Capítulo #4: El guerrero de los cielos, ¿Que te sucede, Pegaso?

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—Seiya: ¡Apártate de ella!—Adoptó como pudo una postura de pelea.

—Marín: S-Seiya ¡H-huye de aquí!—Tartamudeo por la falta de oxígeno, el ángel la alzo del suelo esperando que ella muriera más rápido.

—???: Ven a jugar con nosotros, pegaso—Invito con picardía—Te dejaré suicidarte, es lo que más te conviene.

—Seiya: ¡Qué tonterías estás diciendo!

—Marín: ¡Vete de aquí! ¡Ve al santuario!—El ángel no podía permitir que pegaso le hiciera caso, la hizo callar golpeándola con su cosmos.

—Seiya: ¡¿Si quieres mi vida por qué la atacas a ella?! ¡Solo un cobarde atacaría a una mujer de esa manera!—Recriminó.

—???: Solo está afrontando las consecuencias de mentirme, ¡El que le miente a un dios solo puede esperar la muerte!

—Seiya: ¡No digas más sandeces!—Trazó con las manos las estrellas de su constelación—¡Dame tu fuerza, Pegaso!

Lo que pasó lo dejo estupefacto, su ataque no solo no le hizo ningún rasguño, su golpe de ken se había disipado como si humo se tratará.

—Seiya: ¿Qu-qué le ha pasado? Mi meteoro no le hizo efecto—Retrocedió un par de pasos, trató de atacar otra vez, obteniendo el mismo resultado—¡¿Por qué no funciona?!—Vio atónito sus puños.

—Marín Los e-efectos de la maldición de H-hades no han desaparecido del t-todo—Respondió de manera casi inaudible, casi no tenía aire en los pulmones.

—???: ¿Este enclenque es tu salvador?—Se burló—Yo estaría rezando su fuera tú—Levantó su mano derecha, y empezó a concentrar su cosmos en su palma—A decir verdad, me siento decepcionado, pensé que el «Asesino de Dioses» sería un rival más fuerte—Lanzó un ken que dio de lleno en Seiya.

El ataque fue devastador, el Pegaso sintió un dolor agudo, recorrerle todas las venas, todos los nervios, sentía cada maldito músculo adolorido. Cayó al suelo, parecía que el ataque dreno toda su energía.

—???: Ahora te daré un castigo a ti, rojita—Soltó bruscamente a la pelirroja—Lástima que hayas sido tan tonta como para mentirme—Con su cosmos-energía creo una lanza dorada—¡No debiste enojar a un Dios!

—Marín: -Se había quedado paralizada, no estaba en shock, ¡¿por qué no lograba moverse y atacarlo?!—¡No tienes lo que hace falta para ser un Dios!

—Icaros: ¡Te haré tragarte esas palabras!—Arrojó la lanza violentamente—Qué insistente logras ser, mujer.

—Marín: ¡Aggh!—Trató de detener la lanza con sus manos, pero se impactó con fuerza en su pecho—No pienso retractarme—Sacó el arma de su pecho, arrojó el trozo de metal a un lado, se irguió con un mar de sangre manchando su ropa de civil.

—Icaros: ¿Lucharás contra mí? Son tan débiles que me causan ternura.

—Marín: S-Seiya, Vete de aquí—Corrió para golpear a Icaros. El ángel respondió con un rodillazo al estómago y azotando la cara de la pelirroja contra el suelo.

—Seiya: M-maldito—Se puso en pie, debía perseverar-¡Icaros! ¡Prometo que voy a matarte!—Las palabras del ángel lo enojaban cada vez más, tenía que bajarle sus aires de grandeza.

—Icaros: Deja de soñar, Pegaso—Dijo ya harto de ir esos dos gusanos siguieran insistiendo en levantarse—Dejen de fantasear porque no lograran vencerme.

Icaros debía encontrar una forma de matar a ese par de idiotas ¿Por qué insistir en seguir dándole pelea? Expandió su cosmos. Una onda tiró al suelo a los dos.

—Icaros: Gusanos patéticos—Seiya seguía consciente, pero su instructora no—¿Por qué tuviste que despertar, Seiya? Era mucho mejor para ti seguir durmiendo, ¡Tu despertar es el acto más egoísta que Atena pudo permitir!.. Aunque de esa Diosa egoísta no espero mucho.

—Seiya: ¿De qué hablas?

—Icaros: Atena se ha ido, no volverá—Dijo tajantemente, con una voz que no representaba enojo, sino lástima por esos pobres diablos—Y estoy seguro de que no volverá solo por ti.

Continuará...

Saint Seiya: La Guerra Santa de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora