Donde escribo historias terribles y tú los lees porque amas a Cody Fern, Jim Mason Michael Langdon y Duncan Shepherd.
Prohibida la copia o adaptación.
Si lo haces, lo sabré y no te va a gustar lo que sucederá.
Langdonftme, actualmente codfxrn
Sentir sus suaves manos acariciar mi rostro, era uno de los deleites por los cuales asistía a trabajar, sus ojos parecían hinoptizarme, mientras que yo cedía a cada uno de sus mandatos.
Aunque claro, ella solo me veía como alguien más a quién maquillar.
- Luces tan callado, ¿Sucede algo? - preguntó con aquella melodiosa voz mientras se acercaba a mi dispuesta a maquillarme.
- Sólo no he podido descansar bien.
"Qué gran actor eres Cody" En especial cuando no pude dejar de pensar en ella durante toda la noche, sentí sus dedos inspeccionar mi rostro, cerrando mis ojos ante su tacto y apostando a que me regañaría ante las evidentes manchas violetas.
- ¿Eric no te dejó dormir anoche? - bromeó haciendo que abriera completamente los ojos, y recordando, por un minúsculo segundo al pelinegro, tragué en seco - Es broma, cariño - aquello me hizo sentir un escalofrío - No debes contarme tu vida privada.
Inmediatamente me puse nervioso, incluso aún más al tan solo contar con una toalla cubriendo de mi cintura para abajo.
Con delicadeza tomó mis brazos mientras dibujaba largas y delgadas líneas en ellas, agregando tonos rojos y esparciendolos a lo largo de los simuladores cortes en mis brazos, su vista estaba a centímetros de la mía, podía sentir su respiración chocar contra mi pecho, sintiendo escalofríos que recorrían todo mi cuerpo.
- ¿Qué tanto miras? - preguntó cruzando nuestras miradas y por solo un segundo, olvidé todo lo que nos envolvía. Sin importar, impacté mis labios con los de ella, tomándola por sorpresa pero eso no pareció molestar, en cambió, sus manos no pusieron resistencia alguna mientras nos abríamos pasó a la sensación más exquisita y excitante, con el temor de ser descubiertos.
Sus labios se separaron de los míos al recapacitar por aquello, sonreí orgulloso ante la evidente y pronunciada hinchazón de sus labios.
- ¡Cody! - me regañó con la respiración agitada - ¿Qué diablos? - preguntó preocupada mientras se alejaba de mí.
- Sé que lo deseas tanto como yo -susurré, mientras caminaba hasta ella, sin importar que aquella delgada tela dependiera de un broche.
- Cody, tienes novio - murmuró sorprendida y asustada.
- Pero lo que siento por ti, es más fuerte cada día.
Aquello pareció sacarle de quicio, por lo que tomó sus cosas y salió del camerino sin decir nada.
Sabía que tarde o temprano regresaría y tendríamos que hablar pero no pensé que en esa misma tarde, ella podría su renuncia y se iría sin despedirse de nadie.
Me sentía traicionado, y herido, al enterarme que ella había renunciado para irse con la competencia, sin importarle lo que sentía y una especie de odio crecía en mi interior, pero esta se apaciguaba con tan solo ver su rostro en la fotografía que tenía en mi bolsillo.
Y ahora me encuentro en el supermercado, cual depredador siguiendo a su presa, le veo sonreír con un chico, casi de la misma altura que yo, cabello rubio y ojos verdes, el chico se parecía físicamente a mí.
Mis ojos ardían de coraje, de no ser por las gafas oscuras, probablemente me hubiera reconocido, aquel rubio coqueteaba con ella, pero, ella no parecía captarlo o si lo hacia, era realmente buena para ocultarlo. Accidentalmente estrellé su carro de compras con el mío, me disculpé y caminé como si nada hacia el otro apartamente.
- Cody - alcancé a escuchar, llevaba ya tiempo en no oír su voz, parecía el mismo ángel caído del cielo.
Me entretuve unos segundos entre los productos, antes de dejar el carro y caminar hacia la entrada al escuchar sus pasos acercarse a mi.
Sentía la adrenalina recorrer mi cuerpo ante aquello, dentro de poco tiempo, la serie llegaría a su fin, dejándome la oportunidad de poder visitarla.
Pero mi estupidez fue más grande, que un día bajé del auto y caminé hacia las instalaciones de Warner Bros. Al ser alguien reconocido, logré escabullirme a donde ella se encontraba.
Abrí ligeramente la puerta, viéndola cambiarse de vestimenta, con pasos silenciosos entré al pequeño camerino, sin que ella se percatara de mi presencia, miré el gran espejo, con fotos de varios artistas, sintiéndome celoso de que ellos podían disfrutar de su compañía.
- ¡Cody! - gritó al verme, sonreí mientras la saludaba desde la entrada - ¿Qué haces aquí?, ¿Cómo demonios entraste?.
- Siento decir que tengo mis métodos - murmuré caminando por la pequeña habitación hasta llegar a ella - ¿En serio nos cambiaste por venir aquí? -pregunté causando cierto temor ante mi presencia. Tal vez Michael Langdon funcionaba más que en la pantalla chica.
- Cody... - murmuró agitada, retrocediendo hasta chocar con la pared.
- ¿Aún sigues extrañandome? - susurré cerca de su cuello - Porque yo aún extraño tu piel recorriendo la mía - deposité un suave beso haciéndola jadear.
- Vete, Cody - empujó débilmente mi cuerpo del suyo - No eres bienvenido aquí - aquello me había dolido - ¿A caso estás siguiendome? - preguntó temerosa, viendo su pecho subir y bajar frenéticamente, sentía satisfacción de verla tan indefensa.
- ¿Eso es lo que quieres que haga? - pregunté sonriendo.
- ¡Vete, Cody! - gritó - Antes de que llamé a seguridad y te saquen de aquí - levanté las manos rindiendome mientras caminaba hacia la entrada.
- Nos veremos luego, cariño -murmuré regalandole una última sonrisa antes de desaparecer.
Estaba equivocada si creía que la dejaría ir tan fácil.
"Cariño, luces tan linda con ese vestido negro, ceñido perfectamente a tu cuerpo"
Justo a las 8:45 pm, le llegó un mensaje de texto de un número desconocido, su cuerpo se tensó al leer el contenido, momentáneamente miró a su alrededor, nadie se encontraba en casa, solo ella lista para salir a un evento, pero si quiera antes de que pudiera salir de la casa, su cuerpo cayó, con brutalidad, al piso.
- Dije que no te dejaría ir tan fácil - murmuró un Cody sonriendo al ver a la chica inconsciente y pronto, su móvil brillando ante una llamada entrante.
