CAPÍTULO 1: LUNES, MALDITO PRIMER DÍA.
Realice mi típica rutina por las mañanas antes de partir a la universidad; salir de la cama, darme una ducha, usar el atuendo del día, tomar desayuno y partir a clases. Pocas veces recordaba cepillar mis dientes y si lo hacía era porque no estaba olvidadiza y tenía tiempo.
En el aula encontré a mi mejor amiga esperando por mí en nuestra mesa, su vestido es uno primaveral y su cabello negro cae suelto por su espalda. Es hija de unos arquitectos que se la viven por el trabajo y no por ella.
Tomé asiento y vi cómo se llenaba el aula, conocía algunos de vista, con pocos entablaba una conversación de 10 segundos y luego me iba. Una última chica ingresó y luego entró la profesora, la chica observó el lugar y se le veía algo insegura, avanzó por las columnas y se detuvo cuando la llamaron.
— ¿Puedes presentarte ante todos, linda?
Se dio la vuelta y asintió tímidamente, después de dejar su mochila en un asiento libre.
—Soy Laura, vengo de la ciudad de México.
Luego se pasó a sentarse junto a Sergio, un chico pelinegro de ojos oscuros. Tenía que admitir que mi cuerpo reaccionaba cuando estaba cerca, pero ¿por qué? Eso quería saber. Tal vez fue la primera impresión que tuve de él cuando inicio el año, porque nada más lo vi y algo en mi interior reaccionó.
¡Vamos, recapacita! No puedes caer nuevamente.
Las horas pasaron tan rápido que pronto terminó las clases y con ello deje la universidad acompañada de Ingrid para irnos a casa. Ella vivía a unas cuadras antes de llegar a mi casa, por eso se quedaba hasta tarde en mi casa y en ocasiones dormía conmigo, sus padres están fuera todo el tiempo y eso ya dejó de importarle cuando mira la calle y dice: "Nadie espera por mí". Ahora nos encontrábamos en la cocina, buscando algo que ingerir cuando rompe el silencio que hacíamos.
— Gran día, ¿no crees?
— Ni me digas. — Hice una pequeña mueca.
— No entiendo qué tanto le ves a ese chico.
Aquí vamos de nuevo.
— Ingrid... — di una mirada severa.
— No dije nada — alza las manos en señal de paz.
Saco una bolsa de papas y ella saca la jarra que hay en el refrigerador.
— ¿Netflix?
— Netflix. — asiente entusiasmada.
Salimos casi corriendo con las papas y la jarra de agua a la sala, dejamos la comida en la mesa del centro, voy por los vasos y una manta mientras ella coloca nuestra serie en la pantalla. Así la pasamos viendo el resto del día Once upon a Time hasta que tuvo que irse a su casa y me fui a dormir. Nos escribimos después de eso, también para hacer planes para mañana, siempre buscábamos maneras de distraernos, quedamos en uno de estos días ir al parque de atracciones.
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Encierro (en edición)
Short StoryTras un pasado que solo le saca lágrimas, decide cerrarse en su propia burbuja. Nunca dijo nada de lo que le pasa a nadie, es difícil contarlo. ¿Podrá acaso ocultar sus emociones para siempre? ¿Qué pasa cuando personas indeseadas vuelven a ti? ...