ESPECIAL LIMÓN

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Era un cachorro que había perdido a su familia, a sus hermanos y a su mamá, alguien se los había llevado en un camión, quizás a él no se lo llevaron porque era muy pequeño y dormía dentro de una caja de cereales. Una mañana despertó y no había nadie, así que comenzó a andar por todos lados mientras era solo un bebé, vivía en las calles, durmiendo en donde fuera que lo atrapará la noche y no tenía un nombre, nadie le había dado uno.

La gente que solía verlo cuando era solo cachorrito, solía llamado "Perrito" y eran más amables, incluso le habían dado comida muchas veces, pero cuando empezó a crecer y se volvió más grande, era solamente "Perro" quizás porque había dejado de ser adorable, así que pensó que ese era un nombre por mucho tiempo, pero resultó que no. Todos los gatos de la ciudad tenían su nombre.

Como ese perro del auto lavado, llamado Leo.

-Me dicen que por mi melena de rey de la selva, soy un león pequeño, Leo me parece adecuado.- explicaba de lo más orgulloso.

El perro de la cafetería, se llamaba Sugar, parecía que su pelaje blanco lo hacía verse como un terrón de azúcar y quedaba bien con el resto del lugar. Había un perro en la librería de la ciudad, llamado Potter, dijo que venía de un libro famoso, incluso el perro que vivía en la verdulería, se llamaba Pulga, porque dijo que cuando era cachorro, era demasiado pequeño, pero ahora le parecía demasiado grande. El perro de la florería, se llamaba Clavel, el perro del restaurante de la competencia de los Byun, se llamaba Fideo, los gatos de la panadería, se llamaban Concha y Nata.

El perro de la lavandería no tenía un nombre, sino dos y a ambos respondía, se llamaba burbuja y también Kyle, y él respondía a los dos. Incluso el perro que vivía en el templo, tenía un nombre, se llamaba cojín, porque se la pasaba todo el día en uno, en silencio y pensando.

-Me da un montón de envidia, quisiera tener un nombre como todos los demás.- le contó a Cojín.

-¿Por qué no te pones uno tú mismo?- respondió, rascándose la oreja. –No es tan complicado, solo elige uno que sea hermoso.-

Así que salió a buscar un nombre por toda la ciudad y pensó en algunos.

Cruce.

Señal.

Semáforo.

Auto.

Planta.

Anuncio.

Estacionamiento.

Ninguna palabra bonita, no le gustaba ninguno, no encontraba ningún nombre para él.

-Pelusa, ven acá.-

-Hola, mi lindo gordo, ¿cómo estás?-

Hasta los gatos del pueblo tenía uno, incluso las dalias y las rosas eran hermosas y tenían un bonito nombre, pero a él siempre le llamaban "perro callejero" "perro mugriento" "perro loco" "perro aterrador" y él no se quería llamar así, la gente le tenía miedo porque era muy grande, tenía dientes afilados y ojos negros, pero él no le hacía daño a nadie, nunca lo haría, pero siempre que se quería acercar a los niños, ellos corrían de él, muchas veces lo habían golpeado con escobas o arrojado agua para que se fuera, pero él no quería hacerle daño a nadie.

"Oye tú" "Lárgate de aquí" "vete" tampoco le gustaban esos nombres.

Estaba cansado de no tener un nombre, ni una identidad, ni nada, así que pensó que quizás no había nacido para tener un nombre y moriría sin uno, le estaba dando muchas vueltas cuando estaba refugiado de una lluvia debajo de una banca. Esa lluvia no iba a parar, tampoco la lluvia que había en su corazón.

-Oh, mírate nada más.- pero entonces escuchó una voz muy linda y suave, una hermosa chica con una grande sonrisa, se asomó a mirarlo, ella era preciosa y pensó que seguramente también tendría un bonito nombre. -¿Tienes hambre?- ella lo llevó a un sitio cálido, donde le peinaron el cabello de manera bonita, se lo cortaron y le dieron un montón de comida.

Todos los días a ese sitio, llegaban un montón de personas y se llevaban otros animales, pero a él, nadie lo escogía y la chica bonita, que terminó descubriendo que su nombre era "Sana" siempre parecía tenerle lastima, nadie lo quería porque era demasiado grande, con dientes grandes y un ladrido poderoso, todos querían cachorros, los cachorros podían tener nombres lindos, pero él no. Quería que alguien lo llevará consigo, todos parecían felices cuando se llevaban a una mascota con ellos, pero nadie lo quería a él.

Se quedó mucho tiempo en ese refugio y cuando eran las ferias de adopción, ponía su mejor cara, se portaba muy bien, hacía muchos trucos, pero nunca lo escogían a él, jamás, Sana al final, cuando lo veía solo en su espacio, siempre iba y le acariciaba la cabeza, diciendo algo como "Quizás la próxima vez".

Se preguntaba porque Sana no le daba un nombre, pero ella no era su dueña, no vivía con ella, pero al menos lo llamaba con delicadeza, pero seguía sin tener un nombre, hasta que lo vio a él.

Estaba muy deprimido y en esa feria no estaba molestando a nadie, ya sabía que al final de todo eso, iba a quedarse de nuevo en su espacio solo, porque nadie lo escogería, pero entonces ese chico terminó acercándose a él. Era un chico alto, de cabello negro, sonrisa bonita y que olía muy bien, no lo dudó ni un segundo cuando anduvo hasta él, poniéndose en cunclillas para mirarlo.

-Mira que grande eres, que lindo- y acarició su cabeza. Sana peleó con él sobre cosas que no entendió, pero terminó restregándose sobre la mano de Yeol, quería que supiera que lo quería ya aunque no lo conociera, porque había sido el único que se acercó sin miedo a él y le sonrió, era el único que le había sonreído, además de Sana.

Con Yeol, su héroe, lo llevó con su verdadero dueño, un chico llamado Baekhyun, pensó que Baekhyun era un nombre tan bonito como su nombre, muy adecuado y los amaba mucho a ambos. Chanyeol y Baekhyun eran sus dueños, los llevaban a todos lados, Changwook, el papá de Baek, siempre le daba cosas a escondidas, tenía permitido comerse todo lo que se cayera al piso del restaurante que tenía, recibía toda la comida que quisiera y su favorito era el helado, los comensales del local, lo acariciaban cuando pasaba a sus lados, dormía en una gran y mullida cama, aunque Baekhyun también lo dejaba dormir en su cama a veces, aunque ese era un secreto.

Ahora lo entendía, no es que necesitará un nombre, lo que en verdad necesitaba en todo ese tiempo, era a alguien que le diera un tiempo.

-Vamos a casa, limón.- 

Atentamente Byun BaekhyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora