Merlina Addams
Había sido despiadada, sus palabras habían sido más filosas que las garras del monstruo que una vez la desgarraron y se arrepentía de haberlas dicho. Enid era fuerte y valiente, por supuesto que ayudaría a descubrir quién era el monstruo, una chica como su mate era más que suficiente como su compañera de aventuras, pero cuando esta acababa en su muerte toda su cordura se iba al caño. Entre su enojo y miedo había herido a su mate, no la había hecho enojar, clara que no, había hecho algo peor y su marca picaba cada vez mucho más.
—Mierda —susurró dándose la vuelta por quinta vez en su cama, sabía que Enid estaba despierta y sabía que no lograría encontrar el sueño pronto así que con todo su pesar recogió toda su mierda y la tiro muy lejos.
Merlina nunca sería linda, nunca se preocuparía por los sentimientos de los demás y los pisotearía a como diera lugar, pero ella no era ellos, Enid era su pareja y merecía mucho más de lo que había estado ofreciendo, merecía más que su frialdad, más que su miedo e indiferencia y si no lo hacía antes de que su maldita visión se cumpliera juraba por dios que nunca se lo perdonaría.
Prefería haber aprovechado todo de ella antes de perderla que haber estado enojada y peleando con la loba en sus últimos días.
—Enid —el problema era pedir disculpas, era torpe e idiota para eso—. Se que estas despierta —la rubia se movió mientras escuchaba un fuerte suspiro por parte de ella.
— ¿Qué sucede Merlina? —no sonaba furiosa, ni enojada, simplemente se escuchaba cansada y eso agrieto su corazón.
—Yo... No puedo dormir —un largo silencio inundo la habitación, ella estaba arrepentida, por supuesto que lo estaba después de haberle hablado a su mate de esa manera y sabía que Enid lo sentía, podía deducirlo por el constante cosquilleo en su marca.
Estaba por hablar de nuevo cuando Enid palmeó el lado vacío de su cama, Merlina prefería mil veces estar en su cama sin que invadieran su espacio personal, sin embargo, tenía que poner un granito de arena para que Enid aceptara sus disculpas. Lo que no esperaba era la ola de calidez que azoto su cuerpo pidiendo más acercamiento y cómo si su mate la escuchará dio la vuelta quedando cara a cara.
El cosquilleo desapareció al ver aquel rastro de lágrimas en su mate y entonces la culpa regresó de repente. Ella la había lastimado y ahora no sabía cómo pedir disculpas.
—Lamentas lo que dijiste hace ratos —después de un largo silencio por parte de ella Enid decidió romperlo y qué mejor que expresando lo que no podía decir, qué mejor que utilizando aquella conexión de su marca para sentirla—. No podré adivinar siempre lo que sientes si no me lo dices.
Merlina respiró hondo, ella había enfrentado a una horda de niños cuando mataron a Necro, ella había jugado con arañas venenosas durante toda su vida, claro que podía con eso.
—Son muchas cosas las que quiero decirte, pero no sé cómo hacerlo... Escucha en silencio porqué mi corazón te lo está diciendo —la marca de las dos empezó a cosquillear fuertemente y aquella triste sonrisa de la rubia fue remplazada por una fuerte carcajada.
— ¿Esa es tú manera más romántica de profesar tu amor por mí?
—En realidad era la del sarcófago, pero no me dejaste culminarlo, tus habilidades lobunas me impresionan cada vez más —Enid rodó los ojos al recordar aquel momento.
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Soulmates || Wenclair
Historia CortaTodo licántropo descubre quien es su mate a los dieciséis años, sin embargo, aquella pequeña loba deseaba que ese día tan especial no llegara, todo porqué su corazón parecía amar a otra persona. Finalmente cuando el reloj marcó las doce y supo quién...