IX

1K 139 1
                                    

Apresurada en cuanto culminaron las clases te fuiste directamente a tu hogar, dejando a tus amigos extrañados, ya que siempre te quedabas hasta tarde, pero hoy no fue el caso, porque hoy tenías algo más importante que hacer.

Así que en cuanto llegaste a tu casa, te quitaste los zapatos de un salto y avisaste rápidamente de tu llegada, subiste a tu habitación y te dirigiste hacia el escritorio donde solías hacer tus asignaciones escolares.

Buscaste entre las gavetas aquellas cartas que aquel desconocido no tan desconocido te había enviado, te habías impuesto una misión, debías encontrar quién era y él era el último romántico pues te dejaba pistas para facilitar tu trabajo.

Tus ojos se iluminaron cuando encontraste aquella caja en la que habías guardado las tres anteriores cartas que te había enviado.

La abriste con emoción y minuciosamente fuiste sacándolas una por una, tratando de no dañarlas ni un poco.

Pues por alguna razón sentías hacia ellas un gran valor sentimental.

Sonreíste para tus adentros y suspiraste nerviosa, si mal no recordabas las letras, estas formaban un apellido muy familiar.

Desdoblaste cada una de las cartas hasta dejar las cuatro totalmente extendidas, las ordenaste conforme la persona te las había enviado.

Era el momento.

Juntaste todas las letras, tenías razón, habías dado en el clavo.

El apellido que se formaba no era otro que aquel tan conocido entre tu grupo de amigos.

— "S-A-N-O" — murmuraste con un aire de curiosidad y confusión.

Caramelo || Sano Manjiro x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora