XVII

496 66 0
                                    

Después del incidente con Mitsuya caminabas adolorida hacia tu hogar, inmersa en tus pensamientos no sentiste la mirada punzante que estaba sobre ti.

— ¿Qué puedo hacer? — te preguntaste a ti misma llevándote el dedo índice hacia tu mentón. — me siento confundida — suspiraste — ¿realmente le gustaré? — giraste tu rostro hacia abajo.

— ¿A quién le gustas? — apareció un chico de sonrisa ladina a tu lado.

— A nadie que te importe, metiche — dijiste cuando lo observaste con atención, tenía un peinado hacia arriba y ambas manos tatuadas.

— Qué difíciles son las chicas ahora — habló cerrando sus ojos y levantando los hombros en señal de cansancio.

— Qué poco tacto tienen los hombres ahora, diría yo — lo miraste de arriba a abajo para después rodar los ojos hacia un lado. — si no te molesta, me voy — avisaste dándote la vuelta dándole la espalda al más alto.

— Lo siento, cielo — habló poniéndose de un movimiento delante de ti — pero no puedo dejar que te vayas — culminó mientras sonreía de oreja a oreja.

— Oye muéve- — no pudiste terminar de hablar cuando sentiste como alguien sujetaba tu boca con un pedazo de tela, aterrorizada intentaste ver por el rabillo del ojo, fracasando en el acto, porque de un movimiento aquel chico que estaba frente a ti te puso una venda obstaculizando tu vista.

— Vámonos — habló dichosa aquella voz del joven que minutos antes intentó sacarte plática — Esperemos que el tal Mikey venga por su princesita. — Escuchaste como decía aquello soltando sonoras carcajadas.

Querías suspirar pesadamente, ¿Cómo fue que acabaste en medio de un lío entre pandillas?

Caramelo || Sano Manjiro x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora