Capítulo 24: Furia

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—Shun: ¿Quién eres tú?—Preguntó mientras aterrizaba, aun con ella en brazos.

—???: ¿Tú eres el santo de Andrómeda?—Le preguntó una guerrera de cabello celeste, su peinado es en dos coletas laterales que se curvan al final, una armadura que constaba de un peto negro y unas perneras, debajo de la cloth un vestido celeste simple—Yo soy el Ángel de “princesa”, mi nombre es Hime.

—¿Hime no significa princesa en japonés?—Puso mueca de confusión ante tal redundancia—¿Algo así era de lo que me hablabas?—Cuestionó mientras se aferraba a él.

—Hime: ¿Qué se supone que hace el santo de la constelación de Andrómeda en un lugar como este?—Miró con desprecio a su alrededor.

—Shun: Ese no es tu asunto—Bajó a la chica de sus brazos—Rápido, huye de aquí. No quiero que salgas lastimada.

—Cuídate, Shun—Pidió.

—Hime: ¡Nada de eso!—Lanzó un golpe de cosmos que impacto contra la puerta de la azotea, haciéndola pedazos—Cualquier persona que tenga contacto con un caballero recibirá la muerte.

—Shun: ¿Eso según quién?—Invocó su armadura, se sorprendió al ver que la cloth en vez de cambiar su ropa a un leotardo rosa, le puso un leotardo negro con líneas fucsias—Esto es algo nuevo.

—No te queda nada mal esa armadura, conejito—Elogió mirando de pies a cabeza a Shun, el de hebras verdes se sonrojó levemente.

—Shun: Por favor escóndete, es muy peligroso—Extendió su cadena, e inmovilizó las piernas de Hime—Por favor ríndete, me he retirado de mi puesto de caballero, no deseo pelear.

—Hime: Era predecible que huirías, al ser un santo tan cobarde—Intuyó, analizando las cadenas para encontrar un punto débil—Lo que no esperaba es que te escondieras en un colegio.

—Shun: Nada de eso, no me estoy escondiendo de nadie—Afirmó, al percibir que recibiría un ataque de Hime, la arrastró con su cadena—Solo quería hacer lo que Saori me pidió antes de su desaparición—Explicó mientras hacía que su arma volviera a él—Soy un individuo pasivo en esta guerra santa.

—Hime: ¡Sigues dando excusas de tu cobardía, Andrómeda!

—Shun: Con ustedes es inútil dialogar—Se quejó—Tu pelea es conmigo, ella no tiene nada que ver.

—Hime: Que lastima para ti que las órdenes fueron matar a cualquiera que este aliado con los caballeros—Concentró su cosmos en su palma derecha—Sea un guerrero, o un simple humano—Disparo una bola de energía.

—¿Qué?—Logró ver la esfera, desapareció, al siguiente segundo vio a Shun delante de ella, había hecho que su cadena tomara la forma de un escudo—¡Shun! ¿Qué ha pasado?

—Shun: Hime trato de atacarte—Retiró la protección indignado—Por suerte su ataque solo se movió a la velocidad de la luz.

—¿Cómo lo has detenido si va tan rápido?

—Shun: Los caballeros podemos viajar a varias velocidades, un caballero de bronce promedio debe ir al menos al doble de la velocidad del sonido—Explicó—¡Hime! ¡Ni pienses que he de perdonarte por tratar de atacarla! ¡Cadena Nebular!

—Hime: ¡Gusano!—Pegó un salto de gran altura, creyendo que había huido, no contó con que la cadena de la cloth de Andrómeda puede perseguir a sus enemigos aun a galaxias de distancia—¡Me las pagarás!

—Shun: ¡Ondas de Relámpago!—La cadena azotó la cara de Hime, la dejo bastante desorientada—¡No tienes justificación alguna para pelear en mi contra! Ya le perdoné la vida a un ángel, ¡No volverá a repetirse! ¡Nebulosa de Andrómeda!—Enrabiado extendió su cadena en el suelo, en forma de espiral.

Saint Seiya: La Guerra Santa de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora