Desconocido

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Ingrid

Han pasado 3 meses de lo ocurrido, Flavia sigue afectada tiene un semblante muy decaído, no come mucho, ya no sale de casa, solo para en pijama, me entristece mucho verla así, por eso la visito seguido para saber cómo está y para hacerle compañía. Por más que busco una forma de ayudar, ella sigue en lo mismo. Una parte del entierro se encargó Ximena y la otra Elise, en los papeles aparece haciéndose pasar por Flavia, pero yo sabía que no era, estaba con ella a cada segundo.

Aún recuerdo como si fuera ayer lo sucedido, ella lloraba entre mis brazos mientras yo la consolaba, tenía que ser fuerte por ella, tenía que estar con ella, por qué una verdadera amiga está en las buenas y en las malas y hoy más que nunca la apoyaría con este dolor, sería su soporte, porque eso hace una verdadera amiga, está en todo, no solo en los momentos buenos y en los malos se va y te deja sola frente a la situación como me pasó a mí, sino también en los peores momentos, está ahí para apoyarte y consolarte, no para juzgarte.

Desde que conozco a Flavia, ella se ha vuelto más que una amiga, una hermana para mí, una hermana a quien le puedo contar muchas cosas. Y a quién le puedo compartir momentos especiales de mi vida. Después de la muerte de Melany, me sentí sola y muy vacía, no tenía con quién hablar, contarle lo que me pasaba, ni reír, pero eso acabó desde que conocí a Flavia, ella llenó ese vacío que tenía y agradezco que ella haya aparecido para cambiar todo por dias felices.

Me dirijo a la casa de Flavia, pero antes pase por el supermercado por comida y unas cosas para su casa, al entrar Flavia no estaba en la sala, la llamé, pero no escuché ni una respuesta, deje las cosas en la cocina y la busque en su cuarto, luego en el baño, pero nada, temía lo peor, la llamé de nuevo, pero nada sin respuestas de ella, subí las escaleras y ahí estaba, parada, con los pies bien firme cerca del muro. Tenía su pijama puesta, se había hecho un moño desordenado, su mirada estaba perdida.

— ¿Flavia? — Pregunté con voz suave.

— ¿Por qué me siento así? Ya han pasado muchos días, pensé que no sentiría nada más que angustia o algo distinto, porque él ya nos había dejado antes, marchándose de casa.

— Te entiendo perfectamente, solo debes tranquilizarte, yo estoy contigo y no estás sola.

— Lo sé, sé que no te irás y eso me hace bien — sonrió y ella hace una mueca que no se asemeja a una sonrisa —Yo tampoco te dejaré sola nunca.

— Bueno creo que deberíamos bajar, tienes que comer.

— Bien, bajemos.

Desconocido

La verdad fue muy conmovedor ver a Benjamín Miller muerto y sobre todo a Ximena en el entierro llorando debajo de eso lentes oscuros, quise acercarme más, pero no podía dejarme ver, aún no, muy pronto me verán y en especial una persona, estoy seguro que no espera verme, esto será divertido, al parecer a todos le entristeció mucho, debería poner esa escena en una película.

Algunos son muy hipócritas, y me incluyo.

Tomo un vaso que está al costado de la botella de whisky y me sirvo un poco mientras miro por la inmensa ventana como todo quiere oscurecer, mañana será un día cansado lleno de planes y cosas por hacer, pronto será el día en que la veré de nuevo.

— Muy pronto, y te tendré conmigo — sonrió de costado y bebo de mi vaso en su nombre, necesito pensar en todo lo que haré cuando la tenga.

Flavia

Ingrid ya se había ido hace media hora y estaba sola en casa, no sabía que hacer, me aburría la televisión, así que fui a la terraza a ver el ambiente, porque tampoco tenía ganas de salir.

Encierro (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora