Capítulo 22: Dúo

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Fénix se desplomó en el piso, cayó inerte como si de un objeto se tratará, Lemonade retiró sus cadenas al ver que ya no se movía.

—Lemonade: Termina con esa amazona o lo voy a hacer yo—Le ordenó con dureza a Akira, la cual se hallaba en una situación de desventaja.

—Shunrei: ¡Dragó naciente!—Concentró en su puño todo su cosmos, todo su poder, Akira no lo pudo esquivar, el ataque la arrastró hasta tirarla al suelo.

—Akira: M-malnacida—Se trató de sentar en el suelo, pero al poco tiempo su corazón se detuvo. El cuerpo debo de responder y cayó su cabeza contra el pavimento.

—Lemonade: Que desperdicio de armadura—Comentó haciendo de menos a la recién fallecida—¡Cadena Prisma!—Ató las piernas de Shunrei, y con toda la fuerza que tenía la arrojó contra uno de los pilares del templo de Aries.

—Shunrei: No pienses que me daré por vencida—Apretó la cadena con sus manos, enfocó su cosmos en su palma para tratar de romper el objeto.

—Lemonade: ¡Cadena Prisma!—Atrapó las manos de Shunrei con la cadena dorada—¡Los caballeros que se crucen en mi camino han de morir!

—Shunrei: <<Si Ikki no pudo librarse de estás cadenas doradas, yo estoy perdida>>—Pensó, lemonade reía como loca. Aún no podía perder la esperanza, por lo que forcejeó tratando de aflojar el agarre.

—Lemonade: ¡Empezaré por cortarte las piernas, Tifón!—Las cadenas se aferraban a la carne, causando quemaduras por el roce, el filo de estás armas no ayudaba en nada, Shunrei sentía su piel desgarrarse—¿Qué pasa? ¿Ya no eres tan fuerte y ruda? ¡Ustedes las amazonas son una broma!

—Shunrei: <<Ella sin sus cadenas no puede defenderse, si logró destruirlas podré derrotarla>>—Logró pensar mientras gritaba de dolor, ¿Pero cómo destruirlas? No podían dejar de comparar este ataque con el de Shun, ella buscaba en sus recuerdos de las veces que entrenó con Shun, analizó tan rápido como pudo todos sus enfrentamientos. 

—Lemonade: ¡Mejor te corto las manos mientras aún te encuentras consciente!—Sonrió confiada, si lograba vencer a dos caballeros de bronce tan fácil, los dorados no serían rivales para ella—¡Que mal que no esté Atena aquí para salvarte!

Cuando Shunrei sintió que iba a desfallecer cayó al suelo, las cadenas la habían soltado, ¡Que milagro! Un poco aturdida busco con su mirada a Lemonade.

—Shunrei: ¡Ikki!—Exclamó, el había renacido de entre sus cenizas, haciendo honor a su poderosa armadura. Ella sabía de la función de la armadura, pero al nunca presenciarlo pensó que era una leyenda de la armadura.

—Lemonade: Debiste haberte quedado muerto, ave fénix—El había cortado la cadena con una de las plumas de su manto de bronce, ella arrojó el inservible metal al suelo.

—Ikki: Lamento decirte que mientras muera en pelea el infierno no estará dispuesto a abrirme sus puertas—Se echó a reír por la ignorancia de su enemiga.

—Shunrei: Te dije que los santos de Atena no nos damos por vencidos—Se puso de pie—Ikki ya pudo ver a través de tu ataque, ya no tienes oportunidad para derrotarnos—Volvió a ponerse en guardia.

—Lemonade: Puedo derrotarlos hasta con los ojos cerrados—Anunció con actitud soberbia.

—Ikki: Pruebanoslo—Imitó la acción de su compañera de armas—Dale validez a tus palabras.

—Lemonade: Maldita sea—Su cadena era su punto fuerte, no tenía ataques de Ken que no incluyeran sus armas de oro.

Ella se abalanzó contra la más débil, la ahorcó contra una pared, si se enfocaba en derrotar al estorbo y luego derrotar al fénix.

—Lemonade: ¡Los santos de Atena son unos herejes!—Le cortó poco a poco la respiración a Shunrei, pero el santo de bronce más fuerte no iba a dejarla atacar a su camarada así como así.

—Ikki: No le debes dar la espalda a tu enemigo—Afirmó.
Lemonade se distrajo al oír que el fénix le hablaba y Shunrei saco ventaja de la situación, juntó sus piernas y con una fuerza descomunal pateó el pecho del oponente.

—Shunrei: ¿A quiénes llamaste herejes?—Agarró de los hombros a Lemonade, le propinó un rodillazo que dejó sin aire al pobre angel.

—Ikki: Ustedes los ángeles son unos soberbios—Le dió una buena patada 360.

—Shunrei: ¿No es injusto el "dos contra uno"?—Ikki golpeó a Lemonade.

—Ikki: ¡Ella se lo ha ganado!

Lemonade enrabiada por tal abuso, lanzó una devastadora onda de cosmos, tumbó a ambos santos. 

—Lemonade: ¡Los santos de Atena deben estar muertos!

—Shunrei: ¿Qué dices si la atacamos al mismo tiempo?

—Ikki: Ya qué—Se impulso con sus manos para poder ponerse de pie—¡Alas llameantes del Fénix!

—Shunrei: ¡Huracán Carmesí!—Al ser atacada por las misma direcciones no pudo cubrirse.

Ya derrotada, Lemonade cayó al suelo. Estaba a punto de morir, pero al menos no tuvo que volver al templo de Artemisa y enfrentar la irá de Icaros.

—Shunrei: Buen trabajo, Ikki—Le tendió la mano, pero Ikki no correspondió el saludo—Esta bien, no es necesario—Retiró la mano—¡Kiki!—Entró a Aries para poder preguntarle por qué no les ayudo, o siquiera salió de su templo.

—Ikki: No siento ningún cosmos en Aries—La siguió con paso lento—Supongo que hizo lo mismo que Mu.

—Shunrei: Pero el siempre está en su templo—Miró el mármol confundida, buscando el cosmos del santo del primer signo del zodiaco—Por cierto, tengo algo que decirte.

—Ikki: ¿Qué cosa?—Preguntó mientas

—Shunrei: Sentí el cosmos de tu hermano hace unos días, pero se apagó al poco tiempo.

—Ikki: ¿Y dónde sentiste su cosmo?

—Shunrei: En Japón, o al menos algún sitio cercano a ese.

Continuará...

Saint Seiya: La Guerra Santa de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora