> 035. Fire -

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michael langdon  |  fire

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          No podía negar que amaba la nueva etapa de su relación. Hasta cierto punto, podía hacer lo que ella quisiera y él, él siempre diría que sí.

Ambos se encontraban en la habitación, como era de costumbre, Michael revisaba algunos documentos mientras la chica jugaba con su cabello, con aburrimiento.

— ¿Aún no vienes? — preguntó con reprochamiento.

— Lo siento, nena. En un momento... — comentó, amaba cuando le decía nena, al igual que amor, bebé, amaba cualquier palabra que saliera de esa maldita boca.

Con sumo cuidado, se levantó de la cama, a pesar de no poder ver a Michael, sabía que este la miraba de reojo.

— Lo que sea que estés pensando... — mencionó el chico — será mejor que no lo intentes — su voz era ruda. Sin duda, aquello la hizo estremecer.

La chica rió levemente, no tenía idea de qué haría pero siendo sincera, haría cualquier cosa por él.

Si bien, tiempo atrás, la relación parecía haberse oxidado y sobretodo parecer irse en picada, sin embargo, aquella noche, les devolvió no solo la relación, sino, también las ganas de vivir.

Recordar lo sucedido la hizo estremecer de más de una manera, ansiando sus manos, sus brazos rodeando su cuerpo, el ruido que sus cuerpos generaban al chocar y como sus pelvis rozaban, lo quería, quería hacerle saber cuán necesitaba se encontraba.

— ¿Cariño? — aquello fue su perdición.

La vergüenza había abandonado su cuerpo, no era sorpresa que a ambos les gustaba explorar el cuerpo del otro, pero, para ella, mostrar cómo se exploraba, era, sin duda, otro nivel.

Delicadamente, giró su cuerpo, quedando justo enfrente de él mientras sus manos hacían un recorrido alrededor de su cuerpo.
La camisa de Michael cubría ligeramente los muslos de la chica pero dejando una vista para el castaño.
Mientras sus manos recorrían su cuerpo, no podía apartar la mirada de este, quien cual depredador a su presa, al ver un sutil movimiento, posó sus ojos en ella.

Pudo visualizar sus tensos movimientos, intentado conservar la poca concentración que le quedaba, peleando contra sus propios impulsos.

Ligeramente apretó su seno izquierdo, para luego pasar al derecho y guiar su mano restante, a dar círculos, delicados, alrededor de su zona.

Michael entrecerró los ojos, la tentación parecía querer ganarle, una ligera sonrisa salió de sus labios al ver lo que la chica intentaba, sabía lo que ella quería y estaba dispuesto a dejarlo todo por complacerla pero Michael quería ver hasta dónde ella llegaba.

El rubio había hecho a un lado sus cosas, dejando en claro que a la mañana siguiente tendría uno que otro pendiente, mientras se acomodaba sutilmente en la cama. Relamió los labios al ver a la chica deshacerse de aquel pantaloncillo, imperceptible, que cubría sus glúteos.

Desde el momento que el chico se inclinó ligeramente hacia adelante, sabía que lo tenía en la palma de su mano, puesto que, podía ver la tensión en sus músculos, en su rostro y algo más.

De un momento a otro, se dirigió al baño, cortando con aquel corto pero excitante situación. El chico al ver aquello, se mostró confundido y sin previo aviso, se levantó del lugar y se encaminó junto a la chica.
Inocentemente ella se encontraba cepillando su cabello, como si aquella tortura de 5 minutos no hubiera pasado.

— Cariño — mencionó el chico mientras se apegaba a ella. La chica cerró los ojos ante la cercanía, pudiendo sentir, desde sus latidos, hasta aquel bulto que se formaba en su pijama — ¿Por qué te fuiste? — besó ligeramente su cuello,  haciendo que la chica quedara desconcertada.

— Te vi muy ocupado... no quise interrumpir — mencionó con una sonrisa inocente.

— Sabes que detesto cuando mientes... — comentó el rubio mientras jalaba lentamente su cabello.

En un rápido movimiento, la chica se encontraba encima del lavabo, la heladez hizo que se estremeciera, delatandola con un leve gemido.

— Desearía escuchar eso más fuerte — mencionó el chico con voz ronca.

Sus manos, suciamente, recorrieron un torturoso camino desde las piernas hasta el centro de la chica, con un ligero movimiento, esta las abrió lentamente.

— Lista para mi — murmuró al ver que la chica le había dejado el camino libre, los dedos del rubio se hicieron paso entre sus pliegues, dejando que la chica gimiera ante su tacto — ¿Te hago sentir bien? — preguntó con cierta burla mientras esta asentía frenéticamente y buscaba la proximidad de sus cuerpos — Tan linda y mojada para mi...

Sus dedos se introdujeron lentamente en ella, considerándolo como una especie de tortura.

— Pero como te has burlado de mi... primero te hincarás ante mi y luego veremos si puedo hacer algo por ti — murmuró cerca de su rostro mientras con su mano libre jugaba la comisura de sus labios.

— Haría cualquier cosa por ti... — susurró la chica sin dejar de mirarle a los ojos.

Con un sutil movimiento tiró de su cabello mientras se abría paso para besar su cuello.

— Entonces, chúpame la polla...

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¿HAY ALGUIEN CON VIDA POR AQUÍ?

SE SIENTE EXTRAÑO REGRESAR LUEGO DE MUCHO TIEMPO, SOBRETODO CUANDO PERDÍ LA VERGÜENZA Y DIGNIDAD AL ESCRIBIR PUERQUESAS POR AQUÍ, E.

fetish | one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora