No te dejes engañar

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Flavia

— ¿Celeste o anaranjado? — pregunte bebiendo agua, Ingrid se coge el mentón y piensa

— Celeste es una buena opción — dice

Tomó el saco celeste y me colocó mis pendientes, ella me ayuda con el collar y salgo de mi cuarto.

— Te presto mi auto para que llegues más rápido.

— No hace falta, tengo el mío.

— Pero al tuyo le falta llenar de gasolina — dice ella

Cierto que no fui a la gasolinera a llenar el tanque de mi carro — Bien, usare el tuyo. ¿Segura que puedes ir a pie?

— No te preocupes por mí, yo no saldré hoy.

— Gracias Ingrid — beso su mejilla izquierda.

— Solo vete y vuelve contando que tal te fue.

— Ya verás que todo saldrá bien. — Abro la puerta y salgo. Ingrid me sigue detrás y cuando estoy parada delante de su carro me da las llaves. — No olvides que te quiero.

— Y yo igual.

Abro la puerta del conductor y meto mis piernas para sentarme, cuando entro cierro la puerta e introduzco la llave en el motor y conduzco hacia mi destino.

Ingrid

Me alegra que esté comenzando a salir después de permanecer varias semanas en casa sin cambiarse de ropa. Flavia es una chica que puede valerse por sí sola, estuve con ella todas las semanas que permaneció en su casa, a veces veía a su madre los domingos, creo que comentó que viajaría a no sé donde y Flavia quedaría sola esos días.

Se que ella no le afectará su ausencia, es más ni siquiera le prestó atención cuando le hablo ese domingo en su cocina. Vuelvo a la casa y llevo todo al fregadero para lavar, cuando termino salgo de su casa y voy a la mía caminando, no hay nada que pueda hacer y creo que estaré en casa un rato y luego saldré a distraerme. Ella dijo que me llamaría cuando regrese de la entrevista.

Subo a mi cuarto y paso a cambiarme de ropa, me pongo mis vans blancas y me peino mi pelo. Salgo de mi cuarto y voy a la cocina para agarrar una pera y comer en el trayecto, guardo mi celular y la billetera en los bolsillos de mis pantalones y salgo de mi casa. Busco un paradero de buses y me quedo esperando a que llegue uno.

Me siento cerca de la ventana y recuesto mi cabeza en la ventana, esperé hasta llegar a mi paradero y por mientras me quedo observando las calles.

En 13 días se cumple un año más de la muerte de Melanie y sé que significa eso, otra vez estaré reflexionando y recordando todo con nostalgia.

Ah, Melanie. Me pones muy reflexiva ese día y al siguiente.

Recuerdo aún su sabor de helado y la manía que tenía de comer cerezas con maní, era tan niña para que la vida le termine en ese instante. Se que no hago nada con decir "Si tan solo yo..." Ella no volverá y yo seguiré aquí sin ver a mis padres, a menos que sea para un evento o que pasen unas horas en casa los feriados.

Bajo del bus y caminó una cuadra más para llegar al centro comercial. El sol comienza a incomodar los ojos y voy lo más rápido a una tienda de lentes. Busco uno que me agrade y voy a pagar, salgo de la tienda y voy al segundo piso para comprar una bebida.

Iba caminando tranquila con los lentes oscuros puestos cuando alguien choca con mi hombro de espaldas y casi me hace caer al suelo, por suerte mantuve el equilibrio y solo llego a mover mi pie unos centímetros, la otra persona se cayó de rodillas y rápidamente se levantó para seguir corriendo.

Encierro (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora