Cuando volvió a la ciudad, volvió a ver las tropas de los bosques y un elfo de cabellos dorados y ojos verdes esmeralda la miró, extrañamente con amor. –¿Quién será ese elfo? –se preguntó Ithlaiä. Llegó al castillo y fue directamente a su habitación porque estaba cansada. Ithlaiä estaba tan cansada que no pudo pensar en aquel elfo desconocido y se metió en la cama pero Elemmire entró al poco rato.
–Perdona, ¿ya dormías? –le preguntó.
–Me faltó poco –respondió Ithlaiä con una voz suave.
–¿Por qué estás tan triste?
–Es que acabo de despedirme de Dol-Falas. Se ha marchado porque yo no quería que luchara en esta guerra.
–Lo amas mucho, ¿verdad? –dijo Elemmire mostrando compasión
–Es un ser de luz extraordinario. Lo trato como a una persona.
–Yo quería hablarte del príncipe Athel, estás muy distante con él. Se nota mucho.
–Sí... Elemmire, creo que para él y para mí todo se acabó...Si me hubiera declarado antes su amor, pero lo malo es que no lo hizo y además ahora, ya no me atrae. Gracias a ese brujo llamado Alatar, que ha hecho que me aleje de él. No lo puedo evitar. Ya no hay vuelta atrás.
–Bueno... No te preocupes en la Tierra Media hay muchísimas criaturas de las que te puedes enamorar... –dijo Elemmire con una sonrisa. Ithlaiä también sonrió.
–Me alegro de volver a tenerte a mi lado, Elemmire –se abrazaron– hablando de enamorarse... Ahi fuera he visto a un elfo de ojos color esmeralda y cabellos dorados que me ha mirado con mucho amor... Y yo no lo conozco de nada.
–Quizá si le conoces y no lo sabes, o no le recuerdas... –dijo Elemmire. Ithlaiä no supo qué contestar. Sabía que Elemmire se refería a su vida antes de ser convertida en piedra. La verdad era que nadie sabía quién era Ithlaiä de verdad. Solo sabían que había nacido en Rhûn ya que su estrella era de luz rojiza. Ithaliä llevaba un colgante con una letra de élfico antiguo y no sabía qué significaba en realidad. Ni siquiera Mithrandir lo sabía pero quizá si le preguntaba a la Dama de Lorien o a Elrond, algún día lo descubriría.
–Bueno me temo que me tengo que ir, tengo sueño y veo que tu también –dijo Elemmire.
–Buenas noches Elemmire.
–Buenas noches Ithlaiä.
Elemmire se fue y la habitación de Ithlaiä quedó en oscuridad salvo por la luz de la luna y las estrellas que entraban por la ventana.
Las tiendas de los soldados se alzaban en la oscuridad de la noche. El rey Thranduil hablaba con su hijo.
–Me alegro de que estés a mi lado en esta guerra, creo que será una gran batalla que podemos vencer. Si no lo hacemos, el mundo tal como lo conocemos se acabará para todos y la oscuridad resurgirá de las sombras.
–No hables con palabras tan ásperas padre, los soldados necesitan más que ánimos, tener fe en que van a conseguir la victoria.
–Por cierto, ¿cómo andas de los asuntos del corazón? Sabes que espero a la que será reina del Bosque Negro.
–¡Ah! Ya lo sé, padre... Pero de momento mi corazón está dividido en dos, dos grandes amigas... –dijo tristemente.
–¿Quienes son las afortunadas por las que suspiras? –dijo el rey Thranduil con una ámplia sonrisa.
–Una es la princesa Elemmire, la elfa a la que creo amar. Es muy buena y bella, pero también está Ithlaiä, la elfa misteriosa que suponemos que proviene de Rhûn, es mi mejor amiga... Ay mi corazón está partido en dos, no sé qué hacer padre.
–Seguro que ambas son muy guapas, fuertes e inteligentes, aunque sólo conozca a la princesa Elemmire de vista. A Ithlaiä ya la conozco, y me parece muy misteriosa. Pero te di libertad para elegir a la mujer con la que te querías casar y ahora no sabes con quien –Légolas se limitó a suspirar –Quizá deberías conocerlas a las dos más a fondo y quedarte a la que más quieras –dijo su padre.
–Ya pensaré algo –dijo Légolas y se fue al castillo pensativo.
Légolas subió directamente a la habitación de Ithlaiä, necesitaba hablar con ella, esperaba que aún no estuviera dormida, así es que al llegar dio un par de golpes muy leves en la puerta.
–¿Quién es ?
–Soy yo, Légolas, ¿te he importunado ?Si es así, me retiraré.
–No, pasa, me disponía a dormir, pero aún estoy despierta –él entró y se sentó junto a ella en la cama.
–Vaya, me temo que soy muy descortés al interrumpir así tu descanso, pero necesito hablar contigo y no sé si más adelante tendremos la oportunidad de hacerlo.
–No te preocupes, amigo, dime qué te sucede. Te noto triste, además, yo también necesitaba hablar contigo.
–Lo estoy, no sé qué me pasa, estoy muy confundido. Es por Elemmire, yo pensé que estábamos iniciando algo hermoso, pero parece ser que para ella no era así, ahora que estabas enferma, pasé mucho tiempo contigo, y prácticamente no la ví. Ella se molestó, sé que tiene razón porque no la busqué siquiera para saludarla, pero el caso es que yo sentía que tenía que estar contigo, y no sentía que eso fuera malo.
–Légolas, igual que cuando eras pequeño, te confunden mucho los sentimientos. Eso es por tener un corazón tan grande amigo –le sonrió y le dio unos pequeños golpes en el pecho.
–Yo te quiero mucho Légolas, y te agradezco que me hayas cuidado tanto, ya me han dicho que fuiste tú el que más tiempo pasó a mi lado, y eso me hace sentir muy bien, pero es difícil tratar de intervenir en una relación ajena, eso es algo que solo vosotros dos podéis solucionar.
–Lo sé –le contestó Légolas– sólo quiero un consejo. He pensado que tal vez sería mejor dejar las cosas como ella quiere, pero no puedo. Me duele mucho estar así, no soporto verla y tener que alejarme de ella, cuando lo que quiero es correr y abrazarla. ¿Por qué contigo puedo hablar así ? ¿Por qué me siento tan tranquilo cuando estoy a tu lado, Ithlaiä ?
–Se llama confianza amigo, a mí y a tí nos une un lazo muy especial. Hemos llegado a ser como hermanos, ambos sabemos las correrías del otro, ¿no te he contado yo antes también mis andanzas ? Sé que estuvimos separados un tiempo, pero todo el cariño y la confianza que nos teníamos no se rompió, y espero que siga así para siempre. Y en cuanto a Elemmire, lo único que puedo aconsejarte Légolas, es que hables con ella, habla con el corazón, no dejes que el orgullo te gane, tal vez no lleguen a nada, pero tal vez sea el inicio de una historia de amor maravillosa. –Légolas le dedicó una sonrisa a Ithlaiä y le dijo:
–Como siempre, tengo que hablar contigo para enderezar mi vida. seguiré tu consejo. Necesito saber qué es lo que siente Elemmire por mí. Gracias por todo, y mejor me retiro, porque tengo la impresión de que en un par de minutos más, comenzarás a lanzarme todo lo que esté a tu alcance para que me vaya –Ithlaiä puso una cara de indignación y gritó:
–¿En unos minutos? ¡Sólo son unos segundos! –riéndose tomó las almohadas y comenzó a lanzarlas. Légolas corrió hacia la puerta y solo alcanzó a decir "Dulces sueños guerrera, guarda tus energías para el enemigo", y alcanzó a cerrar la puerta en el momento en que una almohada se estrellaba con ella. Al salir corriendo, Légolas se topó con Mithrandir.
–¡Légolas Hojaverde, no dejes que el amor nuble tus sentidos!
–Lo siento Mithrandir... ¿De qué amor hablas?
–Del que sientes por Elemmire, por supuesto, deberías contentarte con ella, o tu padre me pedirá que te hechice para que te cases! –rio el mago y Légolas se enrojeció.
–Entonces, ¿tú crees que yo amo a Elemmire? ¿No sospechas de Ithlaiä?
–¡Oh, no! El corazón de Ithlaiä está convaleciente, y no podrá abrirse de nuevo al amor durante un tiempo... Estuve pensando que Siris y yo la sellamos contra las irrupciones del mal, todas las vías por donde el mal podía entrar en ella... Y la última vez le entró por el corazón... –Légolas se espantó. –No te alarmes querido elfo: el amor es más fuerte que cualquier magia, quizá más fuerte que cualquier otra cosa. ¡Si tan solo pudiéramos ganar esta guerra con amor! –exclamó el mago y partió a consultar con su amigo Aragorn. –Después de eso, Légolas se fue por los pasillos en busca de Elemmire. No sabía ni cómo iba a empezar a hablar con ella, pero tenía claro que esta vez no la dejaría escapar y mucho menos sin que le respondiese a su pregunta, si todavía le amaba, que era exactamente lo que sentía por él. Aunque la conversación con Mithrandir le había asustado, también le había alentado, ya que ya sabía perfectamente que aunque quería a Ithlaiä era solo como amiga, que a quien amaba con su alma, por quien daría la vida si ella se lo pidiese era Elemmire.
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Magia y Amor en la Tierra Media: Memorias de La Cuarta Edad
FanfictionAño 2004-2005, alguien crea un pequeño grupo de Msn para fans de "El Señor de los Anillos" y de la escritura. Un buen día se les ocurre hacer un fanfic en el que cada una escribirá un trocito cuando se conecte a internet. Los días transcurren emocio...