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"O9"
Sunoo sabía que estar al lado de Ni-Ki era lo correcto, y es por eso que cuándo el menor junto sus labios mientras una canción le lastimaba los oídos a todo volumen, se dejó llevar sin problemas.
Cuando su cuerpo cayó sobre el de Ni-Ki, ambos acostados en la cama, continúo fluyendo. No se detuvo cuando los dientes del otro aprisionado su labio inferior y tampoco detuvo el gruñido que salió de su garganta cuando sus cuerpos se restregaron causando fricción.
Besó el cuello de Ni-Ki, lo mordió, lo marco, lo hizo suyo. Le pertenecía, cada parte de Ni-Ki. Y Sunoo también era de él. Lo acaricio como si fuera una pieza de arte (lo era) y sus gemidos sonaron tan fuerte como la propia música. Sunoo descubrió que era su melodía favorita y que deseaba escucharla miles de veces más.
Ambos disfrutaron de las caricias y sensaciones eléctricas, cada una cargada de amor, de adoración, de respeto y de ellos. La esencia de ambos se había mezclado, logrando así un extasis absoluto donde ambos jadearon el nombre del otro, orgasmos recorriendolos casi al mismo instante.
Y acostados, lado a lado, tratando de regularizar sus respiraciones, Sunoo entrelaza sus manos, y Ni-Ki se inclino para darle un beso lento y largo.
“Esto no lo hacen los amigos, Sunoo.”
“Que bueno, porque no quiero ser tu amigo.”
“¿De qué hablas?”
“Estoy enamorado de ti, Nini.”
Un silencio tranquilo llegó a la habitación, fue cuando el par notó que la estéreo había dejado de sonar. Y así notaron que hubo un apagón de luz, que no hizo diferencia en la oscura habitación.
“Se mi novio.” Ni-Ki le pidió. “Sunoo, dame el honor de ser tu novio.”
