Merlina Addams
La máquina de Merlina era lo único que se escuchaba en aquella fría y oscura habitación, lugar en el cual había estado durante un año y que era bienvenido a seguir así durante muchos más. Estaba lejos de Jérico, muy lejos intentando huir de todo, sin embargo, el destino siempre te arrastra a dónde perteneces y ella lo aprendería de la peor manera.
— ¿Qué demonio ha entrado en ti para perturbar mi hora de escritura? ¿Deberíamos torturarlo? —dedos había trepado a su escritorio con un periódico en mano—. Te has vuelto un lector, que fantástico, así podrás dar mejores críticas a mi terrible historia llena de gore y monstruos —dedos abrió el periódico frente a ella y justamente cayó en la página que robaría su atención—. ¿Un oso en Jérico? ¿Está matando normis y excluidos? ¿Debería pedirle consejos?
Cuando Merlina toco la hoja para leer detalladamente aquella nota la mitad de su cuerpo fue bruscamente hacia atrás. Había estado teniendo visiones desde que se fue de Nevermore y todas eran confusas y dolorosas, la excitación del dolor calentaba su cuerpo, pero este no le agradaba para nada, mucho menos la visión que tuvo. Enid estaba en el bosque, podía sentir el terror y la desesperación de la chica calar por todos sus huesos y cuando bajo la mirada a su estómago noto una gran herida que le impedía correr más rápido. Finalmente, Enid había sido atrapada y los gritos de la chica quedaron grabados en su cabeza, la visión se detuvo justo como en el climax de las películas de terror que tanto amaba, a diferencia de que esto no era una película.
—Mierda, mierda, mierda —un dolor de cabeza había causado que tuviera que sostenerse de la mesa—. Dedos —no hacía falta pedirle que hacer, él ya se encontraba empacando—. Tenemos que volver.
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—Maldito chucho y su incapacidad de mantenerse a salvo —ahí estaba ella con la maleta en mano frente a la mansión Addams, ni siquiera había tocado el timbre cuando la puerta se abrió dejando ver a sus padres, ellos sabían que volvería.
—Mi pequeña nube tormentosa —su padre como siempre la había atrapado en un acalorado abrazo para nada correspondido—. Tu madre y yo te esperábamos con ansias —él lo demostraba con la enorme sonrisa en su rostro, y su madre con una brillante mirada a la distancia, sabía que los dos estaban felices y ella también.
— ¿Cómo sabían que venía? —respondió alejando a su padre de una vez por todas.
—Una visión —respondió su madre—. Ahora estamos curiosos por saber la razón de tu regreso.
Merlina preferiría matarse antes de decir la razón de haber vuelto, sin embargo, no podía omitirlo, no cuando necesitaba de la ayuda de ellos.
—Una amiga está en peligro —las miradas de sus padres le causaron nauseas, si no los torturaba ahí mismo era porque si lo hacía no la ayudarían—. Necesito que me vuelvan a inscribir a Nevermore.
—Mi pequeño tomento hizo una amiga —chilló su padre—. ¿Quién es esa fabulosa amiga por la cual mi pequeña ha vuelto a su pesadilla? —Merlina estaba por hablar cuando su padre la interrumpió—. ¿Quién es la fabulosa amiga por la cual mi pequeña pide ayuda a sus tormentosos padres? ¿Esa amiga por la cual mi hija parece a punto de matarme?
—Enid, la loba sin manada —sus dietes rechinaron después de decir su nombre—. Aunque ahora no se si ya la tenga.
—Enid —repitió su madre, por supuesto que la recordaban, su compañera de cuarto, la causante de sus sarpullidos debido a la explosión de colores—. Te ayudaremos cariño a cambio de que cuando este a salvo la traigas a casa —por un momento estuvo a punto de perder el control y mostrar una expresión, sin embargo, mantuvo su mirada frívola y asintió lentamente.
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Soulmates || Wenclair
KurzgeschichtenTodo licántropo descubre quien es su mate a los dieciséis años, sin embargo, aquella pequeña loba deseaba que ese día tan especial no llegara, todo porqué su corazón parecía amar a otra persona. Finalmente cuando el reloj marcó las doce y supo quién...