XXVIII

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— ¡Doctor! — corrió la enfermera hasta las puertas de la habitación observando como por esta se asomaba el cuerpo del anteriormente mencionado, llamando la atención de Mikey el cual al instante posó su mirada sobre ellos — No tenemos sangre tipo A — declaró la enfermera frente al doctor.

— ¿No hay ninguna pinta de sangre? — le cuestionó el médico a la mujer.

— No señor — negó ella con la cabeza dedicándole una expresión apesarada.

— Prepara su traslado a otro hospital — le indicó él a la enfermera — pero antes pregunta si su banco de sangre tiene pintas de tipo A. Sin eso no haremos nada aunque la traslademos — habló por última vez antes de que la enfermera se retirara inclinando su cuerpo en una leve reverencia.

El de cabello rubio ceniza se puso de pie de un tirón al escuchar las palabras del mayor intentando recordar su tipo de sangre. Sin esperar, de un movimiento se colocó frente a la mirada del más alto.

— ¿Puedo donarle de mi sangre? — preguntó Mikey hacia el serio hombre que se encontraba apoyado en el marco de la única puerta visible entre las paredes del hospital.

— ¿Qué tipo de sangre tienes? — el de bata blanca interrogó sin responderle al joven delante suyo.

— No lo sé — respondió Manjiro algo apenado desviando la mirada hasta sus sandalias.

— ¡Enfermera! — alzó la voz llamando a la mujer que comenzaba a abandonar aquel largo pasillo — ¡El muchacho quiere donar sangre, llévalo antes de hacer la llamada! — terminó de decir bajando la mano que había puesto cerca de su boca para hacer sonar más fuerte su voz.

— Acompáñala — sonrió gentil el hombre mayor mientras le daba un leve empujón al más joven.

Antes de hacer sonar sus talones Mikey se volteó un segundo para regresarle la sonrisa, comenzando a correr.

Caramelo || Sano Manjiro x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora