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"O5"
Sinceramente, Sunoo creía casi imposible que una amistad pudiera ocurrir entre la persona que vivía a su lado, siempre retumbando canciones en sus paredes, desconcentrándolo y causándole dolor de cabeza.
Pero pasó porque todo es posible, ya no había canciones a todo volumen, ahora había risas, había platicas largas y profundas... Había abrazos. Sunoo encontró una amistad verdadera y pura en los brazos de Ni-Ki, su vecino.
Le gustaba oírlo rapear, porque lo hacía como un dios. Sus versos eran arte fluyendo por sus oídos, y cuando Ni-Ki le escribió una canción para él, Sunoo sintió mariposas en su estómago. Era realmente tarde, Sunoo estaba recostado en la cama de Ni-Ki mientras hacía tarea como de costumbre, decidió que acabaría mañana y que debía ir a dormir. Entonces se quedó sin palabras al ver la expresión de Ni-Ki. Estaba de pie frente a él y sus mejillas estaban completamente sonrojadas, su mirada le huía y mordía su labio con nerviosismo.
“¿Qué pasa, Nini?”
“Te escribí una canción.”
Esta vez fue Sunoo el que sintió sus mejillas rojas, creyó que alguien le había robado el aliento. (Sí, había sido el pelinegro frente a él)
“¿Puedo oírla ya?”
“Dice algo especial... Importante, tendrás que esperar a que sea el momento adecuado...”
“Esperaré lo que haga falta.”
El más bajo no resistió más y envolvió sus brazos por la cintura del menor, sintiendo su corazón acelerarse como cada día, cuando tomaba de excusa despedirse para abrazarlo. Se atrevería a decir que era su momento favorito. Y el de Ni-Ki
Parece que habían sido creados para encajar en los brazos del otro, dándose abrazos de espaldas, de frente o acostados, y Sunoo aprovechaba siempre para demostrarlo.
