había dicho con malicia.

—Vi eso —Comentó con picardía—. Te mordiste el labio.

—¡Yo no hice nada! —Negó Chuuya, pero una pequeña sonrisita lo delató.

Fyodor y Dazai cruzaron miradas.

—Parece que alguien está recuperando el apetito, y no hablo de comida —Dijo Fyodor sonriendo.

—Cállate —Chuuya sonrió—. ¿Te comerás tu pedazo de pizza?

—No. Cómete la mía también.

Chuuya estalló en carcajadas.


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Poliamor// FyoyazaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora