Merlina Addams
Merlina no podía negar estar asustada por la manera en la que todo había vuelto a la normalidad, la mitad de la habitación estaba de nuevo envuelta de colores, la posibilidad de gasear una aldea con la cantidad de perfume que Enid usaba había vuelto y los miles de esmaltes para sus uñas también decoraban la habitación, pero el miedo no la había desbordado hasta la tarde en la que Enid había vuelto de sus actividades, mostrando felizmente aquella cabellera rubia llena de colores.
Su reacción debió haber sido realmente mala, pues el lobo de inmediato hizo un puchero y mostró sus mejores ojos de cachorro, odiaba la manera en la que Enid la había vuelto tan expresiva solo con ella.
— ¿No te gustó?
¿Cómo podía decirle a la chica que se veía espectacular? Qué apreciaba la manera en la que todo había vuelto a la normalidad, pero que a la vez le aterraba gracias a su visión. La noche del bosque había temido estar equivocada y que Enid saliera herida, pero ahora viendo los colores brillantes en la cabeza de su mate sabía que la visión que había tenido no era incorrecta.
—Te ves como antes —su respuesta tampoco era la esperada—. Los colores me molestan, pero tú eres una excepción —aquello pareció ser suficiente para la loba quien no dudo en invadir su espacio personal en menos de un segundo.
—Sabía que lo amarías —no había dicho eso, pero que bueno que la rubia lo supiera—. ¿Qué estas haciendo? —la inquietud del lobo llegó a ella en cuanto vio que era lo que hacía—. Lobos, mates y transformaciones ¿realmente crees en esos tontos libros? —Merlina había detectado aquella risa nerviosa que la chica soltaba al querer ocultar algo.
—Soy tu mate, necesito saber todo acerca de tu raza —contestó con indiferencia—. Además, mi madre mencionó algo de yo siendo lobo para tener a tus cachorros, tu no me respondiste así que decidí abrir mi propia investigación.
El fuego vivo prendió en todo el rostro de la rubia.
— ¿Cachorros? ¿Quieres que tengamos hijos?
—Odio a los niños, el nacimiento de Pericles fue el peor día de mi vida, pero si tengo que hacer eso para ser un lobo lo soportare —a los oídos de Enid eso era un “por supuesto que quiero tener cachorros contigo”—. Además, no serán niños, serán horribles lobos como tú.
Merlina juraba nunca haber visto aquel enorme brillo en los ojos de la rubia, ni siquiera con ella, eso la hizo enojar, ¿tan pronto celosa de unos pequeños que no habían nacido? Sacudió la cabeza y cerró el libro con fuerza.
—Estas invadiendo demasiado —claramente se refería a su espacio—. ¿Ya no tienes nada que hacer? ¿Ninguna actividad? —el lobo negó soltando un pequeño chillido—. Excelente, escuché que hoy es luna llena, ¿es eso cierto?
—Lo es.
—El día que te transformaste apenas pude verte y no hay nada más que quiera este momento que verte como un enorme y espantoso monstruo rubio.
— ¿De verdad? —la timidez que había envuelto a la chica era impresionante, Merlina simplemente quería comérsela a besos, pero no podía, incluso seguía enojada con sus padres por haber interrumpido aquel ansiado momento—. Esperaba ir sola, pero no me molesta tener compañía.
—Pues no perdamos más el tiempo chucho.
— ¡Merlina! ¡No soy un chucho!
La gótica sonrió mientras se alejaba, era obvio como Enid odiaba ese apodo.
🕷️🕷️🕷️🕷️🕷️
Enid había querido adentrarse mucho más al bosque, pero las ráfagas de sus visiones la obligaron a negarse, la obligaron a poner excusas para estar más cerca de la escuela y por eso mismo estaban a solo unos pocos metros de distancia de la entrada, fue difícil para Merlina resistirse ante aquel lobo chillón.
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Soulmates || Wenclair
Short StoryTodo licántropo descubre quien es su mate a los dieciséis años, sin embargo, aquella pequeña loba deseaba que ese día tan especial no llegara, todo porqué su corazón parecía amar a otra persona. Finalmente cuando el reloj marcó las doce y supo quién...