El Plan

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Casa Koum

— ¿Puedo pasar? — preguntan desde el otro lado

— Sí, entre.

Entra con un papel en la mano y cierra la puerta detrás él. — Que sorpresa, se murió alguien de la familia para tenerte aquí o vienes por las cosas del tío.

Ignoré su comentario.

— Hasta que por fin te veo, meses sin verte. — rodeo la mesa y me acerco a saludarlo.

Me da una ligera palmada en el hombro a modo de saludo — ¿Qué tienes que decirme ahora? Algo que no sepa.

— Creo que nada nuevo, ya todo te lo dije por teléfono — digo — que es el papel que tienes en la mano.

Mira el papel y luego a mí — creo que tenemos a alguien quien nos puede ayudar con lo planeado, mas quiere que le ayudemos con otro favor. — me entrega el papel y le doy una mirada rápida.

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Gerardo Andersen

26 años

Denver / USA

Trabajó de ejecutivo en D'Miller Santander por 5 años a cargo de Benjamín Miller.

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Dejo la hoja en la mesa y lo observo, ¿este es el sujeto que nos ayudará con lo que planeamos por meses? Creí que sería otra persona, como es que un ex ejecutivo nos ayudará en esto.

— Ese es a quien quieres que nos ayude para lo planeamos — digo y hago silencio y vuelvo a hablar — ¿Enserio Isacc?

— Tenemos que hacer en estas semanas, tengo entendido que ella ya terminó de estudiar y lo más probable es que se vaya de la ciudad o del país — dice — ya no pienso perder más tiempo, le perdí una vez el rastro como para perderla una segunda vez, ¿A caso no piensas lo mismo y quieres estar con tu chica?

— Sí y entiendo lo que dice, pero que tiene que hacer él en esto, cuales son sus motivos para ayudarnos. ¿Le has dicho algo de nuestro plan?

— Nada aún, solo lo principal — se sienta en unos de los sillones del lugar — busqué sus datos para saber su pasado y eso es lo que encontré — señala la hoja — no tiene antecedentes penales y eso me parece curioso, que nos quiera ayudar a nosotros y a cambio que le ayudemos con otro favor.

Voy al mismo sillón donde esta a sentarme y me sirvo un trago de la mesa de la esquina donde había botellas de licores.

— No me fío de él, pero tienes razón, la he visto por días y a veces mando a una chica a que la siga y me diga que es lo que hace y por lo que sé e investigué es que ella está buscando un trabajo.

— Ahí lo tienes — dice — y si no llega a encontrar lo más seguro es que se vaya de la ciudad. Tenemos que hablar con Gerardo y aceptar su ayuda.

— Bien — bebo mi vaso — que venga y veamos que es lo que quiere a cambio.

— Lo llamaré — dice levantándose y acomoda su ropa — haré que venga lo antes posible.

Sale de la oficina y me quedé tomando mi vaso de vodka.

Llevaba ya tiempo planeado esto y junto con Isacc sabíamos que el momento estaba por llegar. Ambos queríamos lo mismo, el amor de una chica; pero, con la diferencia de que su amor por ella estaba más intoxicado que el mío, que no se compara nada con él. Yo la amaba, y si bien fue una barbaridad no haberme dado cuenta de lo que perdía por estar con otra, lo llegue a entender en este tiempo.

Encierro (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora