Laura
Tenía cuatro días desde que había visto otra vez a Kiara y me sentía bien de verla de nuevo, no la veía desde los 16 años y tenerla devuelta era bueno, no sabía casi nada de ella. Nos saludamos y conversamos un poco antes de tomar caminos distintos.
— Kiara, cuanto tiempo — la abrazo fuerte.
Acepta mi abrazo — Mi Laura, es bueno verte.
— Que haces acá, no estabas por otro sitio — nos separamos
— Oh sí...sólo vine a visitar a alguien y luego me regreso.
— Bueno Liara, me encanta saber que sigues bien — digo — ¿recuerdas cuando te llamaba así?
Sonríe — Como olvidarlo, si sonaba lindo de tan solo decirlo. ¿Qué es de tí?
— Estoy viviendo por acá, me mudé hace unos años. Recuerdas que te dije que tenía una prima por acá
— Sí
— Por eso vine, quería acompañarla ahora que no tiene a sus padres, soy lo más cercano que tiene.
— Oh Laura, no sabía, espero que esté bien ella.
— Lo está sobrellevando, sé que ella puede.
— Me tengo que ir, otro día si paso por acá te aviso para tomar una taza de chocolate.
Sonrío — ¿Con mini malvaviscos?
— Como a nosotras siempre nos gusta.
Se despide y seguimos nuestro camino antes de detenernos a conversar. Es una gran amiga, nos separamos por varios motivos y nunca pudimos hablar en el tiempo que estamos distanciadas.
Ahora planeaba irme, era hora de buscar mi felicidad, tenía que seguir ahora que termine de estudiar, quería ir a un lugar donde esté cómoda, pensaba en ir a Florida o México, pero no tenía seguro de si estaré bien además de encontrar algo bueno.
Tenía que avisarle a Elise de que me iría, aún no sabía si ir a la casa de mis abuelos o ir a Boston. Se que no le gustará que me vaya pero ya es hora, después de todo termine mi carrera y es momento de utilizar lo aprendido en estos años de estudios.
Voy por el camino más corto que me lleva a casa, cruzo la pista y voy al otro lado, paso por unos edificios de fachada descuidadas y me detengo en la esquina y contemplo un nido de aves que estaban en las ramas de un árbol al otro lado de la calle. Miro atrás de mí, siento que alguien me observa pero no veo nada detrás de mí y continúo mi camino.
Cuando llego dejo mis cosas en el perchero que estaba detrás de la puerta cerca de la esquina de la pared con un mueble. Entro a la cocina y me sirvo un vaso con agua, salgo con el vaso en la mano y voy a mi habitación, pero antes de ir me detengo en una puerta que no es la mía y la abro.
Ahí se hallaba ella, con la almohada en las piernas y otra en la cabeza. Vestía ropa holgada y tenía el cabello algo desordenado, no sabía si dormía o veía la pared. Me acerqué a inspeccionar si dormía.
— Elise — la llame
— Dime — dice sin voltearse
— Pensé que dormías
— Estoy pensando, nada mas.
— ¿Quieres algo? — me siento en el extremo de su cama — Traje un vaso con agua por si deseas.
— Estoy bien así — dice — como te fue hoy
— Más o menos, la dueña me dijo que me llamaría, al parecer alguien de la imprenta se retira y yo puedo tomar ese lugar. Te imaginas que me acepten para escribir en uno de sus periódicos, ya no tendría que ir tan lejos a buscar otro.
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Encierro (en edición)
Short StoryTras un pasado que solo le saca lágrimas, decide cerrarse en su propia burbuja. Nunca dijo nada de lo que le pasa a nadie, es difícil contarlo. ¿Podrá acaso ocultar sus emociones para siempre? ¿Qué pasa cuando personas indeseadas vuelven a ti? ...